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La Consejería de Sanidad alega que el aparcamiento de 800 plazas en el Retiro supondría un “ligero aumento del tráfico”

Parque del Retiro

Peio H. Riaño

13 de septiembre de 2022 23:30 h

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La Consejería que vela por la salud de los madrileños no encuentra problemas de tráfico ni de contaminación en la construcción de un macroaparcamiento subterráneo de 800 plazas de rotación en el Retiro. Apenas “podría suponer un ligero aumento de tráfico”, concluye el informe al que ha tenido acceso elDiario.es y que ha sido elaborado por dos arquitectos y pagado por la Consejería de Sanidad de la Comunidad de Madrid, partidaria de crear un parking de cuatro plantas bajo el Hospital Niño Jesús con la excusa de reformar el edificio hospitalario a coste cero. A cambio de una inversión de 23 millones de euros para la reforma del centro clínico, la UTE formada por OHL y Tiic 2 Concesiones se quedará con la gestión de los beneficios del aparcamiento los próximos 45 años, en una de las zonas de ocio nocturno en auge conocida como el “nuevo Ponzano”.

La gerencia del hospital ha informado a sus trabajadores que el próximo 3 de octubre empiezan las obras sin tener el visto bueno de la Unesco para realizarlas. Cualquier intervención grave debe contar con la revisión del organismo internacional, dado que el centro se encuentra en el perímetro del Paisaje de la Luz, incluido en la Lista Mundial del Patrimonio hace un año. Si Madrid no quiere perder su lugar en la prestigiosa lista, debe aguardar a la luz verde de la Unesco. Tal y como ha podido saber este periódico, hasta hoy el Ministerio de Cultura, responsable de enviar dicho informe a la Comisión de la Unesco, no había recibido el estudio cuya imparcialidad es cuestionada por los grupos de defensa del patrimonio consultados. Aseguran que aguardarán la respuesta del organismo internacional mientras realizan uno propio para hacérselo llegar también a la Unesco.

Los arquitectos Estefanía Herrero García e Ignacio Javier Gil Crespo son los responsables de este informe de parte, firmado el pasado 12 de junio, que indica que ese “ligero aumento de tráfico” podría ser “atenuado” plantando árboles “antialergénicos, no tóxicos y resistentes al cambio climático”. Los arquitectos de la empresa Anfión encuentran en la construcción del aparcamiento la solución al colapso funcional que vive el hospital desde hace años.

Desbordado por la contaminación

Los autores aseguran que la falta de aparcamiento ocasiona “tráfico de merodeo”, “el cual está demostrado que genera un aumento de la contaminación atmosférica y acústica por circular en marchas cortas”, mientras los conductores buscan un sitio para aparcar. Sin embargo, no incluyen ningún informe ni análisis del incremento de los compuestos gaseosos o metales pesados que supondrá la creación de 800 plazas de aparcamiento de rotación en el barrio. En ningún caso justifican a qué se refieren con “ligero aumento de tráfico”, porque no aportan investigación alguna al respecto. Este es el aspecto más delicado de todos, porque la Unesco ya advirtió al Ayuntamiento de Madrid que debía reducir tráfico y contaminación y aumentar zonas peatonales.

Reconocen la disminución de la incidencia del tráfico después de la implantación del carril bus en 2018. Hay 10 líneas de autobús con dos paradas a la puerta del hospital y tres puntos de BiciMad cerca, además de una parada de taxis. La comunicación en transporte público es “muy buena”, indican en el informe. Pero se amparan en que para los usuarios que acuden en su vehículo privado a emergencias “el aparcamiento en la zona SER es una alternativa con problemas”. Además, justifican que el transporte privado de los trabajadores del hospital es “para muchos la única opción”. El aparcamiento les reservará 300 plazas, pero a razón de 45 euros mensuales. 

Las nuevas especies de árboles, aseguran los arquitectos, “ayudarían a absorber el CO2 y ruido ambiental, a la vez que permite una regulación térmica”. Esta medida parece inviable con las políticas medioambientales del alcalde José Luis Martínez-Almeida, que a finales de agosto de 2020 dejó sin árboles, precisamente, el oasis verde de la cercana plaza del Niño Jesús. Casi 60 árboles desaparecieron con una tala que acabó con el muro natural que aplacaba la contaminación que ahora reivindica el informe pagado por la Consejería de Sanidad. A lo largo de las 220 páginas queda claro que en lugar de entender los espacios verdes como un lugar a proteger se interpretan como pulmones que pueden con toda la contaminación.

Fuera de control

Los arquitectos explican algo que a los vecinos de Retiro les resultará conocido desde entonces: la conservación del jardín del hospital es “bastante mala”. Los vecinos nunca recibieron explicaciones a la tala indiscriminada que ahora se aprovecha para asegurar que el jardín se recuperaría con la construcción del aparcamiento subterráneo. “La propuesta de renaturalización del hospital busca continuar con el actual proyecto del hospital denominado 'el Retiro invade el Niño Jesús', llevándolo más allá de un tema estético”, escriben en su informe. 

El jardín es una zona protegida incluida en el Bien de Interés Cultural (BIC) amparado por el edificio histórico del hospital. Los autores del texto indican que la zona tiene un valor patrimonial muy elevado, pero en sus conclusiones creen que el proyecto de casi 23 millones de euros “no produce un impacto negativo en lo referente a la afectación de los valores universales excepcionales del Paisaje de la Luz”. Y añaden que con la ampliación “se pueden potenciar” estos valores que, actualmente, “tienen una situación más comprometida”. Tal y como se expone, se llega a una curiosa paradoja: el rescate del jardín sólo es posible con las cuatro plantas de aparcamiento y el incremento del tráfico y de la contaminación. 

Después de años de desatención y soluciones improvisadas, los arquitectos se han encontrado con el retrato más crudo de la situación de este hospital: en la parte trasera hay módulos prefabricados (barracones) adosados al edificio histórico que perturban su visión; hay un aparcamiento fuera de control, donde los trabajadores maniobran como pueden en un espacio no acondicionado para ello y llegan a acumularse cerca de 300 vehículos; además hay un edificio de los años 60 sin terminar de construir que declaran en “ruina técnica” y que proponen demoler. Aseguran que esta situación de abandono está generando un impacto negativo sobre el conjunto protegido. 

Todos los problemas, aseguran los firmantes, quedarían “neutralizados” si se ejecutara la ampliación y la construcción del aparcamiento. Ahora el informe viajará a París, donde lo evaluará el Centro de Patrimonio Mundial de la Unesco. El próximo día 22 se presentará en la reunión del Consejo Cívico y Social, donde no está incluido en el orden del día, pero donde el informe será el protagonista del debate. 

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