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Opinión - Cada día un Vietnam. Por Esther Palomera

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Los insultos de Ayuso a la izquierda y la agenda ultra de Vox marcan la breve legislatura en la Asamblea de Madrid

El 7 de junio de 2021 arrancaba en la Asamblea de Madrid la XII legislatura. Había pasado un mes desde las elecciones del 4 de mayo que cambiaron el parlamento regional por completo. Ciudadanos, con quien Isabel Díaz Ayuso había firmando en 2019 el primer gobierno de coalición de la historia de Madrid –y por ahora el único– desaparecía de la Cámara madrileña. El PP se reponía del peor resultado de su historia, cosechado por Ayuso dos años antes, sumando 65 escaños –más que los tres partidos de izquierda juntos–. Vox adquiría un papel de mayor relevancia. Y hasta la primera posición en la izquierda cambiaba de partido: Más Madrid lograba el sorpasso en votos al PSOE y se hacía con el liderazgo de la oposición.

La tensión y las malas formas de la presidenta madrileña han caracterizado estos menos de dos años de legislatura. “¡Sinvergüenzas!”, “bolcheviques”, “delincuentes” o “mezquinos” son solo algunos de los insultos que la oposición de la Asamblea de Madrid ha recibido de la presidenta de la comunidad durante las sesiones de control al Gobierno regional. El ambiente ha sido en ocasiones irrespirable y la presidenta de la Asamblea de Madrid, María Eugenia Carballero, nombrada por Ayuso, ha ejercido de escudera del PP y la presidenta en los momentos más tensos.

También la agenda ultra de Vox ha estado presente en cada pleno. Ya en el de la investidura de Ayuso, el 18 de junio de 2021, la formación de extrema derecha avisó de que su discurso xenófobo, homófobo y machista impregnaría cada pleno, cada comisión. Aquel día fue especialmente bronco por los insultos racistas de la líder de Vox, Rocío Monasterio, contra el diputado de Unidas Podemos de origen senegalés, Serigne Mbayé.

En aquella bochornosa jornada, la presidenta madrileña se posicionó del lado del partido ultra escenificando una alianza que ha pasado por sus más y sus menos a lo largo de estos casi dos años en los que Ayuso ha llegado a decir que la identidad de género es una “moda” que hay que combatir. Este jueves se producía la escenificación de la ruptura con la extrema derecha en el último pleno de la legislatura. “A partir de hoy es bueno que cada uno siga su camino”, le espetaba Ayuso a Monasterio.

Los de Abascal tumbaron en diciembre los que iban a ser los últimos Presupuestos del Gobierno regional, lo que ha dejado un balance de gestión cuestionable para la presidenta, que solo ha aprobado unas cuentas en cuatro años. La ruptura, no obstante, avisaba este viernes la presidenta madrileña, será hasta el 29 de mayo, cuando ambas formaciones tendrán que volver a entenderse si se cumplen los pronósticos de las encuestas.

Pero si algo ha marcado significativamente esta legislatura ha sido la comisión que el hermano de la presidenta regional, Tomás Díaz Ayuso, cobró de un contrato de mascarillas que el Gobierno regional adjudicó a dedo a la empresa de un amigo suyo en lo peor de la pandemia, desvelado por elDiario.es. Una comisión de 238.000 euros que ha quedado impune tras el archivo de la investigación en la Fiscalía Europea y que terminó con el liderazgo de Pablo Casado en el PP por poner a Ayuso en cuestión públicamente.

La batalla de Ayuso con Casado se cobró víctimas y muchos de los consejeros y diputados que ocupaban asiento en el parlamento regional no repetirán en la nueva legislatura tras el 28M. El juez Enrique López volverá a su plaza en la Audiencia Nacional. Y al consejero de Sanidad, Ayuso le blinda un retiro en el Senado.

La sanidad pública también ha sido un asunto presente en cada pleno, sobre todo en el final de la legislatura. La huelga de los médicos y pediatras de atención primaria que se alargó durante casi cuatro meses ha estado presente en las últimas sesiones en las que la oposición ha recordado la falta de propuestas y presupuesto. “La sanidad pública es el nuevo 'Nunca máis' y el 'No a la guerra', el nuevo grito político”, llegó a decir la presidenta en la Cámara de Vallecas.

El jueves se cerraba el telón del hemiciclo de la Asamblea de Madrid hasta después del 28M. Y, por primera vez en mucho tiempo, se producía una imagen de unidad con el aplauso unísono de los diputados de todos los grupos por la vuelta de la diputada del PP Paloma Adrada que había sufrido en noviembre un ictus. Un punto y aparte hasta junio, cuando se iniciará un nuevo capítulo en la historia del parlamento madrileño.

Vídeo: Nando Ochando y Clara Rodríguez.