Matadero se abre a la cultura de pago
“El proyecto ha empezado con muy buen pie: en su primer fin de semana hubo 6.000 visitantes. Es un proyecto que acerca la ciudad al Matadero”. Son declaraciones de Ángel Martín Vizcaíno, consejero delegado de Madrid Destino, en la comisión de Cultura, Turismo y Deporte del Ayuntamiento de Madrid de este martes. Para el máximo cargo de la gestión cultural madrileña, sin bagaje previo en el sector, el Centro de Experiencias Inmersivas inaugurado hace dos semanas en Matadero es un éxito. La entrada general por el pase de media hora asciende a 14,90 euros. Los mayores de 65 años abonan en taquilla 12,90 euros. Y a los niños también se les cobra (9,90 euros). Una familia de cuatro personas que se acerque a ver el espectáculo proyectado sobre la pintura de Klimt gastará casi 50 euros.
Este centro, que se anuncia desde la propia web de Matadero como si formara parte de los programas municipales, es una concesión de diez años de la Nave 16 del recinto inaugurado en 2006 por Alberto Ruiz-Gallardón (PP). A cambio, Madrid Artes Digitales tendrá que pagar un alquiler de 426.000 euros anuales al Ayuntamiento (y exhibirá al menos tres producciones inmersivas anuales). Es decir, más de 35.000 euros mensuales. Si se mantiene el mismo ritmo de visitas del primer fin de semana, la operación no tardará en rentabilizarse gracias a los precios de entrada que pagarán los madrileños por ver el show en un espacio de propiedad pública.
El Centro de Experiencias Inmersivas es el “proyecto de mayor dimensión impulsado en Matadero en la última década”, tal y como lo define el Área de Cultura de Andrea Levy. Para Martín Vizcaíno se trata de “un proyecto pionero y estable”, “un centro de desarrollo cultural digital que combina las más innovadoras tecnologías audiovisuales con diversas disciplinas artísticas”. Entre sus objetivos está “ampliar los públicos de Matadero mediante la fusión de arte, ciencia y la tecnología”.
Una misión indefinida
En el último año se han producido dos decisiones políticas que afectan a la definición de ese objetivo del que habla Martín Vizcaíno. El desplazamiento de Medialab y la inauguración de este centro inmersivo. Rosa Ferré llegó a la dirección del centro en 2018, tras un concurso de buenas prácticas en el que tuvo que presentar un proyecto que diera una identidad al gran proyecto cultural de la ciudad. Afronta su último año y medio con la misma ilusión que hace cuatro, pero con serias dudas sobre la misión que debería definir la identidad de la institución.
“Hace falta una revisión sobre la misión de Matadero y un consenso político. A golpe de dirección artística no se construyen instituciones. Mi intención es crear institución. Aspiro a la misión. Pero la misión está en otro lado”, explica Ferré. Ese “otro lado” es el de la política. El de Cibeles. “Ahí surge la tensión”, cuenta. Desde este periódico hemos consultado al área que dirige Andrea Levy cuál es la misión que quieren dar a Matadero y en lugar de dar una respuesta han preferido remitirnos a consultar la web de Matadero.
“La tensión reside en la evolución de Matadero. Es decir, ¿lo que proponemos desde la dirección [Intermediae, programa de residencias y Medialab] es algo que se queda aislado o tiñe a todo lo demás? Desde luego, el Centro Inmersivo no tiene nada que ver con nuestra programación. Para mí es como si hubieras puesto un cine comercial en medio de Matadero”, aclara su directora, que defiende su programación como necesaria y con respuesta de público. “No necesitamos más público que el que tenemos. El año pasado pasaron por aquí 1,8 millones de personas”, recuerda. “El proyecto de inmersivas es una línea totalmente diferente a la orientación de Matadero”, añade Ferré.
La aldea gala
Para la directora artística, Matadero es un centro de creación y su misión es potenciarla. Por eso habla con orgullo de estos años al frente de la institución y de su intención de llegar a la ciudadanía con proyectos de transformación social. “¿Matadero es un ecosistema de cosas o un centro unitario? Lo que intento yo es crear un centro unitario”, explica Ferré, que no fue consultada ni cuando se trasladó Medialab a Matadero ni cuando se instaló el Centro de Experiencias Inmersivas en la Nave 16, que antes se dedicaba a las residencias de creadores. Por el desplazamiento de Medialab reconoce que pensó en dimitir, pero pesó más su equipo y el proyecto.
Matadero es el gran proyecto cultural de la ciudad y, como indica el responsable de Madrid Destino, es una de las mayores infraestructuras dedicadas en Europa a la creación y a la producción cultural. En eso coincide con Rosa Ferré. Pero la directora reconoce que hay un cambio profundo en la orientación de la identidad de los complejos que se levantan en los 75.000 metros cuadrados. “Cuando yo llegué había unos planes de otro Ayuntamiento, que han cambiado con la llegada del nuevo”, dice.
La idea original de Ferré era consolidar Matadero como centro de producción y de investigación sostenible. Todo se ha paralizado con el cambio de voluntad política. Entre esos planes, figuraba la recuperación de la Nave 15 para las residencias de creación de artistas. Eso está parado. La nave está cerrada y abandonada. “No sé qué va a pasar con ella”, contesta Ferré. La nave ocho y la nueve también están vacías.
Injerencia política
Andrea Levy no ha ido todavía la nueva sede de Medialab, tras expulsar el proyecto de la antigua Serrería Belga hace un año. Y se lo ha recordado la concejala socialista Mar Espinar en la comisión de cultura. También le ha afeado la injerencia en la dirección de Matadero. “Se ha hecho lo que le ha dado la gana a la señora delegada. Todo por y para el negocio: alfombra roja a los que quieran sacar rentabilidad a los espacios públicos. Lo que era un centro de referencia ha pasado a ser un centro desdibujado. Matadero tiene una dirección artística que funciona pese a ustedes”, ha asegurado Espinar.
La concejala del PSOE se ha detenido en el alto precio de las entradas del Centro Inmersivo: “¿Cree de verdad que así estamos fomentando el acceso de todos los madrileños a la cultura? Ese es su trabajo y por eso le pagan”. Martín Vizcaíno le ha respondido que no cree que sea una entrada disparatada, sino que es un precio que “está en el mercado”. Por último, le reclama a Andrea Levy que deje de improvisar y demuestre que tiene una hoja de ruta cultural: “No conocemos su proyecto en Matadero”.
Para Pilar Perea, concejala de Más Madrid que ha reclamado la presencia de Andrea Levy para explicar el futuro de Matadero, el Área de Cultura “ha hecho desaparecer los programas que enlazaba la institución con la cultura de proximidad en los barrios”. Es una de las mayores infraestructuras dedicadas en Europa a la creación y a la producción cultural. Ha denunciado que han hecho desaparecer los proyectos de creación colectiva y los lazos entre las comunidades diversas sin contar con la directora artística. La concejala ha definido la situación de la institución como un “caos”.
Sobre el polémico Centro de Experiencias Inmersivas, Perea reclama “un pequeño informe que justifique por qué ese centro de explotación privada tiene que quitar un tercio de los espacios de los artistas residentes”. Ángel Martín Vizcaíno se ha mostrado sorprendido por las reclamaciones de la oposición y ha tropezado en su primera comparecencia con una desafortunada comparación: “Nos ha presentado usted un panorama dantesco. La guerra de Ucrania con esto no es nada”.
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