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Los eurodiputados, tras su visita al Valle de los Caídos: “Es un insulto a las víctimas y Europa debe conocer este problema”

Concha Fernández Salinero tiene 91 años. Cuando su padre, alcalde republicano de El Escorial, fue condenado a muerte meses después de acabar la guerra civil tenía solo doce. “Afortunadamente me quedan mis recuerdos porque nunca olvidaré a mi padre”, relata Concha a los eurodiputados que han venido a Madrid a conocer la realidad del cementerio de San Lorenzo de El Escorial y el mayor mausoleo en memoria de un dictador: el Valle de los Caídos.

Todas las víctimas que este viernes recibieron a los ochos parlamentarios europeos en el Ayuntamiento de San Lorenzo de El Escorial tienen una esperanza: que esta visita sirva para que se haga justicia, para que se les escuche, para que se les tenga en cuenta. Que el remover sus conciencias obligue al Estado español a acabar con la impunidad y los desaparecidos. Quieren enterrar a sus muertos, limpiar su nombre y que haya justicia. “Que tomen la iniciativa y exijan al Gobierno que se haya reparación”.

Su mejor arma, sus propios relatos. La bola extra: el Valle de los Caídos, el mayor mausoleo en memoria del dictador Francisco Franco y también la mayor fosa común del mundo. Y funciona. Todos los europarlamentarios salieron con la misma conclusión: “Es necesario que se conozca este problema en Europa”.

“Es un insulto a las víctimas y que algo así no se sepa fuera de España, en Europa, es un problema”, concluyó Ana Gomes, eurodiputada socialista de Portugal. “No tenemos la dimensión de los crímenes, ni la dimensión de la impunidad. No creo haber visto esta monumentalidad en otro lugar”, se sorprendía la portuguesa. Gomes hablaba del Valle de los Caídos: construido entre 1940 y 1958 por represaliados republicanos, el dictador Francisco Franco lo pensó como un homenaje a los “héroes y mártires de la Cruzada” que “legaron una España mejor”, es decir, por los que lucharon por él, como deja claro la orden firmada por el dictador en 1940. Pero en un momento dado, la dictadura decidió trasladar miles de cuerpos de republicanos represaliados, en muchos casos sin permiso ni conocimiento de sus familias.

Por eso, todavía hoy, en el Valle de los Caídos hay enterrados 33.833 cadáveres en diferentes criptas y pisos, de los cuales 12.410 son de personas desconocidas, lo que lo convierte en la mayor fosa común de España. El propio Francisco Franco y José Antonio Primo de Rivera están enterrados en este mausoleo con todos los honores y lápida frente al altar mayor de esta basílica. Para las familias de las víctimas es un agravio, para los eurodiputados un “insulto”.

Es de las cosas que más sorprendió a Martin Schirdewan, eurodiputado alemán (Die Linke). “Me ha impactado como familiar de víctimas del fascismo en mi país. Mi abuelo estuvo 11 años en un campo de concentración”, relató Schirdewan. En Alemania, como explicó, hubo justicia y está prohibido cualquier tipo de símbolo, homenaje o exaltación por el régimen nazi de Adolf Hitler. Por eso, quedó “impactado” con lo visto y escuchado durante estos dos días. “No puede haber dignidad con impunidad”, conluía.

Para Stelios Kouloglou, europarlamentario griego por Syriza, el problema radica en que no hubo una “verdadera Transición” tras la muerte del dictador. “Creo que la gente necesita pensar y hablar sobre la historia del país”, recomendaba.

Todos coincidieron en que esta visita les ha servido para conocer la realidad de primera mano y se comprometieron a impulsar desde Europa formas de presión al Estado español para que haya justicia. La eurodiputada portuguesa Ana Gomes recordó las ayudas financiadas por la Unión Europea para que los países miembros identifiquen a sus desaparecidos. La portuguesa no entiende que España, el segundo país del mundo con más desaparecidos, no se haya acogido a este fondo europeo como está haciendo en estos momentos por ejemplo Chipre.

Amenazas de muerte

La visita estuvo organizada desde Podemos e Izquierda Unida en el marco de la mesa de trabajo por la Memoria Histórica que ambos grupos han impulsado en el Europarlamento con partidos de otros países. “Se trata de mostrar que aunque murió Franco, el franquismo sigue viviendo”, argumentó el eurodiputado de Podemos Miguel Urbán en la rueda de prensa que ofrecieron los parlamentarios al acabar la visita.

Los parlamentarios en Bruselas llegaron a Madrid este jueves. Durante dos días se entrevistaron con numerosas víctimas y asociaciones por la memoria histórica. Este viernes, también conocieron de primera mano la otra cara de la moneda: los que todavía rinden culto al dictador.

Más de 150 personas han acudido a la llamada que desde el Abad del Valle de los Caídos y de otros grupos de ultraderecha, entre ellos Falange de la Jons, hicieron para una misa que se adelantó una hora para coincidir con la visita de los europarlamentarios. Allí, hubieron insultados e incluso Miguel Urbán fue amenazado de muerte. Para la eurodiputada portuguesa, su presencia en la basílica fue una demostración de “poderío”, para decirnos “somos nosotros, estamos aquí”.

Precisamente, los monjes se han opuesto a la exhumación de los hermanos Lapeña, pese que hay una sentencia judicial que la autoriza. Lo han podido hacer porque el derecho canónico les permite decidir sobre todo lo que hay dentro de la basílica, aunque no sea de su titularidad. Las fosas, los osarios, son de competencia estatal al ser considerado un “cementerio público”, según la Ley 52/2007. El resto del Valle es también de titularidad estatal y está gestionado por Patrimonio Nacional, dependiente del Ministerio de Presidencia.

Con una excepción: la basílica. Es propiedad de la Iglesia y la abadía la puede gestionar como considere. Eso incluye la potestad de a quién se deja entrar en ella, pese a que en su interior están las criptas con cadáveres de “carácter público”.

Algo parecido ocurre en el cementerio de San Lorenzo del Escorial donde también han estado este viernes los diputados europeos. Allí, se concentraron este viernes numerosas víctimas con las fotos de sus familiares reclamando que les dejen darles un entierro digno. El lugar, también es potestad de la iglesia. Allí hay una fosa común con al menos 84 personas, las que se han podido identificar. Este viernes, un día más, protestaron contra a impunidad y la falta de reparación. Lo único que salva el lugar es el monumento que Santiago Grande Aguilera, familiar de una de las víctimas que se encuentran en la fosa, esculpió con sus propias manos.

En el monolito puede leerse: “Ellos no pudieron lograrlo, pero no estaban solos, porque nosotros estamos aquí. No lo perdieron todo porque nosotros estamos aquí. No lucharon en vano porque nosotros somos la memoria de su futuro. Libertad, igualdad, fraternidad”.