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Pago por visita y currículum de inquilino: 500 euros por una habitación en Madrid y suerte con el casting

AlquilerMadrid

Diego Alonso Peña

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Arranca un nuevo curso y, con él, todo tipo de ciudadanos con trabajo o sin él se enfrentan a la búsqueda de un alquiler en Madrid en medio de lo que se ha convertido en una suerte de ley de la selva. Estudiantes de diferentes puntos del país, trabajadores que tienen su vida laboral en la capital o población local en busca del sueño de independizarse lidian entre un mar de ofertas para lograr encontrar la “menos mala” y dispuestos a asumir cada vez más requisitos, además de un casting con otros candidatos, para poder tener un hogar.

El portal Idealista publicó esta semana que alquilar una sola habitación en la capital asciende, de media, a los 500 euros por persona. Comparte la segunda plaza de los alquileres más caros del país junto a Palma, mientras que la primera es Barcelona con unos 565 euros por habitación.

En junio de este mismo año el mercado ha acumulado seis meses consecutivos batiendo marcas récord. Y esto se produce por la altísima demanda que hay en la capital y la escasa oferta para abarcar a todos los solicitantes. Desde el mismo portal aseguran que por cada anuncio de vivienda hay 41 contactos con clientes altamente interesados. 

“Cuando llegué a Madrid, hará unos siete años, pagaba por una habitación en un piso de estudiantes algo más de 300 euros. Entonces ya me parecía una barbaridad, pero ahora pago más de 500 por prácticamente las mismas condiciones: un piso compartido con otras dos personas”, explica Sara, de 25 años. Su vida, al igual que la de tantos otros, comenzó en Madrid como estudiante de una carrera universitaria, en este caso Periodismo, y con el paso del tiempo logró un trabajo con el que asegura que le sería prácticamente imposible vivir sola. “Para nuestra generación conseguir una vivienda es una meta que se nos presenta casi imposible”, concluye.

Como en su caso, el poder acceder a un alquiler se ha convertido para muchos en una carrera de obstáculos. “Honestamente, a veces no sé si estoy optando a un puesto de trabajo o a conseguir un alquiler”, comenta irónico Adrián, ingeniero de 27 años. Su vida también oscila entre búsquedas en páginas webs y portales de inmobiliarias. “Un día se te acaba el contrato, de vuelta al caos y así una y otra vez”, expone, para reflejar el estrés al que tantas personas están sometidas ante la situación.

“Los requisitos ahora son, en muchos casos, inasumibles. Nos piden demostrar los ingresos de los últimos seis meses, tener un contrato indefinido, un aval e, incluso, presentar las nóminas de las personas que vayan a entrar en el piso que alcancen una cantidad bastante superior a la del precio del alquiler”, explica. En su caso asegura que, además de pagar por adelantado tres meses del alquiler, también tuvo que presentar su salario. “Entiendo que los propietarios quieran asegurarse de los pagos, pero en la mayoría de los casos llega a niveles excesivos, es más, tengo parejas de amigos que ambos tienen un salario normal –entre 1.100 y 1.300 euros– y ni siquiera así lo tienen fácil”, alerta.

El salario medio en España apenas supera los 1.000 euros. “Desde 2008 los sueldos han aumentado un 6,10% en las personas jóvenes. Sin embargo, los alquileres lo han hecho un 40%, lo que cierra a un grueso importante de la población el acceso a la vivienda”, señalan desde el Consejo de la Juventud ante la problemática que lleva asentada desde hace años en todo el país y, concretamente, en Madrid. 

“Al final puedes llegar a encontrar algo, pero desde luego tu capacidad de ahorro será mínima, casi inexistente, y tu proyecto de vida con tu pareja o con quien sea se retrasará hasta avanzadas edades. Por eso la media de emancipación supera ya los 30 años”, concluye Adrián.

Pagos por visita: “Es lo que hay”

En la plataforma X se ha hecho viral un post en el que una usuaria criticaba a una inmobiliaria de Barcelona por tener que pagar 9,99 euros para simplemente visitar una vivienda que podría llegar a interesarle. Incluso se ha puesto en discusión en la red social si esto entra dentro de la legalidad. “Han anunciado que hay menos de cien pisos en alquiler por menos de 1200 € al mes, de los cuales sólo un tercio son de alquiler normal –los otros dos tercios son de alquiler turístico o temporal–. No tiene vergüenza ni la conoce, 9,90 € la puta visita”, señalaba Gina.

En Madrid esta situación no es nueva. El pasado curso en Tik Tok se hizo viral un vídeo de otra usuaria que había preguntado por un piso. La inmobiliaria le aseguró que estaba disponible, pero que tendría que depositar 30 euros para poder visitarlo. “Sois muchos, si no lo pagas tú lo pagará otro, como tú veas, ¿te interesa o no?”, le dijeron.

“Vivo en un círculo vicioso. Como no puedo permitirme comprar un piso, tengo que gastar mucho dinero en un alquiler, pero claro, eso a su vez me impide la posibilidad de ahorrar y así poder comprarme uno”, explica la influencer en otro de sus vídeos.

“Al final la demanda del alquiler es enorme, especialmente en una gran ciudad como Madrid, y el poner un pequeño precio para poder visitar un piso te asegura que quien vaya a verlo tiene interés real en la vivienda”, explican a este periódico desde una pequeña inmobiliaria de Hortaleza. “De alguna u otra forma se deben filtrar las visitas, igual colgamos un piso en la web y al cabo de un día tenemos decenas de solicitudes para verlo, no hay para todos”, prosiguen.

Desde la inmobiliaria afirman que, pese a no ser una práctica tan extendida como otras que se piden en todos los alquileres, el pago por visita es algo que se pueden encontrar en inmobiliarias y también en ofertas de particulares. “En el caso de Barcelona han puesto el grito en el cielo por 10 euros, pero en Madrid yo he visto alguna visita que superaba los 20. No es una reserva, pero algunos priorizan al cliente que pague antes”, señalan. “Justo o no justo es lo que hay”, concluyen.

La Audiencia Provincial de Cádiz declaró en 2021 como “abusivo y nulo” ante un caso similar de cobro por visitas a un inmueble y señaló que “la visita a la vivienda por el posible comprador no está vinculado a una comisión”. La propia Ley de Vivienda refleja en su texto que es el propietario el que tiene la “obligación de asumir los gastos de gestión inmobiliaria”. Sin embargo, surgen vacíos en la ley que se pueden ajustar a los beneficios del arrendador.

La búsqueda de un hogar rentable seguirá siendo un desafío inmerso en el caos en el que los precios cada vez son más elevados junto con la demanda, los requisitos para poder optar a un piso, los “trucos” que aumentan el beneficio y, mientras tanto, toda una generación a la que construir un proyecto de vida le resulta prácticamente utópico.

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