El cierre al tráfico de la Gran Vía de Carmena ya lo ensayó Gallardón con éxito

Alberto Ruiz-Gallardón ya cerró la Gran Vía al tráfico en 2003. Lo hizo también pensando en la Navidad y en el colapso que provocan esas fechas en una de las arterias más céntricas y concurridas de la capital. El Ayuntamiento de Gallardón buscaba convertir el centro en un gran “bulevar comercial”. Los cierres se programaron para los domingos en los que los comercios abrían sus puertas durante el mes de diciembre. El mecanismo era prácticamente idéntico: dos carriles centrales para el paso de transporte público y vehículos autorizados. El resto del espacio, para los peatones. 

Como ha recordado recientemente el portal Ecomovilidad.net, la medida supuso un éxito. La crónica que hizo ABC el 8 de diciembre de 2003 tras uno de los cortes al tráfico celebraba la iniciativa. En el primer párrafo de la misma, se apuntaba que “las tiendas estaban a rebosar, y en las calles era imposible caminar a paso rápido; el gentío lo impedía”, aunque en un primer momento la iniciativa fue recibida con reticencias por parte de los comerciantes.

La portavoz del grupo municipal del PP en el Ayuntamiento, Esperanza Aguirre, ha amenazado con llevar a los tribunales el corte de tráfico de la Gran Vía impulsado por el Gobierno de Manuela Carmena. “A los tribunales iremos seguro a denunciar esto, porque es inconcebible. ¿Dónde se ha visto en una zona comercial de una gran ciudad occidental?”, ha asegurado este lunes.

La pregunta que plantea Aguirre tiene su trasfondo y es una constante cuando se propone dar prioridad al peatón frente a los coches en una zona céntrica de altas compras. La decisión del consistorio de cerrar parcialmente la concurrida calle madrileña vuelve a abrir el debate sobre si esa medida favorece o perjudica al comercio.

Disminuir la presencia de los coches en las ciudades es una estrategia cada vez más generalizada en las urbes europeas. Los altos índices de contaminación y una convicción por hacer que las ciudades sean cada vez más para las personas lleva a los ayuntamientos a restringir la circulación de vehículos motorizados y dar prioridad al peatón. Por eso, este corte de tráfico será permanente a partir del verano de 2017.

El consistorio tiene previsto entonces iniciar las obras que ampliarán las aceras de la Gran Vía y reducirán el número de carriles para los coches con el objetivo de que los vehículos dejen de atravesar Madrid de este a oeste y utilicen las vías alternativas. El objetivo del Ayuntamiento de Ahora Madrid durante esta legislatura es hacer más peatonal el centro de la capital.

Comerciantes y oposición -principalmente de Partido Popular y Ciudadanos- plantean que la restricción del tráfico perjudica a las ventas. El consistorio defiende que un mayor espacio para los peatones beneficia a los negocios porque supone que habrá más personas transitando por la Gran Vía. Además, recuerdan que los coches que quieran dirigirse a los parkings y garajes de la zona tienen permitido el acceso, al igual que ocurrió en el corte impulsado por Gallardón en 2003. 

Precedentes resueltos

Si echamos la vista atrás, la peatonalización de otras calles céntricas de Madrid también puso en armas a comerciantes y a parte de oposición. Nos referimos al cierre de la Puerta del Sol, la Plaza del Callao, calle Preciados y calle Montera. Nadie plantearía hoy en día que alguna de ellas volviera a abrir el paso a los coches, teniendo en cuenta que son las que más índice de tráfico de peatones albergan durante el año en la capital. 

Ecomovilidad.net recuerda que en 1969 “los comerciantes se oponían a peatonalizar Preciados. Hoy es la calle más comercial de España”. Fue en la década de los 70 cuando se convirtió en una de las primeras vías de la capital en ser peatonalizadas junto a la Calle del Carmen. Los comerciantes quedaron satisfechos y actualmente es una de las vías con más tráfico de personas de la ciudad. 

El cierre de la calle Montera y la Puerta del Sol impulsado por Alberto Ruiz Gallardón también suscitó las quejas de los comerciantes. Diferente fue el caso de la calle Fuencarral, que Gallardón planteó en 2008 tras finalizar las obras de los espacios anteriormente mencionados. Entonces, teniendo en cuenta la experiencia de Preciados y Montera, los comerciantes recibieron con optimismo este cierre de la vía al tráfico.