La Comunidad de Madrid canceló el pasado 27 de agosto la feria taurina programada en Alcalá de Henares y en la que se preveía una afluencia de público de unas 4.000 personas. Solo 24 horas antes, el Gobierno regional que preside Isabel Díaz Ayuso –que la respaldó públicamente– había dado la autorización final para su celebración. Los organizadores cumplían con los requisitos de seguridad y aforo fijados por la propia administración autonómica en su normativa sanitaria, pero finalmente la presión del Ayuntamiento de la localidad, gobernado por el PSOE, y un informe de Salud Pública que desaconsejó la corrida de toros –y que puso en evidencia las discrepancias en el Gobierno regional– acabó por suspender el evento. Por aquellas fechas, la región ya registraba datos preocupantes de contagios tras el desconfinamiento de mayo y se hablaba de que la segunda ola había llegado ya a Madrid.
La polémica envolvió durante días aquel evento que no llegó a producirse pese a que cumplía con la normativa que establecía la Consejería de Sanidad, al igual que lo ha hecho ahora con el concierto del cantante Raphael en el Wizink Center, que sí se celebró y que albergó a casi 5.000 personas el sábado y a un número similar el domingo. El debate sobre la idoneidad de este tipo de espectáculos que albergan a miles de personas está servido.
La Comunidad de Madrid insistió este lunes en que el concierto de Raphael en el Wizink Center “cumplió con las medidas de seguridad”. El consejero de Justicia, Interior y Víctimas, Enrique López, defendió en una entrevista en Antena 3 que el evento “no generó un riesgo mayor que el que puede haber en una superficie comercial” –espacios que Ayuso siempre ha calificado como “muy seguros”– y subrayó que conciertos de este tipo se pueden realizar “siempre que se cumpla con el aforo por debajo del 30%, las personas estén sentadas con mascarillas con prohibición de comer y de beber, y con un aire reciclado de forma permanente”. Los asistentes, sin embargo, tuvieron un servicio para pedir comida y alimentos desde sus asientos y las imágenes muestran a personas consumiendo alimentos.
También se pronunció al respecto la presidenta madrileña que defendió que si se habla “de imagen, la imagen es subjetiva” porque la impresión que daba era de un pabellón “más lleno de lo que en realidad estaba”. Unas 4.700 personas para un pabellón que podría albergar hasta 17.400. Para Ayuso, lo importante fue ser “garante con la ley” –que fija el propio Gobierno regional– y que el concierto cumplió con las “normas sanitarias establecidas”. “Por tanto, los eventos privados no se cancelan o se permiten por imagen, se tiene que hacer por responsabilidad”, señaló la dirigente del PP.
Desde la Consejería de Sanidad también insisten que el evento multitudinario cumplía con los requisitos fijados por la normativa regional, que para este tipo de eventos multitudinarios no se modifica desde septiembre. Concretamente, la norma que regía era la Orden 688/2020, del 19 de junio, que luego ha sido ligeramente modificada por las órdenes 1008 y 1404, y que establece un aforo máximo del 40% para este tipo de eventos multitudinarios –el Wizink Center puede albergar hasta a 17.400 personas–. En el caso de los conciertos de Raphael, el aforo no superó el 25%, aseguran los organizadores que resaltan que el público estaba sentado y tenía un asiento en medio.
Sin embargo, cumplir la normativa no siempre ha sido suficiente. También las medidas fijadas por la normativa regional estaban garantizadas por los organizadores del evento taurino de finales de agosto en Alcalá de Henares y finalmente fue cancelado en contra del criterio de parte del Gobierno regional que lo hubiera mantenido pese al aumento de casos. Fue el Ayuntamiento de Alcalá quien más presionó, pero también la Consejería de Sanidad se mostró contraria a su celebración. El festival madrileño Tomavistas Extra que se iba a celebrar en septiembre tras no haberse podido hacer en mayo también cumplía con los requisitos, pero se suspendió al no ser autorizado por la Junta Municipal del Distrito de Arganzuela.
Los contagios repuntan en Madrid
Con casi cuatro meses de diferencia, la similitud entre el concierto de Raphael y la corrida de toros en Alcalá es el repunte en los contagios por coronavirus en la región. Madrid comenzó a doblegar la curva de casos en octubre pero las últimas dos semanas ha experimentado un aumento de los mismos que ya sitúa la incidencia acumulada en 301 casos por cada 100.000 habitantes los últimos 14 días, cuando hace dos semanas estaba por debajo de los 200. Ayuso reconoció el pasado jueves durante el Pleno regional que podría tratarse ya de una “tercera ola”. La diferencia sin embargo con lo que pasó en agosto con la feria taurina es que nadie en esta ocasión se quejó ni presionó para que el concierto multitudinario no se produjera.
“En ningún caso nos planteamos cancelar el evento al igual que nadie desde la Comunidad de Madrid lo puso sobre la mesa”, asegura a elDiario.es Manuel Saucedo, consejero delegado del Wizink Center. “Si las normas sanitarias hubieran cambiado nos lo hubiéramos planteado pero hemos sido escrupulosos con la normativa y fue un evento marcado por la seguridad que demuestra que podemos recuperar este tipo de eventos poco a poco”, insiste Saucedo que recalca que la cuestión nunca fue económica ya que abrir un recinto de esas dimensiones con un aforo del 25% “no reporta ningún beneficio”.
El consejero delegado del recinto recuerda además que el jueves se produjo la reunión habitual en este tipo de eventos en la que se presenta el protocolo de seguridad para el espectáculo y que en el encuentro nadie planteó ningún problema. “En agosto presentamos a Salud Pública nuestro protocolo y días antes del evento, el jueves, nos reunimos con Policía nacional, municipal, bomberos y representantes de la Comunidad en la que expusimos nuestro plan de seguridad”, explica Saucedo.
Antes de Raphael hubo otros conciertos que se cancelaron. La fecha del 19 la tenía originalmente ocupada en el Wizink el músico Loquillo, que acabó retrasando su actuación al año próximo, al igual que otros muchos. El consejero delegado asegura que para conciertos de rock o indies es cuestión indispensable “estar de pie en la pista” y eso es lo que no está permitido. “Al final todos los conciertos se están aplazando por eso: o bien el ‘show’ del artista no permite un concierto sentado, o bien porque ya estaban a la venta y no es la misma cosa”. La oportunidad de acoger a Raphael surgió después, hace un mes y medio, explican.
Ayuso insistía este lunes en respaldar el evento y pasaba la bola a Ciudadanos, su socio de Gobierno: “Esto es una gestión directa del Vicepresidencia y he hablado con el vicepresidente y los dos lo vemos de la misma manera, el aforo era menor del que se permite, era un lugar seguro”, defendió. Este diario ha preguntado a la Vicepresidencia del Gobierno regional que dirige Ignacio Aguado si se plantearon cancelar el concierto pero recuerdan que ellos no tienen competencias para ello si se cumple con la normativa y que en todo caso es Sanidad la que debe determinar si hay riesgo para la salud pública. Respecto a por qué no se permiten partidos de baloncesto con público en el mismo recinto donde se juegan los partidos del Real Madrid, desde Vicepresidencia y el Wizink Center recuerdan que sobre esta cuestión es el Consejo Superior de Deportes quien decide, mientras que en los conciertos es la Comunidad de Madrid.
¿Es el momento de este tipo de eventos?
Más allá de la normativa, los epidemiólogos ponen el acento en la “prudencia” y en la imagen que un evento así puede trasladar a la sociedad teniendo en cuenta los esfuerzos que se están pidiendo a los ciudadanos. “Yo entiendo que lo comparen con las cenas navideñas pero yo creo que no tiene nada que ver con una cena familiar en casa donde se están produciendo los contagios”, se justificaba este lunes Ayuso que anunciaba así que se plantea un endurecimiento del toque de queda. “Además no están previstos más conciertos en las próximas semanas”, añadió, aunque para enero hay previstos dos eventos deportivos –uno de Balonmano y otro de fútbol sala– que reunirán a unas 2.500 personas cada uno, calcula el consejero delegado del Wizink Center.
Fernando García, portavoz de la asociación de Salud Pública de Madrid, no se atreve a hacer una valoración contundente del concierto sobre si este ha podido contribuir a la expansión del virus. “Probablemente con los contagios aumentando quizás no haya sido muy prudente”, reconoce. “Los conciertos duran bastante y si hay algún asintomático hay riesgo porque son interiores, aunque me cuesta pronunciarme”, dice el epidemiólogo en conversación con este diario. Para García, quizás en situaciones en las que “hay que reducir mucho la movilidad” y suben los contagios “lo prudente habría sido cancelarlo”. “La mayor parte del público era mayor y tiene más riesgo y eso habría que haberlo considerado”.