El dominio histórico de la derecha en Madrid: consigue la mayoría ganando solo en el 30% más rico

Raúl Sánchez

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La izquierda en Madrid, fragmentada en tres partidos al igual que en los dos anteriores comicios, acude a unas elecciones autonómicas buscando una mayoría parlamentaria que no consigue desde las elecciones de 2003. La decisión de Pablo Iglesias de dejar el Gobierno para presentarse a las elecciones madrileñas tiene una misión complicada: movilizar un electorado abstencionista en mitad de una pandemia.

En las últimas dos décadas, la derecha solo ha perdido las elecciones autonómicas en Madrid en 2 de las últimas 7 ocasiones. Una hegemonía que consigue ganando únicamente en el 30% más rico del área metropolitana, según los datos de renta media por secciones censales y los resultados de las últimas elecciones autonómicas de 2019 y 2015 analizados por elDiario.es. En los últimos comicios que llevaron a Díaz Ayuso a la presidencia de la región, el bloque confirmado por PP, Ciudadanos, Vox y UPyD solo tuvo más votos que la izquierda en las secciones censales que forman el 30% con más renta de la Comunidad de Madrid.

Entre el 10% más rico, la derecha arrasa. No solo consigue acaparar el 75% de los votos sino que también aventaja al bloque de la izquierda en más de 200.000 votos. No pasa igual en el lado contrario: en las zonas más empobrecidas de Madrid, la izquierda solo aventaja en 50.000 votos a la derecha.

¿Y cómo es que casi siempre gana la derecha las elecciones en Madrid? Principalmente, por tres razones: la diferencia de participación entre las zonas ricas y pobres, la mayor hegemonía de la derecha en las áreas con más renta que la de la izquierda en las zonas con menos renta media y la segregación de inmigrantes en los barrios y municipios más empobrecidos de Madrid.

La geografía de la victoria electoral del bloque liderado por Díaz Ayuso en estas elecciones de 2019 señala la brecha económica y social que existe entre zonas ricas y pobres del área metropolitana de Madrid.

Los barrios y municipios del sur, como Villaverde, Vallecas, Getafe y Fuenlabrada, se abstienen casi el triple que las lujosas zonas más ricas del norte como Salamanca, Chamartín o Pozuelo. Un mapa que dibuja los feudos conservadores que siempre votan en las elecciones autonómicas frente a los dominios abstencionistas de PSOE, Podemos y Más Madrid. Esta diferencia se hace más palpable cuando se analiza por percentiles. Entre el 3% más rico, solo se abstiene el 22%. En el 3% más pobre, más de la mitad.

El urbanismo es clave en el voto en Madrid. Por un lado, las grandes victorias de la izquierda se ubican en los núcleos con altas densidades de población en el sur de la comunidad. En las zonas del norte y del este donde la derecha arrasó, las urbanizaciones y zonas residenciales predominan. Desde Las Tablas y Montecarmelo hasta Torrelodones o Las Rozas.

Norte y sur, este y oeste, centro y periferia o costa e interior pueden marcar las fronteras invisibles de una ciudad. Muchas veces, esos límites no solo señalan las desigualdades económicas sino también políticas. Vivir en un barrio rico o pobre influye de manera determinante en las probabilidades de que una persona acuda a votar a su colegio electoral o se quede en casa en unas elecciones generales. Sin embargo, la abstención no es el único factor que explica la diferencia de voto.

Los ciudadanos extranjeros con residencia legal en España no pudieron participar en las elecciones generales y tampoco pueden hacerlo en las autonómicas. Aunque muchos extranjeros pueden elegir a su alcalde, ninguno puede elegir al presidente de su comunidad autónoma. Hay que tener la nacionalidad española para votar en los comicios al Parlamento regional.

En el caso de Madrid, esta exclusión afecta de manera muy distinta a los barrios y municipios más ricos y los más empobrecidos. En las secciones censales del 10% más pobre de Madrid, el porcentaje de residentes sin la nacionalidad española triplica al de las áreas más ricas.

La segregación de inmigrantes en las zonas más pobres de la capital es una tendencia que se repite en prácticamente todas las grandes urbes españolas, según una investigación publicada por elDiario.es. Algunos ejemplos de esta segregación son los barrios de Lavapiés, San Cristóbal, Usera, Vallecas y Tetuán, donde la proporción de residentes sin nacionalidad española alcanza más del 30% de la población en algunas secciones censales.

Precisamente, el cambio en la movilización electoral fue clave en la victoria del bloque conservador en las últimas autonómicas de 2019. La mayoría de grandes municipios de la comunidad giraron a la derecha: desde los feudos de la izquierda como Fuenlabrada y Getafe hasta lugares donde el PP siempre ha arrasado como Las Rozas o Majadahonda.

La distinta movilización de unas zonas y otras respecto a 2015 ha sido clave en este giro a la derecha: mientras que cayó la participación en los municipios donde la izquierda fue mayoritaria en 2015, aumentó la movilización de los feudos de PP, Cs y Vox en las autonómicas de 2019.

Por ejemplo, en el 10% más rico de Madrid, el bloque de la derecha sumó 30.000 votos. Por el contrario, la izquierda se dejó más de 15.000 votos entre el 10% más pobre del área metropolitana de Madrid.

En concreto, las localidades del cinturón obrero del sur madrileño como Parla, Leganés o Fuenlabrada fueron las que más se desmovilizaron en 2019. Frente a ellas, la participación aumentó en los municipios y barrios más ricos de Madrid: Pozuelo de Alarcón, Boadilla o los distritos de Salamanca o Chamartín.