Madrid invierte tres millones en sacrificar cotorras sin coordinación con municipios vecinos que también tienen

Las cotorras llegaron a Madrid en los años ochenta víctimas de la comercialización. Fueron un animal de compañía de moda hasta que empezaron a ser un problema. Más de tres décadas después, el Gobierno municipal está tomando medidas para solucionarlo porque los datos avisan de que el aumento de la población está fuera de control. El equipo de José Luis Martínez-Almeida invertirá tres millones de euros en sacrificar más de 11.700 ejemplares de estas aves exóticas para evitar que sigan causando daños a la biodiversidad madrileña. Solo en la capital se concentran el 40% de las cotorras argentinas que viven en España, según datos del censo de 2015.

Sin embargo, el plan de elevado presupuesto encuentra una laguna, según expertas consultadas. Se va poner en marcha sin que la Comunidad de Madrid haya coordinado un plan regional para evitar que las cotorras de otros municipios cercanos –donde también hay aunque menos numerosas– se instalen en la ciudad por un fenómeno que se llama “nicho ecológico”: si se eliminan las que hay, queda un hueco natural para que nuevas aves lleguen a la capital.

“Se lo hemos dicho a la Comunidad de Madrid. La acción debe ser coordinada porque no solo están en la ciudad de Madrid. Son sedentarias pero van expandiendo la población e instalándose en nuevos territorios”, explica Beatriz Sánchez, experta en Biodiversidad Urbana de la Sociedad Española de Ornitología, SEO Birdlife. Esta entidad ha elaborado un censo de cotorras en toda la Comunidad de Madrid mediante el avistamiento y el conteo.

Fuentes de la Consejería de Medio Ambiente justifican que las competencias en estos planes para controlar las poblaciones son municipales y el Gobierno regional solo hace labores de “asesoramiento”. El Ayuntamiento de Madrid, por su parte, defiende que la Comunidad da el “permiso” y “el resto de municipios están a la espera de la puesta en marcha” del plan en la capital. La actuación sobre la capital erradicaría el foco más preocupante del problema.

El sacrificio de las especies invasoras está respaldado por ley porque dañan el medio natural. El Gobierno de España tiene un catálogo que recoge tipos de flora y fauna que son una “amenaza grave” para la economía y la biodiversidad autóctona. Entre ellas está la cotorra argentina desde 2011. La presencia de este tipo de animales extraños son la segunda causa de extinción de especies en ambientes terrestres, recuerda Sánchez.

El censo elaborado por SEO Birdlife revela que hay poblaciones de cotorra argentina en veinte de los 179 municipios de la Comunidad de Madrid, “generalmente contiguos a Madrid y especialmente en la zona oeste, colindantes con la Casa de Campo”. El grupo más numeroso está con mucha diferencia en la capital (concentra el 87% de la población autonómica), pero existen también comunidades importantes en Leganés, Pozuelo, Móstoles y Getafe.

Getafe y San Fernando de Henares también están tomando medidas ante los problemas que están generando las cotorras. En estos casos se va a impulsar, en lugar del sacrificio, la esterilización de las aves para cortar su reproducción y así evitar que la población se extienda. Es la solución, avalada también por la Comunidad de Madrid, que el partido animalista Pacma planteó al Ayuntamiento de Madrid como alternativa.

“La captura y el exterminio va a provocar un hueco en la ciudad y volverá a haber el mismo número de aves en un tiempo. A largo plazo es ineficaz. Mientras se van capturando una a una se irán reproduciendo”, considera Laura Duarte, presidenta del partido animalista en conversación con eldiario.es. Duarte habla también del “componente ético”. “La captura, esterilización y suelta es un método no cruel. Si se gasean, la muerte es lenta”, justifica.

Un 33% más de cotorras en tres años

El Ayuntamiento de Madrid explica que será la empresa concesionaria del servicio la que decida el método con la supervisión de la Comunidad de Madrid. El más habitual, según la experta de SEO Birdlife, es usar gas por el elevado número de ejemplares. Solo en la ciudad hay 13.000, según los últimos datos. De ellas solo se mantendrá el 10% de la población, 1.300. El Consistorio considera que es un número que permite que los daños sean “mínimos o aceptables”.

El contrato que va a salir a licitación en las próximas semanas dura 23 meses. La operación de captura de las aves comenzará en octubre, según fuentes municipales, y las labores de vigilancia se prolongarán más allá de dos años para garantizar que la situación de nuevo no se dispara. El delegado de Medio Ambiente, Borja Carabante, habló en un primer momento de un presupuesto de 100.000 euros que finalmente se ha situado en tres millones.

Según datos municipales, el censo de cotorra argentina de los parques de Madrid ha crecido un 33%, pasando de las 9.000 registradas en 2016 a las 13.000 contabilizadas el año pasado. “En 2005 se estimaba una población de 5.000”, dice una nota enviada por el Consistorio. En la ciudad también hay otro tipo de cotorra llamada de Kramer, pero el número de ejemplares es menor.

Una especie víctima de la comercialización

Se trata de una especie que llegó a España porque la gente compraba cotorras como animales de compañía. Procedentes de Sudamérica, los primeros avistamientos en la ciudad de Madrid se remontan al año 1985. Cuatro años más tarde se constató la reproducción en la capital, apuntan desde SEO. “Proceden de sueltas o escapes de mascotas. En esos años se empezaron a comercializar porque son muy bonitas y simpáticas”, indica la experta en Biodiversidad Urbana Beatriz Sánchez. Sánchez añade además que la especie es “muy longeva” y puede vivir hasta dos décadas en cautividad.

El crecimiento exponencial de la población de cotorras plantea varios problemas. La especie daña especialmente el arbolado urbano por la construcción de nidos de hasta 100 kilos de peso. La caída de estos nidos de las ramas también entraña riesgos para los viandantes, según el Ayuntamiento de Madrid, que asegura, además, que ha recibido quejas de los vecinos por el “ruido”.

“Los científicos apuntan que estas subidas poblacionales tan rápidas hay que frenarlas cuanto antes para poder controlarlo. Lo que pedimos es que sea de la manera más indolora posible, que se cumpla la ley y no se empleen métodos cruentos”, concluyen en SEO Birdlife.

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