Los trabajos para recomponer el mural feminista vandalizado en el distrito de Ciudad Lineal el pasado 8 de marzo han dado comienzo tras casi seis meses teñido de negro. Para reconstruir la obra, que homenajea a grandes mujeres de la historia, el Gobierno de José Luis Martínez-Almeida ha encargado de nuevo su restauración a los autores originales, el colectivo Unlogic Crew, que trabajan desde este domingo para devolver el mural a su estado original. Para ello, la corporación local ha recurrido a un contrato menor que incluye una curiosa cláusula: “El adjudicatario deberá ejecutar los trabajos por sus propios medios sin que en ningún caso pueda recabar la colaboración ciudadana”. Nada de intervención vecinal o de los colectivos que durante los últimos meses se han volcado para que la limpieza del mural se produjera cuanto antes. Los autores querían involucrar a todas aquellas personas que defendieron el mural en su reconstrucción, pero no será posible.
Desde el Gobierno municipal fuentes de Ciudadanos, sobre los que recae la presidencia del distrito de Ciudad Lineal, justifican la cláusula asegurando que es “bastante frecuente”. Y añaden: “Si no esa misma cláusula, una parecida”. Según estas mismas fuentes se incluye “porque el que tiene el contrato adjudicado es el que debe ejecutarlo, no un tercero, de esta forma justifica luego su ejecución y se le paga”. elDiario.es, sin embargo, ha comprobado en otros contratos menores del Ayuntamiento de Madrid, y en ninguno de los consultados se incluye una cláusula como esta.
La pintura se ha convertido en un símbolo del feminismo, hasta el punto de que se ha replicado en paredes de toda España, desde que Vox la puso en la diana cuando consiguió que, en un acuerdo en el pleno distrital de Ciudad Lineal, Ciudadanos y PP votasen a favor de una iniciativa que pedía ser borrada. La formación que en Madrid lidera Begoña Villacís acabó rectificando y en el Pleno municipal votó ya en contra de su borrado. Pero el señalamiento de Vox –que llegó incluso a las páginas de la prensa extranjera– ya había hecho mella y el 8 de marzo –Día Internacional de la Mujer– amaneció vandalizado con las caras de las mujeres homenajeadas pintadas de negro.
Almeida se comprometió entonces a restaurarlo durante un acto por el Día de la Mujer en el que autodenominó a su Gobierno como “feminista”. Pero los trabajos para su reconstrucción se han hecho esperar. Ha tenido que pasar casi medio año para que su reconstrucción vaya a ser una realidad. El mural original, germen de hasta 60 copias posteriores, es el único de los tres atacados en marzo que aún no se había restaurado. En Getafe y Alcalá de Henares los trabajos fueron más ligeros.
Desde este domingo, los cinco artistas que componen Unlogic Crew raspan el muro para retirar los manchurrones negros y recrear de cero la icónica obra. Según figura en el contrato, los trabajos se extenderán desde el 22 hasta el 29 de agosto por un importe de 14.900 euros, IVA no incluido.
En la justificación del contrato menor el Gobierno regional alude a un acuerdo del Pleno municipal del pasado 26 de enero tras una moción de urgencia por Más Madrid que obliga al Ayuntamiento de Madrid a desarrollar “las actuaciones necesarias para preservar y mantener las actuaciones desarrolladas por la Dirección General de Patrimonio Cultural en el marco del programa Compartiendo Muros, especialmente la ejecutada en el Distrito de Ciudad Lineal para la promoción de la igualdad de género”. Fue el acuerdo con el que los de Rita Maestre –gracias a los votos esta vez de Ciudadanos y también del PSOE– impidieron que prosperase la iniciativa de Vox de solo cinco días antes para eliminar el mural.
Casi seis meses después desde que fuera vandalizado, la Junta de Distrito ha firmado el contrato menor, que no requiere concurso ni proceso de adjudicación. El empujón a la restauración se producía solo unos días después de una manifestación de las vecinas de Ciudad Lineal frente al Palacio de Cibeles, sede del Gobierno municipal. Como contaban recientemente los artistas a esta redacción, el colectivo Unlogic Crew estaba en conversaciones con las asociaciones feministas y de vecinos que defendieron la obra con uñas y dientes, a través de movilizaciones, para repintar juntas un mural de barrio convertido en icono de algo mucho más grande. La letra pequeña del contrato, sin embargo, lo impide.