Un hombre baja de dos en dos los escalones de la estación de Metro de Plaza España cuando escucha el silbido del tren, y se desespera cuando ve cerrarse las puertas en sus narices. Mira el letrero electrónico. Quedan seis minutos de espera, a las 19:00 horas, en lo que el suburbano aún considera hora punta.
Esta escena habitual del Metro es mucho más molesta para los usuarios desde que la Comunidad de Madrid recortó, a finales de abril, un 10% de la circulación de los trenes de la red. El porcentaje es una media que se vuelve más o menos intensa en función del tramo horario pero que deja a los usuarios con esperas de hasta seis y siete minutos en los andenes en franjas de gran volumen de uso. Con estos márgenes, un trayecto con un transbordo que antes duraba 30 minutos hoy se puede extender hasta los 45.
“Desde hace unos días tardo el doble en llegar al trabajo. Tengo que hacer un transbordo y a veces espero cuatro o cinco minutos”, lamenta una señora que se sube a un vagón de la línea 7, poco después de las nueve de la mañana, dirección Pitis. Esta vez el tren ha llegado pronto, pero media hora más tarde, pocos minutos después de la hora punta, el marcador electrónico indica una espera de ocho minutos. Una pareja con carpetas de papeles en la mano dice estar sorprendida: “Cogemos poco el metro, pero no recordábamos que tardara tanto”.
El Gobierno regional justifica los recortes en el fuerte incremento que ha experimentado la factura de la luz durante los últimos meses. “Lo que está ocurriendo es que el incremento de los precios de la luz se han disparado en todas las familias. Imagínese en una red de Metro como la nuestra que es de las más extensas de Europa”, dijo Isabel Díaz Ayuso a principios de mes para justificar la medida. Incluso deslizó una posible subida de las tarifas: “Nosotros estamos intentando no subir las tarifas mientras podamos. Intentamos que no lo paguen los ciudadanos”. Combina ese discurso con anuncios de rebajas de impuestos y exigencias de compensaciones al Gobierno central.
Ayuso dijo también que el recorte solo afecta a las horas “valle”, y su Gobierno llegó a justificar al anunciar la medida que “apenas se traduce en unos segundos más” entre tren y tren. Según los horarios de la web de la Comunidad de Madrid, en la Línea 1, entre las 7:30 y las 9:30, las esperas oscilan entre los 2 minutos y medio y los tres minutos y medio; entre las 7:00 y las 7:30, los trenes tardan entre tres y cuatro minutos en llegar al andén. Fuera de esos horarios, los usuarios tienen que esperar al menos cuatro minutos entre convoyes.
“Es una tabla dinámica que se monitoriza diariamente y que se a va a adecuar a la oferta junto a la demanda”, explicó en un vídeo colgado en las redes sociales la consejera delegada de Metro, Silvia Roldán, para defender una medida que según dijo no tocará “la carta de servicios ni la calidad”.
Los sindicatos de la empresa lo ven de forma diferente. CCOO ha elaborado un recuento de las tablas de frecuencias de los trenes y calcula que a partir del 19 de abril Metro impuso un recorte que se mantiene de hasta 55 trenes en el tramo que va de las 17 a las 18, justo antes de que empiece una de las tres horas punta que registra el suburbano a diario (7:30-9:30; 14:00-16:00; y 18:00-20:00). Entre las 17:00 y las 17:30, desde octubre del año pasado hasta abril circulaban por toda la red 253 trenes, por los 198 que lo hacen ahora. En la última hora punta del día, la que empieza a partir de las 18, circulan ahora 37 trenes menos en cada franja de treinta minutos.
En la Línea 5, por ejemplo, la frecuencia es menor que en la 1. En hora punta, las esperas oscilan en un rango de 3 minutos y medio a 4 y medio. Entre las 17:30 y las 18, entre 5,5 y 6,5 minutos; a partir de las 22, 7,5 minutos. En el caso de la línea 9, en hora punta un usuario tendrá que esperar al menos cuatro minutos desde que pierde por los pelos un tren hasta que llega el siguiente.
Estas son las tablas estipuladas en la web oficial, pero esos números tienen consecuencias reales, que se notan sobre todo en la tarde. Los andenes de la línea 10 a partir de las 18:00, cuando los viajeros suelen salir de sus trabajos, están completamente abarrotados, especialmente en las estaciones con transbordos. En Nuevos Ministerios, para pasar de la 10 a la 6, hay que atravesar una multitud. Los vagones están repletos.
Según los sindicatos, las protestas de los usuarios cuando comenzaron a notar las esperas y a experimentar retrasos en sus rutinas diarias, después de las vacaciones de Semana Santa, forzaron a la Comunidad de Madrid a moderar el recorte en el pico de uso de la mañana. Los 326 trenes que circulaban por la red en cada tramo de media hora entre las 7:30 y las 9:30 pasaron a 311 a mediados de abril. Tras la rectificación, ahora circulan 325, uno menos que antes, según CCOO. Metro no ha tocado sin embargo el resto de franjas horarias, tampoco las de los picos de uso de la tarde.
Aun así, incluso por la mañana los usuarios notan las aglomeraciones en los andenes y vagones y los minutos extra de espera, que se acumulan a medida que el pasajero suma transbordos. Metro de Madrid publica a diario los datos de pasajeros por la mañana en Twitter, en mensajes que varios usuarios aprovechan para presentar sus quejas: “Ya que hacéis comparativas, podías comparar también tiempos de espera o número de trenes… Seguro que salen unas cifras redondas”. “Suben los clientes y bajáis la frecuencia de trenes. Todo muy normal”, dice otro.
Tarifa fija y bajada de impuestos
Las protestas de los usuarios han pasado de la conversación de ascensor y de las redes hasta la Asamblea de Madrid. “Solo hay algo tan grave como robar dinero, es robar tiempo”, le espetó a Ayuso la portavoz de Más Madrid en el Parlamento regional, Mónica García. “¿Se acuerda del currito de Leganés del que me habló? Ese currito tiene que ponerse la alarma antes por culpa de sus recortes. La camarera que desea llegar a su casa después de 10 horas tiene llegar más tarde por culpa de su recorte”, insistió García.
Organizaciones de consumidores como Facua Madrid han ido más allá y han acusado a la Comunidad de Madrid de utilizar la subida de la luz como una “excusa” para recortar los servicios públicos. En un comunicado, la asociación afirmó que “el Gobierno de Isabel Díaz Ayuso utiliza el pretexto de la reducción del gasto a la vez que continúa con su política de bajada de impuestos”.
Hace menos de medio año, en diciembre, el Ejecutivo regional aprobó una reducción de impuestos que baja la recaudación en 334 millones de euros. La factura de la luz, según la Comunidad de Madrid, ha pasado de 3,4 millones de 2021 a los 12,2 de 2022, esto es, un aumento de 8,8 millones.
Facua se queja además de que Metro no utiliza una tarifa de la luz fija sino que la vincula al mercado diario, disparado desde hace meses. Según CCOO, esta medida se adoptó después de que Metro perdiese dinero en 2020 con la tarifa estable, por la bajada del mercado diario, pero hace más de un año que esta tarifa comenzó a escalar exponencialmente. “Justifica esta decisión en que ya utilizó esta fórmula parcialmente en 2021 y que ahora la empresa que le asesora le desaconseja hacerlo”, insiste Facua.
“La situación económica está dentro de la ley de presupuestos de la Comunidad. Entiendo que tengas que gestionar la subida de la luz, pero se pueden reducir gastos de publicidad de Metro, por ejemplo”, dice Juan Carlos de la Cruz, secretario de Metro de Comisiones Obreras, que recuerda que un servicio público como el suburbano “no tiene que tener beneficios”, se trata de dar “a la ciudadanía un servicio”.