Los ricos, con los ricos; y los pobres, con los pobres. Madrid es la comunidad autónoma de España cuyas aulas están más segregadas por nivel socioeconómico, según las conclusiones de un estudio publicado en la Revista de Sociología de la Educación, y se encuentra al nivel de Hungría y Rumanía, los dos países europeos con más desigualdad en los centros educativos. Los resultados arrojan que el 45% de los alumnos y alumnas de 15 años de la región tendrían que cambiarse de centro escolar para que los institutos tuvieran estudiantes de todas las clases sociales.
La investigación, basada en datos del informe PISA 2015 y firmada por F. Javier Murrilo y Cynthia Martínez-Garrido (de la Universidad Autónoma de Madrid), relaciona los resultados de forma directa con las políticas educativas aplicadas por los gobiernos del PP. “Es la región de España que más ha impulsado la creación de modelos de cuasi-mercado escolar. En los últimos años se ha fomentado decididamente la competencia entre centros y la libre elección de las familias”, afirma el análisis, que cita medidas concretas impulsadas por gobiernos del PP: el distrito único, la publicación de ranking entre centros, el modelo bilingüe y la apuesta por la educación privada. La mayoría tienen la marca Esperanza Aguirre.
La segregación que los expertos llaman “residencial” es “ineludible”. Es decir, que la población “se concentre en el territorio según su nivel socieconómico”. “Boadilla tiene el doble de renta per cápita que Parla, y eso conduce a la segregación escolar. Ahora bien, si la diferencia entre comunidades que marca el estudio es tan grande... es que están actuando otros factores”, explica Jesús Rogero, profesor de Sociología de la Universidad Autónoma. La investigación sostiene esta misma tesis y presenta la segregación escolar como “un claro producto de las medidas políticas tomadas al respecto”.
El Gobierno de Cifuentes no ha roto con este modelo y lo sigue aplicando y potenciando con más aulas concertadas y más colegios e institutos bilingües. Ante los resultados del estudio, la Consejería de Educación afirma que “la Comunidad ocupa la cuarta posición dentro de los países de la OCDE con una mayor inclusión académica teniendo en cuenta la diversidad de las características socioeconómicas de los alumnos”.
El mercado de colegios
La libre elección de colegio o instituto, vivas donde vivas, fue una de las grandes promesas electorales de Esperanza Aguirre. La medida empezó a funcionar en el curso 2012-2013. Para los investigadores, el distrito único no es segregador per se, pero “beneficia a las familias que pueden elegir, que tienen acceso a la información y que pueden desplazarse”, explica Javier Murillo, que ve imprescindible que vaya acompañada de “medidas compensatorias”.
Desde Consejería de Educación actual defienden que con esta política “los colegios de Madrid son un 12,5 % más heterogéneos, en relación al nivel educativo de los padres de alumnos”. Este sistema rompió con las zonas de escolarización y su implantación provoca que, en ocasiones, los niños y niñas no tengan garantizada una plaza pública en su centro más cercano o incluso en su distrito.
La zona única favorece, según los expertos consultados, el fomento de la “competitividad entre las escuelas”. “Los centros educativos conforman un mercado para las familias y el objetivo es elegir el mejor”, sostiene Rogero. La Comunidad Madrid, con Ignacio González como presidente, llegó a crear en 2013 una web para comparar centros en función de las notas en las pruebas externas (precuela regional de las reválidas), en las de inglés y en la selectividad. Su lanzamiento estuvo rodeado de polémica y salpicado de quejas por parte de la comunidad educativa. El portal sigue funcionando pero ya no permite ver resultados académicos.
Las pruebas CDI, unos exámenes externos obligatorios en Primaria hasta que el Ministerio de Educación impuso sus propias pruebas con la Lomce, también llevan la marca Aguirre y fomentaron que se crearan clasificaciones de los mejores colegios e institutos. Los sindicatos llevan años denunciando cómo, como consecuencia esta “lógica de mercado”, hay colegios e institutos saturados y otros, que pueden compartir barrio, donde no se cubren las plazas.
Centros llenos y vacíos
Estos desequilibrios entre centros escolares también se explican, según el estudio, por el modelo bilingüe, la medida estrella de la política educativa de Aguirre en sus años como presidenta de la Comunidad de Madrid. La puso en marcha en 2004 y desde 2013 todos los colegios que se construyen en la región incorporan automáticamente este programa.
“Que el instituto que tienes al lado cuelgue el cartel de bilingüe es lo peor que te puede pasar”, dice una profesora de inglés de un centro no bilingüe. “Te empiezas a quedar atrás. En los últimos cinco años hemos visto cómo, mientras nosotros caíamos de línea cinco a línea dos, el instituto que está a 100 metros se desbordaba”, asegura.
Su clase, describe, tiene solamente alumnado de origen inmigrante. “Y, si no los son, es porque tienen dificultades motóricas”, explica esta docente, cuyo centro escolariza preferentemente a estudiantes con problemas de este tipo. “Sobrevivimos y salimos adelante. No cambio mi centro por ningún otro”, resume. La profesora forma parte de la red BabelRed21 por la “inclusión” y en contra de la “simplificación de las materias para enseñarlas en inglés”.
“En los centros bilingües, los chavales requieren por lo general apoyos externos. Quien no puede tener esos apoyos que les permiten seguir las clases, ya sean procedentes de sus familias o de profesores particulares o de extraescolares, están fuera del sistema”, opina Rogero.
El Gobierno de Cifuentes sigue apostando por potenciar al máximo el programa bilingüe. En 2017 había 515 centros públicos funcionando con este modelo: 365 colegios y 150 institutos. Las familias de 31 municipios de la región no pueden elegir si quieren o no este sistema porque el 100% de los centros de proximidad son bilingües. Los presupuestos de 2018 conceden dos millones más a la implantación de este modelo: de 26,5 a 28,5 (un 7,7% más). Este curso, además, se ha extendido a algunos centros de Educación Infantil.
Gran peso de la concertada
La Comunidad de Madrid es la región que menos invierte en la escuela pública, pero está en los primeros puestos en el presupuesto dedicado a la concertada. En 2014, uno de cada cinco euros del gasto total en educación fue a parar a la educación concertada (un 20%). La media de las comunidades está en un 14,7%.
Los autores del estudio establecen una “relación directa” entre el número de escuelas privadas y la segregación de un país o región“. ”Pese a tener la misma normativa, tienen mecanismos para la selección del alumnado. Una política más condescendiente con la privada y la concertada provoca más segregación“, indica Murillo, experto en Métodos de Investigación y Diagnóstico en Educación.
El pago de cuotas ilegales en los colegios concertados es una práctica extendida y reconocida por la administración madrileña. “La barrera económica ya marca una desigualdad: si no puedes pagar, no entras”, resume el sociólogo Jesús Rogero. En este sentido, la investigación de Murillo y Martínez señala que la segregación socioeconómica suele ser más alta “por arriba que por abajo”. Lo que significa que hay más escuelas de élite donde solo hay niños y niñas con familias de alto nivel socioeconómico. Esto también pasa en Madrid.
La administración de Cifuentes destina más de 900 millones de euros anuales a financiar la educación en centros concertados. Para este curso, la partida ha aumentado 15 millones para abrir 210 nuevas aulas y, en dos años, la Consejería de Educación ha creado 762 en este régimen.