El plan está enterrado por el Ayuntamiento, pero los inversores privados de la ya antigua Operación Chamartín, Distrito Castellana Norte (DCN), aún no lo dan todo por perdido. Mientras el Ayuntamiento intenta convencer al Ministerio de Fomento y a la Comunidad de Madrid de que apoyen su propuesta, con poco éxito por el momento, DCN –integrado por BBVA y la constructora San José– insiste en las bondades de su proyecto y vende a los ciudadanos lo que ha rechazado Manuela Carmena.
Este miércoles se celebra la segunda reunión para intentar avanzar con el plan del Ayuntamiento. ‘Madrid, Puerta Norte’ supone una importante reducción en la superficie afectada y prevé un número mucho menor de viviendas y oficinas. La inversión será inferior, pero el Consistorio defiende que se creará una cifra similar de empleos que con el diseño anterior.
Ahora Madrid y PSOE votaron el pasado 25 de mayo enterrar el anterior proyecto para impulsar el nuevo. A pesar de ello, BBVA y San José se resisten a abandonar su diseño de la prolongación de la Castellana hacia el norte de Madrid, en el que iban a invertir 6.000 millones de euros y que contemplaba 16.000 viviendas para hacer negocio.
DCN ha dado un paso más este lunes abriendo una oficina en Madrid para informar a los ciudadanos sobre un proyecto “que sigue sobre la mesa” y que “puede retomarse si hay voluntad política”. Lo cierto es que ese diseño está anulado por la mayoría del Pleno del Ayuntamiento y su voluntad política es la de aprobar un plan muy distinto.
La oficina que ha abierto DCN en el distrito de Fuencarral, uno de los afectados por la operación, busca convencer a los vecinos de los beneficios económicos que tendrá la remodelación que quieren llevar a cabo. Según sus propios datos, no les debería hacer falta, porque una encuesta que encargaron señala que casi el 80% de los madrileños apoya el plan.
“El objetivo de establecer este punto de encuentro es explicar de primera mano los beneficios y fundamentos de la propuesta de actuación de DCN”, explican los inversores, que también han empezado a editar una pequeña publicación en la que informan acerca del proyecto e incluyen entrevistas a sus promotores. Sobre la segunda reunión, DCN prefiere no pronunciarse, a la espera de que los actores políticos avancen en uno u otro sentido.
La reclamación de Fomento complica el acuerdo
La primera reunión fue un fracaso. El proyecto, encallado desde hace dos décadas, necesita del acuerdo entre el Ministerio de Fomento (propietaria de gran parte de los terrenos a través de Adif) y la Comunidad de Madrid (que posee las parcelas del Canal de Isabel II). Tanto Ana Pastor como Cristina Cifuentes han rechazado el diseño de Carmena tras el encuentro del 20 de mayo.
De esa reunión se salió sin acuerdo, pero a la nueva se llega con la situación más deteriorada. Poco después de que el pleno del Ayuntamiento de Madrid descartase el proyecto de DCN, Fomento movió ficha reclamando al gobierno municipal 700 millones de euros por las inversiones ya realizadas en previsión de las infraestructuras que se iban a construir.
El desglose de esas inversiones, publicadas este lunes por ABC, incluyen los más de 300 millones de euros gastados en el túnel de alta velocidad Atocha-Chamartín, y otros tantos destinados a la duplicación de plataforma y vía entre Puerta de Atocha y Torrejón de Velasco. Carmena ha mostrado su sorpresa por la reclamación de Fomento y ha asegurado que “no tiene ningún sentido”, porque esas inversiones no estaban ligadas al proyecto del BBVA y San José.
El enfrentamiento entre el Ayuntamiento y Fomento es uno de los grandes escollos. En un desayuno informativo de hace unos días, Carmena se quejó de que las partes no habían leído su propuesta y cargó contra Ana Pastor.
Según la alcaldesa, Pastor preveía cubrir parte de las deudas que tiene ADIF con las plusvalías que obtendría de la venta de los terrenos propiedad de Fomento. Y esa es la razón por la que se opone al nuevo proyecto, que previsiblemente reducirá el valor de esas parcelas.
La Operación Chamartín “era un mal plan”
Carmena ha criticado duramente el plan que defienden Fomento, Comunidad de Madrid y DCN. En un artículo en El País, la alcaldesa califica la Operación Chamartín como “la difícil transposición en vistosas imágenes” del proyecto aprobado años antes, durante la “rampa de lanzamiento de la burbuja inmobiliaria”. En aquella ocasión la inversión se disparaba hasta los 11.000 millones de euros.
En el texto, Carmena esgrime el principal argumento de la Concejalía de Urbanismo para reducir la superficie afectada por la operación: el plan anterior incluía en los cálculos de terreno edificable vías del tren y carreteras “forzando” artificialmente la edificabilidad. El Ayuntamiento no está dispuesto a permitirlo. “Era un mal plan”, resume Carmena, que vuelve a afear a Fomento su intención de buscar solo la rentabilidad económica.
“Les pediría que no se lancen, precipitadamente, a decir que el proyecto Puerta Norte no es viable”. Con esa intención de evitar vetos previos se va a presentar la alcaldesa a la reunión, a la que ha estado a punto de no acudir por problemas de agenda. En ella tendrá también que lidiar con la presidenta de la Comunidad de Madrid, Cristina Cifuentes.
La presidenta regional se ha posicionado contra la alternativa del Ayuntamiento desde la primera reunión y ha afirmado que sería “dramático” que la Operación Chamartín no saliese adelante, alentando el temor a que el nuevo proyecto no genere los mismos empleos que el anterior.