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El PSOE da el primer paso para expulsar a la alcaldesa de Móstoles un mes después de estallar la polémica de los enchufes

Los enchufes de la alcaldesa de Móstoles están poniendo patas arriba el PSOE de Madrid. La marejada interna se remonta a principios de septiembre. Pero, al contrario de lo esperado, las noticias sobre la colocación en cargos públicos de familiares y amigos no ha cesado hasta hoy: primero fue su hermana, después su tío con un complemento mensual de 1.600 euros y el último ha sido su expareja. Además, otro de sus nombramientos, el del Gerente de Urbanismo, ha sido tumbado por la justicia.

La polémica ha llegado este martes a Ferraz, la sede federal del PSOE. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha tenido que responder durante su inicio de campaña ante el goteo de titulares de las últimas semanas. En una entrevista en la cadena Ser ha mostrado “sorprendido” y ha puesto el asunto en manos del PSOE de Madrid. Así que un mes después de que estallara el escándalo de nombramientos, la Ejecutiva socialista regional ha empezado a dar los primeros pasos reglamentarios para expulsar a Noelia Posse.

El inicio de las actuaciones se produce cuando ya hay voces dentro del partido que consideran que no puede seguir en el cargo público con estos antecedentes. El primer movimiento se ha producido este martes para enviar a la regidora ante la Comisión de Ética, donde comparecerá para explicar y justificar la larga lista de movimiento sospechosos.

El secretario general regional ya ha avanzado, antes de conocer el informe de la comisión, que “es posible que se hayan incumplido algunos aspectos recogidos en nuestras normas internas y código ético”. Con el veredicto del órgano de garantías, que ha recibido esta misma mañana la petición de la Secretaría de Organización para analizar el asunto, el PSOE puede expedientar a la regidora y, en última instancia, suspenderla de militancia. Siguiendo este procedimiento, el partido tiene un paraguas para justificar su ruptura con Posse.

Franco ha lanzado mensajes duros contra la alcaldesa en las últimas semanas. Protagonizó un tira y afloja público con la regidora, a quien pidió públicamente que cesara a su hermana como coordinadora de redes sociales del Ayuntamiento. Posse terminó cediendo pero nunca admitió el error que su partido había lamentado. Después vinieron más colocaciones, que el líder de los socialistas madrileños calificó como “obscenas”. También hubo reacciones en el pueblo: la regidora no pudo dar el pregón porque el ruido de una cacerolada de protesta se lo impidió.

“En el partido no hay nadie intocable y se actuará con todas las garantías pero también con toda contundencia”, ha anticipado Franco este martes. Estas advertencias explícitas aterrizan en medio de una crisis interna en la que el propio secretario general admite que puede haber “fuego amigo”. “Es posible que compañeros desde dentro alimenten esta hoguera, no lo descarto”. Miembros de la Ejecutiva asisten atónitos a la situación y emplazan, en privado, a tomar una decisión contundente. Uno de ellos, Carlos Morales, ha reclamado públicamente la dimisión de Posse y ha acusado a Franco de “desidia” por la tardanza en tomar medidas.

Sin embargo, tanto en la dirección regional como en Ferraz admiten que la salida no es tan fácil en parte por la propia división en la agrupación mostoleña. El Ayuntamiento de Móstoles es una plaza importantísima para los socialistas: es el segundo consistorio más grande después de la capital y un núcleo vital de poder en el sur de Madrid para el partido.

Posse acabó como regidora en la parte final de la anterior legislatura, cuando el entonces alcalde, David Lucas, dimitió. Esa decisión “fue un elemento sorpresivo”, según reconoce hoy un destacado dirigente de la federación. También ahora surge la pregunta en el PSOE madrileño de por qué acabó siendo Posse la sucesora cuando era la número seis de la candidatura.

Una agrupación local dividida

Fuentes socialistas apuntan a que la siempre convulsa agrupación de Móstoles estaba en ese momento abierta en canal. Posse, que formaba ya por entonces parte de la Ejecutiva regional, también contó con el respaldo de una parte del partido a nivel local –y los concejales que iban por delante en la lista terminaron renunciando al bastón de mando hasta que llegó su turno–. Tras esa elección, la alcaldesa repartió el poder de la agrupación, que quedó en manos de Álex Martín como secretario general, y ella como presidenta –un puesto simbólico en el organigrama socialista–, aunque el secretario de Organización es un hombre de su máxima confianza.

La intención de la dirección socialista es que Posse renuncie ante el escándalo y ni siquiera se descarta la suspensión de militancia. Sin embargo, fuentes socialistas admiten que la agrupación local está dividida y que la solución puede no ser sencilla.

La regidora podría mantener el bastón de mando por mucho que perdiera el carné del PSOE, aunque eso obligaría a sus socios de Gobierno a tomar una decisión. Los socialistas gobiernan en coalición con Más Madrid Ganar Móstoles, que ya ha pedido su dimisión, y Podemos, que ha mantenido perfil bajo en este asunto. Cada uno de los grupos tiene una concejalía y, llegados a ese punto, tendrían que decidir si sostienen en el poder a una alcaldesa expulsada de su partido. En todo caso, Posse podría seguir en el Ayuntamiento con un gobierno débil y con dificultades para sacar adelante cualquier iniciativa.