Como cada 12 de octubre desde hace siete años, faldas de llamativos colores, sombreros con filigranas o pañuelos afro siguen el ritmo de la música en un mosaico del folclore latinoamericano que recorre las calles de Madrid. Tampoco faltan las pancartas y consignas, que se funden con el baile en un mensaje claro: “Nada que celebrar, descolonicémonos”.
La parte más reivindicativa del desfile la protagonizan jóvenes con chalecos reflectantes donde se puede leer “devuélvanos el oro”, pancartas que rezan “nos colonizaron, pero no nos descubrieron”, “no más represión al mapuche” o “la tierra es la vida y la vida se ama y se defiende”. También ondeaban banderas de diferentes países de América Latina, banderas whipalas (símbolo de los pueblos originarios de la cordillera de los Andes) y otras como la garífuna (insignia de la comunidad afro en algunas zonas de Centroamérica y el Caribe) o la palestina.
Alexander, con micrófono en mano, grita: “No hay nada que celebrar, ¿cómo una sociedad puede celebrar un genocidio?”, refiriéndose a la colonización de América en 1492 y que, según denuncia el chico, tiene secuelas hasta el día de hoy. “El progreso europeo blanco es la muerte de líderes sociales que defienden la tierra”, expresa el joven colombiano.
Un ejemplo icónico de esta tragedia la representa Berta Cáceres, la líder hondureña, defensora de los derechos indígenas y medioambientales, que fue asesinada en 2016. De hecho, algunos asistentes lucían camisetas con el rostro de la activista.
Nuria sigue el recorrido acompañada de su pareja y sus hijos, porque entienden que es una “buena oportunidad” para explicar a los pequeños “lo que ha pasado a lo largo de la Historia y lo que ocurre ahora”, pero ante todo, participan en esta manifestación porque están “en contra de toda colonización” y entienden que, “no podemos celebrar ningún genocidio”.
Detrás de este bloque más combativo, daban paso las comparsas de bailes regionales de países como Ecuador, Bolivia, Honduras o Perú, donde participan familias enteras y gente de todas las edades. Como Joselyne y Daniela, dos veinteañeras que se acicalan antes de salir a bailar caporales, una danza boliviana.
Al final del recorrido, en la Nave de Terneras de El Matadero, representantes de los distintos colectivos participantes, han tomado la palabra para compartir luchas y reivindicaciones. Así mismo, los organizadores del evento han leído el manifiesto en el que, entre otras cosas, han señalado que “el 12 de octubre representa el inicio de un proceso de violenta imposición cultural, política y militar, que incluye el exterminio y la esclavitud de millones de personas”. Además, han aprovechado la ocasión para exigir al Estado español “la derogación de la Ley 18/1987, que establece que el día de la Fiesta Nacional de España sea el 12 de octubre, porque refuerza el imaginario colonial, racista y militar que entreteje las estructuras sociales y políticas en España” y han recordado que el origen de esta celebridad surge en el franquismo.