Los familiares de una residencia de Madrid denuncian el abandono de los usuarios del centro
Los familiares de los usuarios de la Residencia Fundación Reina Sofía de alzhéimer, en el barrio madrileño de Vallecas, se han manifestado este viernes frente a las puertas del centro para denunciar un empeoramiento en la calidad de vida de los usuarios, que contempla la falta de personal, de higiene y de terapia. Culpan a Mensajeros de la Paz, encargada de la gestión del centro desde hace un año, y piden a la Comunidad de Madrid que rescinda el contrato y les ofrezcan una solución. Por el momento, el gobierno autonómico no ha atendido sus quejas.
“Lo primero que notamos fue la comida. Les daban bazofia”, dice Nacho Varas, uno de los convocantes de la manifestación, que denuncia que todos los servicios han empeorado y enseña imágenes de platos con comidas poco saludables. “Se agarraban a que cumplían las ratios, pero el comité de empresa nos ha confirmado que últimamente no cumplen ni las ratios que les manda la Comunidad de Madrid”, explica.
En la manifestación, el actor Tristán Ulloa, cuya madre reside en el centro, ha leído un manifiesto por el que los familiares exigen que se cumplan los cuidados mínimos que requiere una residencia con pacientes que sufran de alzhéimer. Precisamente esa ha sido una de sus principales reclamaciones: que desde la Comunidad de Madrid entiendan que los residentes no solo son mayores, sino que también padecen este tipo de trastorno neurológico y necesitan cuidados constantes y específicos, además de vigilancia. Atenciones que por el momento, critican, no están recibiendo.
Mensajeros de la Paz, una asociación fundada por el padre Ángel, adquirió la adjudicación para gestionar la residencia en mayo de 2021 mediante un contrato público. Los vecinos aseguran que fue la única empresa que se presentó porque el resto de ellas, incluida CLECE, que era la que gestionaba el centro desde su apertura, se retiraron del concurso antes de que se produjera la adjudicación. Según indican en el manifiesto los familiares, el precio que había establecido la Comunidad de Madrid no era suficiente para garantizar el cuidado de los enfermos.
Explican que la falta de personal está empeorando la salud de los mayores, “solo hay dos cuidadoras para 18 residentes”. El personal es muy escaso y no dan para más, añaden. No pueden mover a los mayores todo lo que sería necesario, “pasan de estar doce horas en la cama a estar doce horas en una silla” y esto produce yagas y escaras en la piel. Además, indican que los pañales tampoco se cambian con la frecuencia necesaria, y muchos residentes terminan ingresados en hospitales por infecciones de orina. En ocasiones, les encuentran con moratones, suponen que es por caídas de cuando les mueven de un sitio a otro, aunque no pueden saberlo, y esa es otra de sus quejas: la falta de información.
Antes de que llegara Mensajeros de la Paz, denuncia una mujer que ha acudido a la concentración, los residentes hacían actividades e incluso tenían un animador, pero ya no está en el centro y ahora los mayores no pueden disfrutar de terapias cognitivas: “Dicen que sacarlos 10 minutos al jardín y ponerles música es terapia”, señala. Asimismo, piden que se implante un sistema de comunicación donde conste tanto los datos médicos como las actividades y terapias cognitivas en las que participan, aunque para ello primero deben volver a impartir este tipo de talleres.
Además de la falta de terapia ocupacional, de higiene y de personal, tampoco cuentan con fisioterapeutas que se encarguen de ayudarles a realizar ejercicios para mantener la movilidad. “Mi madre antes andaba. Ya no lo hace”, cuenta enfadada la hija de una de las internas. Los manifestantes lamentan la “importante pérdida de capacidades físicas y mentales” durante este último año, que ya son “irrecuperables” para las personas mayores del centro.
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