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El primer año de Madrid Central deja los datos más bajos de contaminación pero son insuficientes para cumplir la ley

El primer año de implantación de la zona de bajas emisiones en el centro de Madrid ha dado como resultado los datos más bajos de contaminación desde que se tienen registros. Sin embargo, la reducción aún no es suficiente. La capital sigue estando fuera de la ley. Por décimo año consecutivo supera los límites legales de tóxicos fijados por la Unión Europea hace una década para proteger a la población. 

Es el balance sobre la calidad del aire de 2019 que ha realizado Ecologistas en Acción a partir de los datos de la red de medición del Ayuntamiento de Madrid. Su principal conclusión es que las restricciones a los vehículos de Madrid Central han provocado una “reducción generalizada de la contaminación” en toda la ciudad, como ya avanzó la organización en otro informe a principios de diciembre. “No existe ningún efecto frontera en el entorno de Madrid Central. Más bien habría que hablar de un efecto contagio, que ejerce un efecto positivo sobre la calidad del aire en el conjunto de la ciudad”, apunta la organización. 

Pese a que los datos son positivos, el informe subraya que “la medida (Madrid Central) por sí sola no resulta suficiente para conseguir el cumplimiento de los límites legales”. España espera a ser juzgada por los tribunales europeos por los incumplimientos reiterados. Bruselas constató en julio un cambio de rumbo de las políticas medioambientales en la ciudad con el intento frustrado de suspender las multas en la zona de bajas emisiones impulsado por el Gobierno de José Luis Martínez-Almeida y reactivó el proceso sancionador, que estaba en pausa gracias al plan anticontaminación presentado por el equipo de Manuela Carmena, cuya principal medida es Madrid Central. 

Los límites legales de contaminantes están establecidos en una directiva europea aprobada en 2008 y aplicable en España desde 2010 que fija dos umbrales que no pueden sobrepasarse en ninguna de las 24 estaciones de medición. Por un lado, el valor medio anual de No2 no debe ser superior a 40 microgramos por metro cúbico (μg/m3) y, por otro, el valor horario no puede superar los 200 μg/m3 en más de 18 ocasiones al año. Estos dos requisitos no se han cumplido. 

En 2019, dos estaciones de las 24 que componen la red se pasaron del valor medio anual. Es el mínimo de la serie histórica. Hasta ahora, 2014 había sido el año con los datos más positivos con seis estaciones con incumplimientos. En 2016 fueron 13; en 2017, 15; y en 2018, siete. Por otro lado, solo una estación de toda la red, también Plaza Elíptica, rebasó el valor límite horario, “algo sin precedente hasta la fecha”, según el informe. Las dos áreas conflictivas son Plaza Elíptica y Escuelas Aguirre, no solo por sus altos valores de NO2 sino también en partículas en suspensión (PM10 y PM2,5).

El dióxido de nitrógeno que hay en el aire de Madrid procede sobre todo de la oxidación del NO, cuya fuente principal son las emisiones originadas en los motores de combustión de los automóviles, especialmente los diésel. La combustión de carburantes fósiles generada por el tráfico también produce la liberación de pequeñas partículas y otras más grandes que quedan flotando en el aire y penetran en las vías respiratorias. 

Estos datos se registran en un año, 2019, que no fue especialmente favorable en la meteorología. Hubo menos días con precipitaciones (76 frente a 113 en 2018) de la media de la última década y estas se repartieron de manera desigual a lo largo del año. Fueron muy escasas en el primer semestre y más frecuentes hacia el final.

Pese a estas “condiciones adversas”, la red experimenta un descenso medio de los valores de NO2 de un 10% en toda la ciudad, dentro y fuera de los límites de Madrid Central. 22 de las 24 estaciones reducen los niveles de NO2 en relación con el promedio entre 2010 y 2018. Las excepciones son los puntos de medición ubicados en el Ensanche de Vallecas y en el parque Juan Carlos I. “Donde menos se reduce es en estaciones muy periféricas”, apuntan desde Ecologistas. Estos datos contradice el “efecto frontera” al que aludió el PP y también Ciudadanos en la campaña electoral para desmantelar la medida. 

2019 ha sido el primer año de implantación completa de Madrid Central. Entre enero y marzo la política estaba en vigor aunque no se ponían multas. Fue la llamada “fase informativa”. A partir del 15 de marzo, Madrid Central cobró toda su fuerza cuando empezó el periodo efectivo de multas a infractores. A partir de este momento, los valores de NO2 experimentaron la máxima reducción en toda la red. 27 μg/m3 en abril, 22 en mayo, 25 en junio... hasta agosto, cuando se quebró la tendencia. 

Pero el dato más llamativo se encuentra dentro de la zona de bajas emisiones, en la única estación que está en el interior del perímetro. Las mediciones efectuadas en la Plaza del Carmen por primera vez desde el año 2000 están por debajo del límite legal europeo. Es decir, cumple con la normativa, gracias a un descenso de los niveles de contaminación del 22% respecto a la media registrada entre 2010 y 2018. 2019 ha finalizado con 36 microgramos por metro cúbico de valor medio anual frente a los 46 de media entre los años 2010 y 2018. Además, Plaza del Carmen anotó durante seis meses del año pasado los valores mínimos de la década y, en abril, el más bajo de la historia de la estación desde el año 2000 (22 μg/m3). 

Un pico anómalo tras el cambio de Gobierno

Ecologistas en Acción ha encontrado, sin embargo, anomalías en esta estación que atribuyen a la modificación de las políticas medioambientales en Madrid con el cambio de Gobierno municipal en junio de 2019. Los datos analizados revelan un aumento de los niveles de contaminación (NO2) de un 52% entre el segundo y el tercer trimestre del año pasado. Un pico que es inédito en la serie histórica, según el estudio. “El incremento de 12 microgramos registrado únicamente en la estación Plaza del Carmen y únicamente en el año 2019 se trata de un fenómeno excepcional y sin precedentes”, dice el informe, que detecta una “pérdida de eficacia” de la medida y la apoda como “efecto Almeida”. 

La organización relaciona directamente este dato con la “confusión” que ha generado la política comunicativa del Gobierno de José Luis Martínez-Almeida con las restricciones en vigor y con la “tergiversación de los datos” por parte del Ayuntamiento. “Lo atribuimos al lío que hicieron a la gente con la moratoria. Después llegó la decisión del juez de restablecer las multas. El logo de Madrid 360 (la nueva estrategia) está ya en todas partes y los ciudadanos no saben qué es lo que está en vigor”, considera el responsable de Calidad del Aire de Ecologistas en Acción, Juan Bárcena, que considera que, si Madrid Central no hubiera vivido estos vaivenes, “se habrían registrado niveles de contaminación nunca vistos en Plaza del Carmen”.  

El Ayuntamiento de Madrid informará sobre estas mediciones, tomadas de la red oficial, al Gobierno de España, que a su vez tendrá que rendir cuentas con la Unión Europea. España se encuentra inmersa en un proceso de sanción que enfiló su última fase cuando el Ejecutivo municipal capitaneado por PP y Ciudadanos impulsó a principios de julio la suspensión de las multas. Tras este anuncio, la Comisión Europea anuló la prórroga de gracia que había concedido a España por rebasar varias veces los umbrales legales de contaminación y terminó por llevar el caso ante el Tribunal de Justicia Europeo. Unos días después, la moratoria en las sanciones por entrar sin permiso a Madrid Central fue tumbada en los tribunales. 

El delegado de Medio Ambiente y Movilidad, Borja Carabante, ha reconocido que el balance de la calidad del aire de 2019 tiene datos “bastante positivos” pero los achaca a que hubo condiciones meteorológicas que contribuyeron a ello, aunque los ecologistas han constatado que hubo menos precipitaciones. “Mejoran pero hay que recordar que seguimos incumpliendo la directiva europea, por lo tanto Madrid Central ha sido ineficaz”, ha afirmado Carabante ante los medios. 

El recorte de Madrid Central, a los tribunales 

El Consistorio que dirige José Luis Martínez-Almeida ha tomado dos decisiones sobre Madrid Central hasta el momento: recortar el perímetro para sacar dos calles que vuelven a estar abiertas al tráfico sin restricciones y otorgar moratorias a colectivos especiales, como las familias con hijos dentro del perímetro de Madrid Central o a los camiones de mercancías de más de 3.500 kg. Ecologistas en Acción ha anunciado este jueves que ha presentado un recurso contencioso-administrativo contra estas medidas acordadas en la última Junta de Gobierno del año. “Vamos a defender por todos los medios posibles las políticas que mejoran la salud y la vida de la gente”, ha remarcado el portavoz, Paco Segura. La organización vuelve a llevar así a los tribunales las medidas tomadas por el Consistorio tras lograr frenar la moratoria de multas en julio por esta vía. 

Así las cosas, la zona de bajas emisiones continúa funcionando a pleno rendimiento. El bipartito que gobierna Madrid debe ahora ponerse de acuerdo sobre si permite el paso a los vehículos C altamente ocupados, como perfilaron en la estrategia presentada en septiembre (Madrid 360), o si finalmente se desiste de la idea, rechazada por Ciudadanos, la oposición de izquierdas y los científicos. 

Para Ecologistas en Accion resulta “un enorme despropósito desmantelar de facto esta positiva medida de reducción de la contaminación en Madrid, que se ha demostrado eficaz en la mejora la calidad del aire de la ciudad, que nos acerca al cumplimiento de los valores límite legales y sobre todo que permite mejorar la salud pública de la ciudad”. “Si lo que viniera era mantener y reforzar lo que ya se demuestra que existe, si fuéramos en esa dirección de seguir reduciendo las emisiones, nos alejaríamos del horizonte de las multas. Pero si promocionamos el uso del coche iremos de cabeza a la multa”, anticipa el responsable de Calidad del Aire, Juan Bárcena. 

La organización pone en valor Madrid Central como una “buena herramienta”, pero aseguran que no ha resuelto “todos los problemas de contaminación”.  Por eso, la organización recomienda mantener y “complementarlo” con medidas adicionales en otros ámbitos de la ciudad para cumplir con la legislación, como los carriles Bus-Vao en los accesos a Madrid desde la corona metropolitana. El Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid empujaron la puesta en marcha de este carril en la A-2 y el proceso se encuentra en sus últimos trámites. 

El ozono troposférico (O3) no mejora

La normativa europea no solo marca límites legales para los valores de dióxido de nitrógeno, sino también para las partículas en suspensión (PM10 y PM2,5) y para el ozono troposférico (O3). En el primer caso, Madrid se quedó por debajo en todos los casos. En el segundo, la situación no mejora y la capital supera los máximos. 

Ninguna de las 13 estaciones que miden el PM10 sobrepasaron el máximo de 40 µg/m3, aunque dos de ellas rebasaron la recomendación de la OMS, 20µg/m3, (Escuelas Aguirre y Urbanización Embajada registraron 21 µg/m3 ) y otras dos se quedaron en el límite. El valor medio, además, fue el más bajo de la década.

En cuanto a las partículas PM2,5, las más dañinas para la salud, tampoco se superaron los límites legales fijados por la UE dentro de las ocho estaciones que las miden. Sí se excedieron los valores máximos recomendados por la OMS, que es más exigente, en Plaza Elíptica, con 12 µg/m3. “Esta situación es coherente con una lenta tendencia de descenso en estos contaminantes durante los últimos años en Madrid”, dice el informe. 

Ecologistas en Acción advierte que hay un contaminante que no se está reduciendo: el ozono troposférico (O3). “Seis de las catorce estaciones que lo miden superaron el valor límite legal octohorario (120 µg/m3 durante ocho horas) y tres superaron el umbral de información a la población (180 µg/m3 durante una hora), niveles similares a los de años anteriores”, dice el informe.