El Castillo Nuevo de los Mendoza, emblema de Manzanares El Real, cerró sus puertas al público el pasado 5 de enero tras finalizar el contrato de arrendamiento entre la Comunidad de Madrid y la Casa Ducal y pasar a manos de la duquesa del Infantado. Este monumento, que recibió más de 400.000 visitantes en los últimos años y es el segundo más visitado de la Comunidad de Madrid, ha echado el cierre tras corroborar que la licencia de uso del suelo no es la adecuada para que pueda continuar abierto al público.
Construido en 1475 bajo la dirección del primer duque del Infantado y concluido en 1490 por el arquitecto de los Reyes Católicos, Juan Guas, el Castillo Nuevo de los Mendoza es uno de los máximos exponentes del gótico tardío en España. Durante seis décadas, la Comunidad de Madrid gestionó su apertura al público y destinó inversiones significativas para su restauración y conservación, que cifran en cerca de un millón de euros.
Sin embargo, la devolución de la propiedad a la duquesa Almudena de Arteaga ha forzado el cierre del acceso al castillo y al parque aledaño. El terreno donde se asienta el castillo está calificado como rústico, lo que impide conceder licencias para su apertura turística según las normativas urbanísticas. Mientras las administraciones buscan modificar estas normas, el principal exponente de la identidad cultural del pueblo de poco más de 9.000 habitantes permanece cerrado.
Los vecinos y el Ayuntamiento, volcados en su reapertura
La alcaldesa de Manzanares el Real, Alicia Gallego, ha querido mandar, en declaraciones a elDiario.es, un mensaje de tranquilidad a los vecinos aunque ha reconocido el impacto que puede tener del cierre del castillo sobre el turismo local del municipio y de las localidades cercanas como Soto o Cerceda.
Gallego calcula que el plazo para modificar la normativa urbanística puede llevar cerca de un año debido a los trámites administrativos necesarios. La alcaldesa ha querido subrayar la coordinación entre el Ayuntamiento, la propiedad del Castillo y la Comunidad de Madrid, con reuniones técnicas ya previstas para la próxima semana: “Aquí estamos todos, cada uno por sus motivos, pero todos estamos de acuerdo”.
La relación con la Comunidad es fluida, con consenso sobre la importancia del impacto económico y turístico para toda la región, aunque el propio Ayuntamiento no perciba directamente ingresos por turismo.
Delante de la biblioteca de Manzanares El Real, varios jóvenes comparten su malestar por el cierre del castillo pero también por la pérdida del parque, que también ha pasado a manos de la Casa Ducal del Infantado. “Es como si nos hubieran quitado un trozo de nuestra historia, además de un espacio como el parque, que usábamos para pasear”, comentan.
Yolanda Ruiz, vecina de Manzanares el Real, lamenta que aún no haya un acuerdo para reabrir el monumento y recuerda que afecta a mucha gente del pueblo: “Mi marido estuvo mucho tiempo trabajando en el castillo”. Julián Sanz, otro vecino, insiste en la importancia del castillo como símbolo del municipio: “Es una pena porque mucha gente venía solo para verlo, y ahora eso se puede perder. Espero que lleguen a un acuerdo porque es importante para todos”. Además, también explica que su cuñado trabaja de seguridad y ahora puede que se quede sin trabajo.
La alcaldesa ha achacado la situación a que ninguna de las partes era consciente de que la licencia nunca existió, lo que complicó un trámite inicialmente previsto como sencillo. Además, ha resaltado que ha recibido el “compromiso firme” por parte de la Comunidad, de los partidos de la coalición del Ayuntamiento y de la Casa Ducal del Infantado para reabrir “cuanto antes” el castillo al público.
Salud Padilla, vecina del municipio cercano del Boalo, añade que el castillo no solo es clave para el turismo, sino también para el empleo local. Pedro Muñoz, otro residente, cree que la gestión pública del castillo dejó mucho que desear: “La marquesa siempre quiso recuperarlo, pero nunca llegaron a un acuerdo. Ahora estamos pagando el precio”.
En cuanto a los titulares actuales, Gallego afirma que han mostrado un fuerte compromiso para continuar y mejorar la actividad cultural del Castillo, incluso destinando los beneficios a la rehabilitación de áreas como la capilla, aun sin restaurar.