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Homenaje de familiares de represaliados en La Almudena: “Hubiera sido precioso si Almeida no hubiera quitado los nombres”

XVI homenaje del colectivo Memoria y Libertad a las víctimas de la represión franquista en Madrid.

María Santos Viñas

13 de abril de 2022 07:47 h

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Tras dos años de pandemia, de homenajes contenidos, el colectivo Memoria y Libertad ha vuelto a convocar a un acto de ofrenda a las casi 3.000 víctimas fusiladas por el franquismo en la tapia del cementerio de la Almudena de Madrid. Es el primer encuentro con lo peor de la COVID a la espalda, pero también el primero desde que el Ayuntamiento de Madrid retiró el nombre de los represaliados entre 1939 y 1944 en el memorial del cementerio, que había sido concebido como un lugar de memoria y homenaje.

Fue una de las primeras decisiones que tomó el popular José Luis Martínez-Almeida a su llegada al consistorio. El alcalde arrancó las placas en las que estaba inscrita la identidad de los asesinados en los primeros años de la dictadura y paralizó la instalación de otras placas como la que estaba previsto que contuviera doce versos de Miguel Hernández o la que recordaba las palabras de Julia Conesa, una de las Trece Rosas, en una carta poco antes de ser ejecutada contra la tapia del cementerio: “Que mi nombre no se borre en la historia”.

Los 2.936 nombres se sustituyeron por 29 palabras para reconocer a “las víctimas de ambos bandos”. El nuevo texto, colocado poco antes de que estallara la pandemia en España, dice: “El pueblo de Madrid a todos los madrileños que, entre 1936 y 1944, sufrieron la violencia por razones políticas, ideológicas o por sus creencias religiosas. Paz, piedad y perdón”. Una frase que las víctimas y familiares consideraron en su momento “errónea, tendenciosa y vacía”.

Llovía, tronaba y hasta granizaba, pero los familiares de los represaliados no se han movido del lugar donde se encuentra la tapia. Ha habido suerte, el aguacero ha parado y ha evitado que se suspendiera el acto de conmemoración, el último organizado desde el colectivo. Tomás Montero, fundador y coordinador de Memoria y Libertad, ha afirmado que ya es hora de que sean las instituciones las que se encarguen de homenajear a las víctimas, y no ellos, “porque es su deber” aunque hasta ahora no lo hayan hecho. Sin embargo, van a seguir con su lucha. “Tenemos aún pendientes cosas que parecen imposibles en la Comunidad de Madrid, como recuperar los nombres del monumento memorial, y vamos a seguir detrás de ello”, ha explicado Montero.

Montero ha denunciado que desde las instituciones no se brinda ningún tipo de ayuda a los familiares de las víctimas. “No se ha creado una oficina específica que funcione a nivel ministerial. Pero la Comunidad de Madrid tampoco ha hecho nada por esta labor. Cada uno tiene que buscarse la vida o acudir a asociaciones, pero de eso deberían encargarse las instituciones”, ha añadido Montero, que no habla solo como coordinador del colectivo, también lo hace como nieto de uno de los fusilados: “Yo lo que pido es que asuman que estas personas que fueron fusiladas en la posguerra lucharon por mantener un régimen democrático y de justicia”. “Una sociedad que se trate de valer en esos principios no puede ignorar a estas personas. Debe haber un reconocimiento”, ha sentenciado.

Una sociedad que se trate de valer en los principios de democracia y justicia no puede ignorar a estas personas. Debe haber un reconocimiento

Fausto también es miembro del colectivo y ha hablado ante todos los familiares y ante Fernando Martínez López, secretario de Estado de Memoria Democrática del Gobierno, que asimismo ha participado en el acto de homenaje. Fausto ha exigido el reconocimiento que merecen las víctimas y los familiares, y ha denunciado que se eche tierra sobre el pasado: “Una democracia no se puede sustentar en el olvido y menos aún en una incompleta y falsa memoria”. También ha mencionado el proyecto de ley sobre la memoria democrática que, ha dicho, busca “contribuir a promocionar formas de ciudadanía abiertas e inclusivas” y a llenar el “vacío de conocimiento en la trayectoria de nuestra democracia”. Desde el colectivo consideran que esta ley no es suficiente, pero que es un gran paso que no se había dado hasta ahora.

El evento ha estado cargado de emoción, especialmente cuando la actriz Lucía Álvarez ha recordado a dos mujeres que lucharon por el reconocimiento de las víctimas del franquismo durante mucho tiempo: Pilar Bardem y Almudena Grandes. Álvarez ha releído los discursos que las dos mujeres dieron en homenajes anteriores. “Allí donde te encuentres, ya soy unos cuantos años mayor que tú, así que imagina qué raro es llamarte abuelo”, decía una carta común que leyó hace años Bardem, y que ha recitado la actriz mientras los asistentes contenían las lágrimas.

“Hubiera sido precioso si Almeida no hubiera quitado los nombres”

Los familiares se juntan todos los años en este homenaje para recordar a las víctimas. Al tío abuelo de Marisa Castañeda lo fusilaron el 19 de mayo de 1943. Ella ha asistido a los 16 homenajes que ha organizado el colectivo Memoria y Libertad. “Nos encontramos por Internet y hemos ido creciendo y encontrando mucha gente que no sabía ni siquiera que tenía a su padre, a su hermano o a su abuelo en una cuneta”. Le emociona que las familias sigan reuniéndose para recordar a las víctimas y asegura: “El homenaje hubiera sido precioso si el alcalde no nos hubiera quitado los nombres”.

Marisa quiere transmitir el “dolor” y que se conozca la “maldad” que supone que te arrebaten el reconocimiento. “Por primera vez vas a ver su nombre escrito con apellidos y lo vas a recorrer con tus dedos y, de pronto, te lo quitan, lo rompen y lo tiran al suelo”.

Nemesio Cano Palomo es uno de los 2.937 nombres que el Ayuntamiento arrancó del cementerio de la Almudena. Fue fusilado el 12 de julio de 1939, una fecha que su hija Celestina no ha olvidado. “Lo buscó mi hija”, ha explicado. La nieta intentó consultar los listados del cementerio, pero como su madre indica: “Dijeron que no tenían tiempo de buscar, pero ella dijo que 'tenía todo el del mundo'. Y lo encontró”.

Han pasado 39 años desde supieron donde estaba Nemesio. Desde entonces, madre e hija piden justicia: “Que se reconozca que no habían hecho nada malo y que les juzgaban por lo que creían”.

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