Isabel Díaz Ayuso, un liderazgo forjado sobre la construcción de un enemigo exterior llamado Sánchez

Al igual que a Cristina Cifuentes, a Isabel Díaz Ayuso un trabajo de fin de máster le cambió su carrera política. Fue gracias a esa tarea académica –que, a diferencia de Cifuentes, la actual presidenta madrileña sí hizo– cuando conoció a su gran mentor. Aquel trabajo estaba dedicado a la comunicación política en la época de José María Aznar. Y para realizarlo, entrevistó al gran artífice de aquella estrategia: el todopoderoso Miguel Ángel Rodríguez. De aquella entrevista de Ayuso a 'MAR' surgió una amistad que hoy es clave para entender el desarrollo y crecimiento de la nueva lideresa del PP. “Me gusta cuando los planes salen bien. Felicidades, presidenta Díaz Ayuso. Eres la valiente y la mejor”, publicó el plenipotenciario asesor en su cuenta de Twitter la noche electoral, parafraseando a uno de los protagonistas de El Equipo.

La arrolladora victoria de Isabel Díaz Ayuso este 4M –dobla el resultado de 2019 y con un porcentaje de voto de la era del bipartidismo, por encima del 44%– ha convertido a esta licenciada en periodismo sin apenas bagaje de gestión en un peso pesado dentro del Partido Popular. Los dirigentes, que recelaban de su estrategia por considerarla “estridente”, ven ahora a una líder triunfal que tardó menos de 15 horas en presentarse ante la dirección del partido como el ejemplo de lo que hay que hacer en toda España. “Había una zozobra hasta que han llegado estas elecciones que han devuelto la ilusión a la mayoría de ciudadanos que quieren ser libres”, dijo tras la resaca electoral ante sus compañeros de partido.

La jugada de Ayuso y MAR de precipitar las elecciones a espalda de sus socios le ha servido para quedarse los 26 escaños de Ciudadanos que ahora es extraparlamentario y tiñe de azul todo el mapa de la región, 175 de 179 municipios. Ayuso ha devorado a los socios que la auparon a la presidencia en 2019 tras el peor resultado del PP en Madrid y además frena el auge de la extrema derecha con un discurso que le hace muchas concesiones. Y eso dos meses después de que la formación de Santiago Abascal lograse el sorpaso al PP en Catalunya.

Pero el camino no siempre fue fácil para la candidata del PP. Fue la decisión de Albert Rivera de entregar todo el poder institucional a formación conservadora, pese a sus penosos resultados en 2015, la que salvó al partido de Casado de la hecatombe en un feudo que gobierna desde hace 26 años. Gracias a los votos de Ciudadanos –que también dieron a Casado la Alcaldía de Madrid, la presidencia de Murcia, y la de Castilla y León, como antes le había dado la de Andalucía,– los populares siguieron gobernando la Comunidad, con 20.000 millones de euros de presupuesto anual, y mantuvieron en nómina a centenares de asesores y cargos intermedios que habían estado allí siempre.

Cuentan los mentideros del PP, que Ayuso fue elegida candidata tras una intervención en Más Vale tarde –programa vespertino de la Sexta– en el que Ayuso defendió una identidad ideologizada a la derecha que competía con la extrema derecha, Vox, divorciada del partido hegemónico hasta entonces y que crecía en las encuestas. “El PP va a hablar con Vox del mismo modo que lo viene haciendo con Ciudadanos”, dijo Ayuso, que tampoco tuvo problema en hablar de otras cuestiones como el aborto.

Ayuso había sido la elegida de Pablo Casado para jugarse la plaza más difícil para los conservadores aquel 2019 en el que el PP cotizaba a la baja tras unas generales un mes antes en las que el partido se había hundido. De haber perdido Madrid, la historia de Casado y desde luego la de Ayuso hubiese sido muy diferente.

Desde aquella negociación agónica de la primavera hasta este 4M, cuando Ayuso ha conseguido darle la vuelta al mapa político madrileño, han pasado dos años. La diferencia es que ahora la candidata del PP se ha convertido en una líder con voz propia dentro de la formación después de que en 2019 todo su liderazgo, su campaña y hasta su Gobierno, se decidiera desde Génova, 13. 

La oposición institucional a Sánchez

Ayuso ha forjado ese liderazgo en el enfrentamiento con el Gobierno. El verdadero giro se produjo con la llegada a Moncloa de Pedro Sánchez tras fraguar su coalición con Unidas Podemos. Tres días después de la investidura del líder socialista, Ayuso compareció para presentarse como el “dique de contención” del Gobierno central, liderando la oposición desde el minuto uno desde una institución con una beligerancia a la que no se atrevieron el resto de autonomías gobernadas por los populares. En esa tarea resultó clave el fichaje de aquel profesor al que había entrevistado para su tesis.

Mientras Pedro Sánchez y Pablo Iglesias ultimaban las líneas maestras de la coalición, en la Puerta del Sol aquel antiguo asesor de Aznar se hacía con el control del Gobierno regional. Dieron igual las reticencias de sus socios de Ciudadanos y también de la dirección del PP. Miguel Ángel Rodríguez se convirtió en jefe de gabinete con plenos poderes. “Le he nombrado porque para mis mensajes, para mi agenda, para mi trabajo, creo que es el que va a hacer el mejor papel en estos momentos”, justificó Ayuso. MAR ya había llevado su campaña en la sombra. Pero ese 21 de enero de 2020, todo cambió. 

“Es verdad que la llegada de Miguel Ángel a la presidencia supuso un cambio en la estrategia de comunicación”, recuerda uno de los consejeros de Ayuso en conversación con elDiario.es. “MAR tenía claro que la estrategia era la contraria a la que vemos en cualquier líder regional y en la que sería deseable en una pandemia que era la de estar presente en todos los medios de comunicación sin seleccionar ya sea para bien o para mal, hablar con todos a todas horas, además de confrontar”, añade. “Y esa estrategia creo que le ha funcionado, fíjate”, precisa. 

Ese perfil mediático se intensificó con la pandemia y Ayuso basó toda su estrategia en la confrontación contra el Gobierno de Sánchez durante la primera ola cuando Madrid era el epicentro de la crisis en España y en Europa, y después con la desescalada y la posterior gestión sanitaria defendiendo un modelo de medidas más laxas para “salvar la economía”, en contra de lo que han ido haciendo el resto de líderes españoles, europeos y mundiales. 

Para la socióloga y directora general de 40dB, Belén Barreiro, la victoria de Ayuso tiene una parte de eso. “Este posicionamiento que adopta ella no solo frente a Sánchez, sino en realidad frente al resto de presidentes de las comunidades autónomas, con esta defensa que al final el acaba siendo el lema de campaña de la 'libertad', ha sido poderoso porque la gente estaba muy está cansada y hay mucho hartazgo”. 

Uno de los puntos de inflexión que los socialistas analizan como un error de Moncloa, fue la visita institucional del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, a la Puerta del Sol, sede del Gobierno regional, dando categoría de igual a Ayuso, la conocida como visita de las banderas. Sánchez aceptaba reunirse con Díaz Ayuso ante la alarmante expansión del coronavirus en la Comunidad de Madrid. Moncloa había descartado intervenir en línea con la decisión política de dejar toda la gestión de la pandemia en manos de las comunidades, pero el descontrol en la región obligó al presidente del Gobierno a modificar ligeramente su posición para sentarse con la presidenta madrileña con el afán de “colaborar” con el Gobierno regional.

La respuesta de la líder madrileña fue una retahíla de reproches al Gobierno central, al que acusó de abandono tan solo unos meses después de haber reclamado el levantamiento del estado de alarma y la asunción plena de las competencias relacionadas con la pandemia. La estrategia casaba perfectamente con la llevada acabo por Ayuso. De nuevo, la presidenta regional ganaba. “Era coherente con lo que había defendido”, dice un dirigente del PP.

Una campaña personal sin injerencias de Génova

La presidenta madrileña en solitario decidió las elecciones el 10 de marzo. La llamada que hizo a Génova tras conocerse que Ciudadanos y socialistas preparaban una moción de censura –que finalmente fracasó– fue para anunciar una decisión que ya estaba tomada y que desde la dirección nacional habían parado en otras dos ocasiones.

Desde entonces, Ayuso ha realizado una campaña personal sin injerencia de la dirección nacional. La única ocasión en la que Génova marcó territorio fue en su enfrentamiento con el secretario general del partido, Teodoro García Egea, por las listas, cuando el murciano quiso imponer a Toni Cantó en la elaboración de las listas. Tras ese episodio, en el que Ayuso dejó clara su disconformidad, hubo una retirada desde Génova. “Me presento yo. El proyecto lo encabezo yo. La Comunidad me la he echado a las espaldas yo. Y así pienso seguir haciéndolo”, dijo en plena campaña, preguntada por sus relaciones con la dirección nacional.

De la joven dirigente que había llegado casi de prestado al cartel electoral del PP dos años antes, ya no quedaba nada en los últimos días de la campaña. “Nunca la he visto tan segura y tan relajada, ha sido increíble el cambio”, asegura un compañero de lista. Y esa determinación ha ido a más desde su triunfo. En los medios de comunicación y ante el propio Comité Ejecutivo Nacional del PP tras la resaca electoral. Ayuso aseguró frente a los barones y dirigentes populares que su modelo debe exportarse a otros territorios. “Creo que lo que tenemos que intentar es que esta ilusión no pare y quiero que esa ilusión siga por toda España”, lanzó.

La noche anterior centenares de personas corearon su nombre enfervorecidos cuando ella saludaba desde el balcón de Génova 13. La muchedumbre celebró mucho más su discurso que el del líder nacional, Pablo Casado.

En el PP de Madrid creen que la victoria de Ayuso beneficia en todo caso al líder nacional y le ayuda frente a las voces críticas internas. En la dirección nacional no son ajenos al tirón de Ayuso y se atribuyen la victoria como propia. La presidenta que la misma noche recibió el apoyo de Vox adquiere un nuevo estatus entre los presidentes del PP, solo superada por el gallego Alberto Núñez Feijóo, que en verano lograba su cuarta mayoría absoluta sin que la extrema derecha ni Ciudadanos hayan podido pisar nunca el Parlamento de Galicia.

La presidencia del PP de Madrid

Pero la figura de Ayuso no siempre estuvo tan reforzada dentro de Génova. El verano pasado, tras la primera ola de la pandemia, Casado quiso hacer un giro en la estrategia del partido a posiciones más moderadas y para ello eligió al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida, frente a Ayuso para ser la voz del partido. Almeida, que había encarnado una estrategia contraria a la de la presidenta regional durante la primera fase de la crisis sanitaria reivindicando la unidad, era la cara amable que reclamaban los barones del PP para esta nueva etapa del partido, después de acumular cinco derrotas electorales consecutivas en el mandato de Pablo Casado. 

El nombramiento de Martínez-Almeida como portavoz nacional del partido levantó suspicacias en la organización regional donde se reabrió el debate de la presidencia del PP de Madrid, gobernado por una gestora desde la dimisión de Cifuentes. La batalla por esa plaza no se librará hasta finales de año, pero algunos ven en la victoria de Ayuso una oportunidad para que la presidenta de Madrid se haga con la del partido sin mucha contestación.

Ayuso no se ha querido pronunciar abiertamente pero se deja querer y todas las fuentes consultadas coinciden en que dará el paso. La prueba, aseguran, es que ha demostrado que concita los apoyos, además de sus ganas por seguir dirigiendo su propio destino, y ahora también, el del partido. 

“Después de este resultado yo creo que es absolutamente legítimo que quiera presentarse a ser la presidenta del PP de Madrid y creo sinceramente que sí, que se va a presentar. Tiene además todo el sentido”, dice un dirigente de la formación. Otro miembro de peso del partido también considera que si da el paso, su liderazgo no podrá cuestionarse.

“Es un tema que no se ha hablado, ahora bien, siendo conscientes de que nadie está en esto, lo que está claro es que Isabel será lo que quiera ser, porque será muy complicado que si quiere no se la deje. Lo que ha hecho trasciende al PP de Madrid y a Madrid porque además de conseguir una gran victoria y una gran alegría para los que forman parte del PP, su manera de defender este proyecto ha generado mucha ilusión fuera de Madrid”, añade un dirigente del PP de Madrid próximo a la presidenta. 

¿Un modelo exportable?

La duda es si este éxito de Ayuso es exportable a otras latitudes, tal y como ella y una parte de la derecha mediática madrileña vienen defendiendo. Para el politólogo y analista en medios de comunicación, Pablo Simón, Ayuso es “un producto muy del PP de Madrid” poco extrapolable. “El PP de Madrid siempre se ha caracterizado por ser un partido mucho más libertario o anarcoliberal de lo que es el conjunto de es del PP. Es decir, ellos siempre han estado en posiciones mucho más a bajar impuestos, mucho más individualista, que no vemos tanto en otros territorios”, señala. 

Tampoco la socióloga Barreiro considera que Ayuso pueda replicarse en el resto de España. “Ella encarna muy bien lo que hay aquí, pero no me pega con Galicia, con Andalucía, por ejemplo. No tengo los datos y no sé si alguien los tiene, pero si se hiciera una encuesta sobre valoración de Ayuso fuera de Madrid, saldría un perfil mucho más polémico y muchísimo menos transversal de lo que se ha visto en estas elecciones”, asegura. 

Para la socióloga, además del hartazgo por la pandemia, el éxito de Ayuso coincide con un creciente “madridismo, regionalismo, sentimiento madridista” en la sociedad de la región. “Nosotros en las encuestas hemos metido esa especie de orgullo de Madrid y te sale una correlación muy alta con el orgullo de España y el de Madrid, y más entre la derecha, pero también en la izquierda sale muy alto. Ese españolismo de Madrid tiene que ver con todo lo que ha pasado en Cataluña, pero también con el desarrollo de una una identidad de región, que creo que forma parte de un fenómeno casi más global”, añade Barreiro.

La expresidenta del CIS considera que las fuerzas progresistas se han equivocado hablando de Madrid “casi como si fuera un país africano”, frente a ese sentimiento madridista que tiene la sociedad de que se vive en una región rica con mucha potencia. 

Una Esperanza Aguirre reforzada

“No había visto un fenómeno igual desde Esperanza Aguirre y diría que es mucho más fuerte”, dice un dirigente del PP que ha vivido de cerca la campaña. Todo su entorno busca en el anterior gran liderazgo de la derecha madrileña similitudes y diferencias. Ayuso cuenta con una ventaja a su favor, resaltan en el PP: que es más cercana, menos estirada, más popular que la condesa consorte que fue la principal barón del PP. La actual presidenta empezó allí su carrera política: “Siendo el servicio del servicio de Aguirre”, asegura una fuente que conoce bien aquellos años en los que Isabel Díaz Ayuso trabajaba en comunicación del partido, en tareas tan menores como ser la community manager de su perro, Pecas. 

“Lo suyo es descomunal, despierta una ilusión que yo no había visto nunca”, dice una persona de su equipo. “Su autenticidad ha gustado frente a otros candidatos más acartonados”, añade otro. El objetivo ahora es ir a por la mayoría absoluta en 2023, añaden. Será entonces cuando se vea si ese “efecto Ayuso” trasciende al mero sentimiento de “libertad” tras el hartazgo de la pandemia.