Sonia abre el ordenador para pedir cita en Atención Primaria por la web. La aplicación le da la opción más temprana: tres días después. Su ambulatorio está en el centro de Madrid. Concepción está al otro lado, es médica de familia pero en una consulta del norte. Hay semanas que sus pacientes tienen que esperar cuatro o cinco días para que los vea. En una tarde puede atender a 50, uno por cada cinco minutos.
La media de tiempo que pasa desde la petición de cita hasta la atención en consulta supera en la región las 48 horas. 2,26 días concretamente, según datos recopilados por Comisiones Obreras a partir de muestras tomadas en 68 centros de la Comunidad, un 25% del total. La zona oeste es la que registra mayores retrasos (2,81 días de media) en medicina de familia y también en enfermería (2,25 días). En todo caso, cerca del 70% de las veces el paciente debe esperar más de 24 horas y en algunos casos las demoras se prolongan hasta siete días.
En pediatría los retrasos están más controlados: solo un 26% de las familias aguarda más de un día para que atiendan a los menores. La media está en 1,21 días, aunque se dispara a casi el doble en la zona sureste, con 2,4 días. Estos datos son resultado de una recogida efectuada por delegados de CCOO cada día de febrero de 2018 (de lunes a jueves) y una semana de marzo en centros repartidos por las siete direcciones asistenciales en las que se divide la región.
La Consejería de Sanidad considera que esperar una media de más de dos días “no es un mal tiempo”. “Son mejorables, pero adecuados”, señalan fuentes de la cartera. No piensan lo mismo los sindicatos y los sanitarios. “Tenemos una Atención Primaria que es la puerta de entrada al sistema y que en 24 horas no es capaz de resolver el problema del ciudadano, lo que aboca a la gente a ir a las urgencias”, explica Marisa Fernández, responsable de Atención Primaria de Comisiones Obreras.
El informe elaborado por el sindicato apunta que “en estas circunstancias es lógico esperar que si las personas tienen síntomas que les resultan preocupantes acudan a otros circuitos asistenciales, generalmente las urgencias pero hospitalarias pero también la medicina privada”. La tarta de los seguros privados no ha dejado de crecer con la crisis: el gasto sanitario directo de particulares ha subido 3.000 millones en cinco años.
El número de consultas de Atención Primaria se redujeron en Madrid un 11,4% entre 2010 y 2016, según la última memoria del Servicio Madrileño de Salud (SERMAS), mientras las atenciones en urgencias hospitalarias crecieron más de un 17%. Las fluctuaciones son mucho mayores a la media nacional, más del doble. “En el hospital se nota. Vienen algunas personas diciendo que en su médico le dan cita para muchos días después y también vemos a pacientes que acuden a urgencias para que les hagan las pruebas para las que tienen que esperar meses por cita”, asegura Guillén del Barrio, enfermero del servicio de urgencias de La Paz y delegado de MATS.
Este traslado de la presión se explica, en parte, por el funcionamiento mejorable de las urgencias en los centros de salud. “Están pensadas para cosas urgentes pero leves. El problema es si no hay manos en el centro de salud porque todo está al límite y es imposible parar las citas porque van hasta arriba. Así esta atención se va al garete y la gente termina viniendo al hospital”, relata el sanitario.
CCOO y MATS destacan que el “abandono de la atención primaria significa más gasto”. “Si vas con una infección de orina al centro de salud por urgencias, suelen comprobar los síntomas y recetar antibiótico; en el hospital –compara del Barrio– se genera un gasto en pruebas y horas de trabajo de residentes”.
Un paciente cada cinco minutos
Laura (nombre ficticio) trabaja como médica de familia en un municipio del sur de Madrid. “Debería acabar mi consulta diaria a las siete y media de la tarde pero la mayor parte de los días no termino antes de las ocho y cuarto. Cuando ves que empiezas con el retraso, empieza el agobio. A veces apretamos las piernas por no levantarnos a hacer pis pensando: venga, a ver si voy reduciendo y ahora voy”, cuenta en conversación con eldiario.es. “Llevamos seis años de mal en peor”, remata.
Concepción, también médica de cabecera, comparte el diagnóstico. Los peores días, apuntan las dos, son los que hay bajas o faltas inesperadas de compañeros. “Como siempre estamos al límite, cualquier falta tiene mucho impacto. Si falta un compañero tardan al menos 15 días en traer suplente, y tenemos que repartirnos las consultas”, explica Laura. Concepción recuerda cómo hace cinco años se jubiló un compañero y se dividieron entre varios sus 2000 pacientes porque plaza no se cubrió. “Los moscosos y las vacaciones que nos da la administración no le cuestan nada a la administración porque no se cubre con nadie. Nos cubrimos entre nosotros”, añade.
En Madrid, cada médico asume por ratio la atención de 1560 pacientes; en el resto de comunidades la cifra baja de media 1381, según los datos oficiales del SERMAS más actualizados, correspondientes a 2016. Pasa lo mismo con los enfermeros –1996 frente a 1560– y los pediatras –1173 en comparación con una media de 1040–. La Consejería de Sanidad enmarca las diferencias en la diversidad de concentraciones demográficas en España. “Cuánto más dispersa es, hay que multiplicar el número de profesionales para llegar a todos los ciudadanos. Teniendo en cuenta la concentración demográfica, estamos en niveles adecuados”, explican. El consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, anunció una OPE de 400 plazas fijas en Atención Primaria de las cuales “300 se tramitan ya este año para mejorar la dotación de recursos humanos”, aseguran fuentes de la cartera.
Demoras disparadas en fisioterapia: 71 días
Los datos recabados por Comisiones Obreras revelan también también demoras prolongadas en las unidades de apoyo de Atención Primaria: fisioterapia, odontología, matronas, trabajadoras sociales... La media para que te atienda un fisioterapeuta son 71 días. En un 100% de los casos recogidos el tiempo de espera sobrepasó los 15 días y en el 60% los dos meses. El dentista infantil tiene unas demoras de 63 días, según los mismos datos. El resto de especialistas citados no bajan de una semana de espera.
“Dicen que somos el primer escalón y nos cargan con todo. Y según pasa el tiempo te piden que hagas más cosas: no derives, da soluciones”, apunta Laura. Concepción admite que en ocasiones ha dejado de derivar a especialistas si pensaba que ella podía da atención en varias citas con más frecuencia, como en casos más leves relacionados con salud mental, como crisis de ansiedad.