Covadonga, Flandes y la amnistía: cientos de personas rezan en Madrid para que la Virgen interceda contra Sánchez
En la mitología nacional católica no es habitual que la virgen María interceda por España, pero aún hoy insisten algunos devotos en que a veces la madre de Jesús sí se arremanga e interviene. Para Andrés Calderón, candidato a inspector de policía y aspirante desde la adolescencia a ‘influencer’ del catolicismo nacional laico, la intercesión se produjo al menos en dos ocasiones: cuando Don Pelayo batallaba contra los moros en el siglo VIII y cuando los tercios se las veían tiesas con los holandeses en el XVIII. Ahora, superado el segundo milenio, otro peligro acecha: Pedro Sánchez y la amnistía. Y la virgen, confía Calderón, no anda lejos.
Así lo explica él mismo, provisto de un megáfono, ante los centenares de personas que comparecen ante la iglesia de la Inmaculada Concepción, en la esquina de las calles marqués de Urquijo y Ferraz de Madrid, muy cerca de la sede del PSOE en la que desde hace más de un mes se manifiestan los críticos con Pedro Sánchez y el PSOE. Acaba de terminar el rezo del “rosario nacional por la unidad de España”, convocado por varios grupúsculos integristas católicos coincidiendo con el festivo de la Inmaculada. “En momentos críticos, el pueblo español reacciona y nunca se encuentra solo. Siempre va de la mano de Dios y de la virgen María. Lo vimos en Empel [cuando lo de Flandes], lo vimos en Covadonga [cuando lo de Asturias] y lo vemos hoy aquí”, avisa.
Calderón, veinteañero, ha adquirido cierta notoriedad entre los manifestantes en Ferraz por liderar los rezos, y más después de que la policía lo multase por insistir en convocar a la oración multitudinaria en la calle sin avisar previamente. El hombre sostiene que la multa le impedirá aprobar las oposiciones a inspector, pero asegura que no se arrepiente, pues la causa lo merece. De rebote, ha logrado una popularidad en ciertos ámbitos del catolicismo subterráneo por la que lleva fajándose una década en las redes sociales, con una defensa de la religión y la españolidad que comenzó apenas adolescente.
Entonces era objeto habitual de chanza (algunos detractores lo bautizaron como “Españamán”), pero hoy es protagonista. Y en este día 9, con cierta puesta en escena: un pupitre con una pequeña escultura de la Virgen —no la Inmaculada, sino otra, no les dio tiempo a encontrar la buena, reconoce— y una bandera de España con María estampada.
El acto comienza pasadas las 19.30h, cuando la misa en el interior de la iglesia ha terminado y sin que el cura participe. “Veo mucho figurante”, dice un hombre mayor, que no se fía del fervor de todos los presentes. Una mujer lleva una camiseta con el texto “Police for freedom” con la imagen de unas manos que rompen unas esposas. Se ven banderas de España en todas sus configuraciones. Está la oficial constitucional, la misma con un siete en el lugar del escudo (en señal de crítica a Felipe VI por no evitar que Sánchez jurase el cargo) o con el corazón de Jesús, y la blanca con la cruz de Borgoña. También una menos simbólica con el lema “viva la unidad de España”.
El rosario se reza entero, con los misterios al completo y sin que abunden los figurantes que creía ver el señor de antes: la mayoría vocaliza y no murmulla. A la media hora, terminan. Calderón, que empezó algo nervioso, está satisfecho del éxito de la convocatoria, que da muestra del repudio a la “desmembración territorial y espiritual” de España. Da gracias a su familia por el apoyo y anuncia, como desde el principio parecía inevitable, que los rosarios continuarán, a razón de uno cada primer sábado de mes. Así como la liturgia termina, vuelven los cánticos políticos: “No es un presidente, es un delincuente. Sánchez a prisión”. Los antidisturbios ya han bloqueado con vallas el paso a Ferraz.
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