Todos los contratos del Zendal: 170 millones para un hospital ya sin apenas actividad que triplicó sus costes

Hace casi un mes que el hospital de emergencias Enfermera Isabel Zendal cambió de director. El hombre al que Isabel Díaz Ayuso puso al frente del “hospital de pandemias que iba a sorprender al mundo”, en palabras de la presidenta madrileña, ha sido destinado a otro cargo dentro de la Consejería de Sanidad. Una constatación más de que este centro sanitario ha dejado de tener sentido solo diez meses después de su puesta en marcha en diciembre de 2020 tras la reducción drástica de contagios gracias al éxito de la vacunación. Un periodo corto de tiempo que no ha impedido que el edificio que Ayuso convirtió en su gran hito de su gestión durante la pandemia, haya sido un pozo sin fondo de gasto público.

El coste real de la infraestructura que la presidenta madrileña mandó a construir en tiempo récord –a la vez que se negaba a contratar a más sanitarios para su puesta en funcionamiento– ha ido publicándose a cuentagotas en el Portal de Contratación de la Comunidad de Madrid. A día de hoy se desconoce si la cuantía está completa, pero esas cifras ya reflejan unos sobrecostes que ascienden al 149%. Los datos que ha recopilado y analizado elDiario.es de todos los contratos que se han hecho públicos estipulan una cuantía que asciende 170,5 millones de euros, el triple de lo que se anunció: 51 millones.

Los sobrecostes del Zendal, solo en lo que se refiere a las obras de construcción, ascienden al 149% del total. El edificio sanitario está compuesto por varias naves industriales y puede albergar hasta 1.000 camas y 40 UCIs, aunque carece de habitaciones como tal y quirófanos ya que es un espacio diáfano en el que se comparten los baños y tampoco hay cocinas. Ayuso quiso replicar el hospital improvisado de Ifema, que convirtió en la propaganda de su gestión durante la primera ola, lo que hace una infraestructura que en ningún caso puede asemejarse a un hospital tal y como lo conocemos.

Levantar el edificio situado en el norte de la capital, en Valdebebas, ha supuesto para las arcas públicas 140,1 millones, el 82% del presupuesto. Las empresas que se llevaron a dedo la adjudicación de las obras–sin concurso público ni publicidad– fueron un total de siete, con Ferrovial, Dragados y Constructora San José a la cabeza, que acumulan la mitad del coste de la infraestructura. Estas constructoras acabaron registrando sobrecostes respecto al contrato inicial firmado del 170%.

Los otros 30 millones se han destinado a mobiliario, equipo sanitario, informático o seguridad, entre otros gastos. Solo en mantenimiento de la infraestructura se han gastado ya, en apenas diez meses, 2,6 millones de euros. En la limpieza se han ido otros dos millones.

Los desembolsos más llamativos están en el mobiliario y la informática. En el equipamiento para dotar a la sala de prensa, el Gobierno regional gastó 369.759 euros, un contrato que se llevó a dedo El Corte Inglés. Para la llamada “sala de crisis”, un espacio que la consejería de Sanidad asegura que es “polivalente”, fueron a parar otros 323.958 euros. Otro de los escándalos sonados alrededor de las empresas adjudicatarias tiene que ver con el contrato de seguridad. Se lo llevó hasta en dos ocasiones a dedo Ariete seguridad por 2,1 millones de euros. En la sociedad figura como administradora única una exconcejala del PP en Alcorcón Silvia Cruz Martín.

Y es que la totalidad de la construcción del Zendal y su puesta en marcha se ha hecho con contratos a dedo, sin publicidad ni concurrencia pública. Es decir, fue el Gobierno de Ayuso el que decidió sin sacar a concurso las licitaciones a qué empresas llamaba para levantar el proyecto. 151 contratos que se licitaron a través de la contratación de emergencia. Otros nueve fueron contratos menores, es decir, cuyo importe no supera los 18.000 euros, IVA incluido y que no están obligados a sacarlos a concurso.

Ayuso pudo acogerse a este tipo de contratación gracias a los estados de alarma decretados por el Gobierno, que tanto ha cuestionado y que ha usado de arma arrojadiza contra Sánchez.

El primer estado de alarma, decretado durante el peor momento de la pandemia en la primera ola, fue tumbado por el Tribunal Constitucional después de que Vox lo recurriera. El segundo sigue en estudio pero previsiblemente también será declarado ilegal. Una sentencia que la presidenta madrileña ha utilizado para criticar al Gobierno pero cuyos beneficios no dudó en utilizar durante todo 2020 y parte de 2021, como por ejemplo para levantar esta infraestructura, y en otros numerosos contratos.

El Gobierno regional también hizo uso de ese método de contratación durante unos meses valle entre julio y septiembre en los que no había estado de alarma argumentando que la urgencia del proyecto por la crisis sanitaria era suficiente justificación, mientras se negaba a contratar más sanitarios.

La infraestructura fue criticada desde su anuncio por la oposición y también por los sindicatos sanitarios, que siempre vieron con escepticismo destinar esos millones a un edificio que dejaría de tener sentido en poco tiempo, mientras había otras urgencias que a día de hoy no han sido subsanadas. El coste de la infraestructura según los datos actuales disponibles, 170,5 millones de euros es, por ejemplo, más del doble de dinero –80 millones– que la presidenta madrileña aseguró que destinaría hace ahora un año a reforzar la Atención Primaria en un plan a tres años. Doce meses después de ese anuncio, los centros de salud siguen esperando un refuerzo que no llega.

Nadie aclara ahora para qué servirá el Zendal cuando acabe la pandemia. Actualmente solo hay 20 pacientes ingresados en planta, el 2% de su capacidad y otros 12 en UCI y 14 en UCRI, según los datos facilitados a esta redacción por parte de la Consejería de Sanidad. La incertidumbre de qué hacer con un edificio que solo su mantenimiento costará varios millones de euros al año, llevó a Ayuso incluso a ofrecérselo a Pedro Sánchez en su reunión bilateral el pasado julio.

Dotarlo de personal durante los últimos meses diez meses obligó a que 1.538 sanitarios dejaran sus hospitales habituales, cuyos centros vieron alterado su funcionamiento a la vez que seguían atendiendo a pacientes Covid. La dificultad para conseguir a profesionales que quisiera trasladarse, porque la orden era no contratar a más, llevó a que el Gobierno regional ordenase que no se contratara de nuevo a ningún sanitario que rechazara ese destino. Desde su apertura y hasta el 20 de julio, por la unidad de críticos del Zendal pasaron cinco intensivistas, de forma rotatoria, según datos publicados por El País.

Otro de los proyectos que se pensó es utilizar la infraestructura para los pacientes del hospital de la Paz cuando este empiece a rehabilitarse. Pero la realidad es que sin quirófanos, sin habitaciones, sin cocina y con baños compartidos entre ocho pacientes, el Zendal está lejos de prestar los servicios de un hospital tradicional como el de la Paz, uno de los más grandes de la región.

El último anuncio sobre su posible utilidad ha sido convertirlo en un centro de rehabilitación de pacientes que hayan pasado la Covid-19 y le hayan quedado secuelas. Muchas propuestas pero ninguna concreción para la infraestructura con la que Ayuso buscó hacer “historia”.