Libertad (a la manera del PP de Madrid) 5, Comunismo 0

Víctor Honorato

8 de abril de 2021 21:51 h

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La portavoz del PP en Fuenlabrada y más que probable diputada en la Asamblea de Madrid a partir de mayo, Noelia Núñez, no entiende “por qué la izquierda critica tanto a los 'youtubers' que se van” pues “han labrado su camino y les ha ido bien gracias al capitalismo, y no al socialismo”. Elisa Vigil, presidenta de Nuevas Generaciones del PP en el barrio de Tetuán, considera que “la vida es un bastón” y uno puede estar “en el puño o en el taco”, que el dinero “no es gratis” y que, aunque la mayoría de la gente “quiere trabajar dignamente” hay “unos pocos apesebrados (sic), borreguillos que quieren vivir del cuento”.

Núñez y Vigil forman parte de la nueva remesa de políticos del PP madrileño (ala liberal) de menos de 30 años que empiezan a escalar peldaños en la organización. Ambas figuran en la lista electoral de Isabel Díaz Ayuso y se sentarán en la Asamblea de Madrid después del 4 de mayo, salvo grosero error de las encuestas. Los comentarios anteriores, al hilo de sus ideas sobre tributos y ayudas públicas, respectivamente, los vertieron este jueves en una mesa redonda con el título '¿Comunismo o libertad?' en la que intervino también Javier Fernández-Lasquetty, consejero de Hacienda de la Comunidad de Madrid, privatizador incansable del sistema sanitario de la región con Aguirre hasta que su plan fracasó y abandonó la vida política. Díaz Ayuso lo ha resucitado para la primera línea política. No había ningún comunista en el encuentro, organizado por la Fundación Civismo, laboratorio de ideas muy de derechas que cuenta entre sus patronos al padre del político de Vox Iván Espinosa de los Monteros. Sí estaba el director de la fundación, el politólogo Juan Ángel Soto. De moderador ejerció el comentarista Hugo Pereira, también joven (el año que viene acabará la carrera) y que ya destaca en la galaxia de los comentaristas online de mentalidad firme.

Como tampoco había al quite ningún socialdemócrata, ni siquiera de la tercera vía, y los participantes estaban básicamente de acuerdo en todo, las intervenciones versaron más sobre cuestiones que atenazan a la derecha moderna, como por qué desde las instituciones copadas por la izquierda “se favorecen determinados planes vitales” y se apoya “a la asociación feminista de esta esquina” y no “a la de la familia numerosa de esta otra”, en palabras de Soto, que opina que “el rebaño” de borreguillos al que se refería Vigil “es cada vez más grande”. Los demás se rieron.

Divertido por el empuje de los jóvenes, quizás recordando su propio paso por Nuevas Generaciones en los 80, Lasquetty presumió de las reiteradas rebajas impositivas del PP en Madrid (“hemos dado la batalla contra los impuestos altos y no nos ha ido mal”) y advirtió contra el efecto perverso que puede suponer, a su entender, que alguien llegue a cobrar al mismo tiempo el Ingreso Mínimo Vital y la Renta Mínima de Inserción. También sacó pecho por la apertura de la hostelería durante la pandemia, que opuso a la situación de los “desesperados” dueños de bares en París. A preguntas del moderador sostuvo, además, que “ningún nacionalismo” es compatible con la “libertad individual”, lo cual suscitó una repregunta sobre si el nacionalismo español existe, a la que contestó Núñez. “Por llevar la bandera de España intentan encasillarte en el colectivo español, pero el colectivo español es diverso”, reprochó, si bien alertó ante un “colectivismo de derechas que intentó imponer esa ideología más radical”. 

Hacia el final de la charla, el moderador Pereira quiso poner en un brete a Lasquetty: “¿Es compatible ser liberal con ser consejero?”, inquirió. La respuesta del político, que lleva encadenando cargos públicos tres décadas (con algún paréntesis), fue que sí, siempre que no se caiga en la “tentación” de creer que se sabe “mejor” que la gente lo que la gente necesita. El intercambio se agotaba y seguían sin llegar las menciones a los planes quinquenales. Lo más aproximado fue la queja de Núñez por que la ley de expropiaciones date de 1954 y permita aún como motivo escueto el interés social (la Constitución también lo hace). Antes había censurado que en Fuenlabrada no haya que justificar con facturas las ayudas municipales para comprar libros de texto, y después avisó de que los liberales tienen que estar vigilantes porque “hay socialistas en todos los partidos”. El debate concluyó sin que saliesen a colación Marx, Pol Pot ni Nicolás Maduro. Libertad (a la manera del PP de Madrid) 5, comunismo, cero.