“No soy de izquierdas pero Madrid se está cargando un derecho”: los sanitarios continúan con sus planes de huelga

David Noriega

15 de noviembre de 2022 22:49 h

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Susana Calvo tiene 59 años y trabaja en el centro de salud de Carabanchel Alto, el barrio donde se crió cuando era “una niña de la pública”. Del colegio, de la universidad y de la sanidad. “Yo trabajo en un barrio y me podría haber ido hace tiempo, porque nos tiran la caña”, cuenta sobre su compromiso con la población a la que lleva atendiendo como médica desde hace más de tres décadas. El lunes, tiene previsto sumarse a la huelga de facultativos de Atención Primaria convocada por las malas condiciones laborales y la sobrecarga asistencial que llevan denunciando desde hace años.

Ese es uno de los frentes abiertos abiertos en la Comunidad de Madrid ante la gestión sanitaria de Gobierno de Isabel Díaz Ayuso. Mientras la presidenta ha endurecido su discurso contra el Ejecutivo de Pedro Sánchez, sin apenas competencias en materia de salud, y contra la multitudinaria manifestación de este fin de semana, a la que tildó de “ultraizquierda”, la administración madrileña comienza a dar leves muestras de intentar encauzar la situación, a seis meses de las próximas elecciones autonómicas.

“Esto no es de hoy”, admite Susana. Ella es tutora de residentes que realizan su especialidad en Madrid y ve cómo cada vez más jóvenes médicos huyen de la Comunidad. “Terminan con treinta años y no se les ofrece una continuidad, los tienen de acá para allá, sin unos horarios que les permitan conciliar su vida personal y laboral”, explica. Una situación que lleva a muchos nuevos sanitarios a irse. “Ofrecen contratos que son una vergüenza”, explicaba en este reportaje Nelson Montes, uno de esos médicos que optó por hacer las maletas e irse con su pareja, también sanitaria de Atención Primaria, a otra comunidad autónoma.

En el centro de salud de Carabanchel Alto, según explica Susana, los médicos tienen unos cupos de unos 1.800 pacientes en turno de mañana y alrededor de 2.200 por las tardes. “La media es de casi 50 pacientes al día, a costa de ver urgencias. Y somos unos privilegiados”, señala. Porque los sindicatos llevan años denunciando sobrecargas asistenciales que obligan a los profesionales médicos a atender hasta 60, 70 u 80 pacientes al día. En algunos picos de la pandemia los sanitarios llegaron a denunciar agendas que sobrepasaban las tres cifras, mientras tenían que hacer frente a tareas burocráticas, como la gestión de bajas laborales.

Pese a que el sindicato mayoritario de médicos, Amyts, ha llamado a una huelga indefinida a 4.240 médicos de familia y pediatras de Madrid, la Consejería todavía no ha movido ficha. “De eso, nada”, señalan fuentes sindicales. Por el momento, el departamento que dirige Enrique Ruiz Escudero está centrado en tratar de desatascar el conflicto con los profesionales afectados por la reorganización de las urgencias extrahospitalarias. Este martes, la administración se ha reunido con el comité de huelga por primera vez ocho días después de que comenzase el paro.

Pese a que desde el Gobierno regional han tratado de deslegitimar la multitudinaria manifestación de este domingo, que reunió en la capital a cientos de miles de personas, este mismo lunes la Consejería convocó al comité de huelga. Lo hizo apenas unas horas después de que Escudero advirtiese que tenían “un plan trazado” y afirmase que la protesta “política” no desviaría al Ejecutivo. “Llevábamos una semana de huelga sin que nos hubieran llamado a negociar y ahora nos han llamado a negociar, cosa que agradecemos. Desde luego, la respuesta de la ciudadanía y la población el domingo fue impresionante”, contraponía la secretaria general de Amyts, Ángela Hernández tras salir de la reunión.

De ese encuentro, el sindicato sacó como “positivo” un “cambio completo en la dirección general de recursos humanos”, pese a que continúan “en una negociación, en un punto de encuentro aún muy alejado de un posible acuerdo”. “En lo que se está trabajando es en la dotación de dichos centros, para lo que estamos emplazados como comité de huelga a presentar una contrapropuesta a lo que nos han dado, que de momento nos parece bastante insuficiente”, indica Hernández. En concreto, el principal punto de “fricción” es en la negativa de la Consejería a contratar personal médicos. “Ahí es donde no estamos de acuerdo nunca, porque ellos dicen que no hay médicos y nosotros decimos que si no facilitan las condiciones para que haya médicos seguirá sin haber médicos”, indicaba.

Pese a ese cambio de postura de la Consejería que percibe el sindicato, en público la presidenta Ayuso se pronuncia en término más duros. La manifestación, llegó a decir, “no fue por la sanidad pública, sino para buscar un nuevo liderazgo de ultraizquierda”. Las muestras de nerviosismo en el Gobierno regional son evidentes ante la magnitud de la protesta. “Los médicos, como colectivo, casi nunca hemos sido de izquierda radical, más bien hemos tirado a conservadores. Yo no me considero de izquierdas, pero no es una cuestión de derechas e izquierdas, es que tenemos un principio básico que es el derecho a la sanidad y aquí se lo están cargando”, contrapone Elena Cabezas.

“Embarazada de mi cuarta hija, asumía tres consultas en media jornada”

Elena es pediatra en el centro de salud de Villaviciosa de Odón, donde llegó en 2015 desde el hospital en el que llevaba trabajando desde 2008, tras aprobar una oposición. “Como acababa de tener a mi tercer hijo, me incorporé con una reducción de jornada y más o menos iba todo bien”, explica. Como sus pacientes conocían su horario, solían acudir en esa franja, pero la situación empeoró durante la pandemia. “Hubo una época en la que faltaban mis compañeros y, embarazada de mi cuarta hija, estuve asumiendo tres consultas en media jornada. En la semana 29 no podía más y tuve que coger la baja entre la presión y el estrés”, cuenta.

A la vuelta, ya era imposible conseguir que alguien cubriese las horas de su reducción de jornada. “Desde enero de 2022, están sin cubrir. Eso implica que a mi consulta, si los pacientes no pueden venir el día que estoy yo, o se lo cargan a mi compañera del turno de tarde o tengo que ver a los del día que estoy y a los que no se pudieron atender el día anterior”, continúa. La situación se agrava cuando hay que repartir vacaciones, “con un profesional para tres consultas”, o cuando llegan niños desde la zona rural de Navalcarnero, Villanueva de Perales, el Álamo o Sevilla la Nueva, porque el suyo es un centro de referencia.

“Intentamos partir de 28 o 30 pacientes, pero acabamos cada día con 40 y el año pasado, hasta 60”, lamenta. Ella irá a la huelga el lunes, principalmente, con una demanda: tiempo. Y no para ella, sino para atender a las familias que acuden a su consulta. “Entre que el niño se calma o deja de llorar o la madre te explica lo que percibe que le pasa, entre que le quitas la ropa y consigues saber dónde le duele, te ganas su confianza y abre la boca sin que suponga un trauma, explicas bien las pautas de alarma a las familias, cuándo se tienen que agobiar o cuándo no, te lleva mucho más tiempo que esos siete minutos que llevan por agenda”, explica. “Si no hay tiempo, no hay una buena relación entre médico y paciente”, incide.

Y para que los médicos puedan dedicar más tiempo a los pacientes hace falta educación sanitaria y más profesionales. “Si queremos tener más pediatras, tenemos que mejorarles las condiciones laborales”, coincide Elena.

“En 2007 todavía se trabajaba en equipo”

En el apartado de las urgencias extrahospitalarias, Ayuso tiene dos frentes abiertos. Por un lado, el del comité de huelga y, por otro, la Mesa Sectorial con los cuatro sindicatos que se descolgaron del paro tras un acuerdo con la Consejería, a la que ahora acusan de incumplimiento. CCOO, UGT y los sindicatos de enfermería Satse y Csit Unión Profesional ha registrado este martes un plan con “líneas rojas” para sentarse a hablar de nuevo con la administración. Entre sus reivindicaciones se encuentran el refuerzo de las plantillas en todas las categorías, médicos presenciales en todos los servicios de urgencias y que no se vean afectados los centros de salud.

Nuria Rosado es enfermera y trabaja en el mismo centro de salud que Susana. “Antes la Atención Primaria era un trabajo de equipo. Un paciente llegaba a la consulta o le captábamos por alguna necesidad y trabajábamos con él y con la familia a nivel de médico, enfermera y pediatra. Trabajábamos en conjunto por y para la familia. Los médicos hacían su trabajo de diagnóstico y tratamiento y nosotras de cuidado y prevención. Además, también hacíamos educación para la salud, íbamos a coles y residencias...”, recuerda con nostalgia de un tiempo no tan lejano. “En 2007”, cuando ella llegó a un centro de salud, “todavía se trabajaba en equipo”.

Ahora es imposible. “Llevamos años, desde antes de la pandemia, que los médicos están saturados en las agendas. ”Cuando queremos que hagan algo más que lo puramente asistencial, lo que implica la prevención y ayudar a los pacientes para que no lleguen a la enfermedad, cada vez podemos contar más con ellos. Se ha ido degenerando ese trabajo en común“, lamenta Nuria, que señala ”la sobrecarga y las bajas y jubilaciones que no se están cubriendo“.

En junio, la Comunidad ya difundió un documento oficial en el que cargaba al personal de enfermería con un trabajo que extralimita sus competencias. En un procedimiento preparaba el terreno para una escenario de centros de salud sin médico, con las enfermeras realizando triajes. Una previa de lo que ha sido la última idea de la Consejería, que ha propuesto un sexto plan a los sindicatos que pasa por mantener abiertos en torno a una decena de centros sin médicos y unos 20 con teleasistencia.

“Nos están obligando a asumir cosas que rozan la ilegalidad. ¿Hasta qué punto estamos capacitadas a prescribir? ¿Hasta qué punto puedo diagnosticar una fractura o no? Pues están incorporando un sistema de triaje de patologías para que lo haga la enfermería. Ese no es nuestro trabajo”, insiste Rosado.

En el fondo del conflicto, hay un sistema de salud pública que los diferentes Ejecutivos del PP en Madrid han ido modelando a su deseo. “Me molestó un poco que se gritase 'Ayuso dimisión' porque se está centrando en el tema político y antes de ella, que se lo está terminando de cargar, hemos tenido otros Gobiernos que ya estaban recortando en la hospitalaria y ahora están recortando en la sanidad pública. No es un problema de Ayuso, está mucho más enraizado. Ayuso igual se va, pero viene otro y vamos a seguir con los mismos problemas”, considera esta enfermera.

Susana, que acudió a la manifestación del domingo, admite que “la sanidad es complicada de gestionar”. Ella no se considera una activista de ultraizquierdas, como planteó Ayuso sobre las miles de personas que coparon las calles. “Nunca me he decantado por los extremos. Si cojeo de algo, puede ser de chica de parroquia que defiende los derechos sociales”, matiza. Pero lanza una petición: “Si quieres cambiar el modelo para favorecer la gestión externa, porque los madrileños, para bien o para mal han votado eso, no hagas agonizar a los trabajadores”.

Susana es optimista. “Nuestras promociones hemos defendido otro tipo de sanidad que ha ido bien. Creo que nuestra profesión es bastante generosa y espero que nos lo devuelvan. Si no, pasaremos a la beneficencia”. Por el momento, el lunes irán a la huelga.