Otro varapalo a los cambios del callejero que aprobó el Gobierno de Manuela Carmena para eliminar los vestigios franquistas. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSM) ha acordado devolver la calle General Millán Astray, situada en el distrito madrileño de Latina, al callejero madrileño. Así consta en una sentencia en la que desestima el recurso del Ayuntamiento de Madrid contra la decisión del juez de lo Contencioso-Administrativo número 7 de Madrid de obligar al Consistorio a mantener el nombre de esa calle.
El mismo tribunal obliga también a preservar la calle Caídos de la División Azul con el argumento de que no se ajusta a la Ley de Memoria Histórica -que actúa sobre los vestigios de la Guerra Civil y el franquismo- al rendir homenaje a los voluntarios españoles que se unieron al Ejército de la Alemania nazi para enfrentarse a la Unión Soviética en la Segunda Guerra Mundial.
El TSJM confirma la sentencia en primera instancia, que salió adelante tras llevar el asunto a los tribunales la Plataforma Patriótica Millán Astray al impugnar la decisión del entonces Ayuntamiento de Manuela Carmena de retirar calles con reminiscencias franquistas a propuesta de una comisión que se creó para estudiar cada caso conforme a la Ley de Memoria Histórica.
El juez de instancia sostenía que “la actuación administrativa” recurrida era “disconforme” a Derecho. Por ello, acordó anular la supresión y condenó al Consistorio madrileño a mantener el nombre de la calle. En los fundamentos, exponía que la actuación impugnada carece de “la suficiente motivación”, “sin que del contenido del expediente administrativo puede desprenderse, de manera inequívoca, que Millán Astray participara en la sublevación militar, ni tuviera participación alguna en las acciones bélicas durante la Guerra Civil, ni en la represión de la Dictadura”.
Este caso es complejo porque otro juez de primera instancia resolvió lo contrario. Desestimó un recurso de la Hermandad Nacional de Antiguos Caballeros Legionarios que pedía anular el cambio. “Existen datos suficientemente documentados en el procedimiento que involucran a los generales rotulados en la calles con la contienda y en la sustentación del régimen político surgido de la guerra civil”, determinó el juez, cuyo criterio no se ha considerado válido por el TSJM.
El militar no estaba en España cuando se produjo la sublevación contra la democracia republicana en julio de 1936, pero tuvo un papel fundamental en la propaganda franquista. Poco después del golpe se instaló en el palacio de Yanduri de Sevilla junto al “Generalísimo” desde donde comenzó a difundir las grandezas de los golpistas y de su máximo líder. Franco acabó nombrándole responsable de la Oficina de Prensa y Propaganda que estableció en Salamanca. Uno de sus grandes logros fue crear Radio Nacional de España como principal herramienta de propaganda de la media España que ya controlaban sus tropas.