Madrid cuenta desde este domingo con un nuevo Centro Social Okupado, La Rosa, en el barrio de La Latina, que ha abierto sus puertas bajo el lema “El corazón de Madrid sigue latiendo”. Ubicado en un edificio abandonado de la calle Bastero, 1, frente al Mercado de La Cebada, el proyecto abre con el objetivo de convertirse en “un eje social y político clave para la ciudad” y en un lugar “especialmente significativo”, según sus responsables “por el lugar en el que se encuentra”.
Tras los desalojos de otros centros como La Ingobernable o La Ferroviaria, los activistas aseguran que hace tiempo que querían “testear” la apertura de un centro social en Madrid y ver qué respuesta recibían. Esta semana, aseguran, llevarán a cabo el proceso de apertura a otros colectivos afines. “La mejor manera de defender este espacio es que acoja a colectivos que lo defiendan como propio”, afirma su portavoz a elDiario.es.
El CSO La Rosa, en el barrio de La Latina de Madrid, ha abierto sus puertas “por muchos motivos”, pero su carta de presentación habla de uno de los grandes problemas de la capital: la gentrificación que ha expulsado a muchos de sus habitantes del centro a la periferia por la presión de los alquileres turísticos. Como los de los dos edificios colindantes al nuevo centro, según denuncian desde La Rosa.
Sus responsables afirman que la iniciativa les une “frente a la hostilidad de la ciudad y de quienes la destruyen” y defienden que abrir este centro en medio de la capital les servirá para denunciar “el impacto de la gentrificación”, así como impulsar políticas que demuestren que “se puede hacer un uso distinto del espacio público y ciudadano”. Sin embargo, el objetivo del centro es alojar una vez más a diferentes colectivos sociales, desde activistas por la vivienda a feministas y ecologistas.
“En una ciudad que tala sus árboles, que destruye y mercantiliza su espacio público, en el corazón de una ciudad en la que los desahucios no cesan y los fondos buitres campan a sus anchas, queremos 10, 100, 1.000 Centros Sociales”, han defendido a través de un comunicado compartido este domingo.
De momento, La Rosa —que podría ser rebautizado en un futuro— abre con el sueño de ir más allá del activismo y acoger también actividades lúdicas y educativas. “Tenemos la certeza de que la vida que se genera aquí tiene impacto más allá”, ha declarado su portavoz. “Por la existencia de otros centros sabemos que tienen una capacidad expansiva muy grande”.