Madrid será la pieza central del tablero el próximo 26M. El resultado en la capital, pero también en la región, determinará quién gana y quién pierde esta segunda vuelta del ciclo electoral y los partidos volcarán toda su maquinaria en las dos plazas. Empezando por sus líderes. El PP y Ciudadanos ya han dado buena cuenta de ello este miércoles en la fiesta de San Isidro, una cita plenamente madrileña que rara vez ha contado entre sus asistentes con figuras de la política nacional.
Este año, sin embargo, el escenario es diferente. El CIS preelectoral y todas las encuestas pronostican un resultado muy ajustado en Madrid y la incertidumbre amenaza con marcar hasta el último minuto de la campaña. Los partidos encaran la semanal final sin garantías de que la balanza vaya a inclinarse hacia un bloque o hacia otro. Porque en estas elecciones, a diferencia de lo ocurrido en 2015, ya no hay partidos en medio. Esto explica que, entre chulapos y bocadillos de entresijos, Pablo Casado y Albert Rivera hayan aparecido este miércoles –acompañando a sus respectivos candidatos– dispuestos a darse un baño castizo de masas y acaparar todo el protagonismo.
El primero se ha estrenado a lo grande en la fiesta y se ha quedado a comer en una larga mesa preparada en la caseta del PP. Aunque han llegado casi a la vez a la Ermita del Santo, Casado y Rivera han convocado a la prensa por separado. Entre ellos apenas había unos metros. El mensaje que han dejado ante las cámaras ha sido similar: una llamada a la “movilización” contra Manuela Carmena para poder ganar, como premio de consolación, el partido de vuelta a Pedro Sánchez. Y una petición de confianza a los madrileños para mantener la Comunidad de Madrid en manos del “centro-derecha”.
El presidente del Gobierno en funciones no ha acudido a la Pradera pero planea aplicarse a fondo en la competición de Madrid. Pedro Sánchez se juega parte del buen sabor de boca del crecimiento del PSOE tanto en la Comunidad como en el Ayuntamiento, donde los dos candidatos, que no tienen carné del partido, son apuestas personales del líder socialista.
Gabilondo, a por su segundo intento
Gabilondo se quedó a un escaño del éxito hace cuatro años y en las filas socialistas admiten que la convulsa federación madrileña necesita tocar poder para dejar atrás las cuitas internas. En cuanto al Consistorio, la candidatura de Pepu Hernández es una jugada del secretario general del PSOE que no cayó demasiado bien en las filas de un partido que vio cómo en 2015 Carmena les superaba y la izquierda se hacía con el gobierno municipal por primera vez en décadas sin que los socialistas lograran ningún rédito tras cosechar su peor resultado. En esta ocasión, las encuestas de los socialistas son alentadoras en la Comunidad, aunque su gran temor es que la división en la izquierda frustre las posibilidades de alcanzar el gobierno, y aspiran a tener un puesto más relevante en el Ayuntamiento.
A diferencia de lo ocurrido en la campaña de las generales, el presidente estará presente en Madrid tres de los doce días que dura su campaña –Sánchez vació su agenda las primeras jornadas por el fallecimiento de Alfredo Pérez Rubalcaba–, en la que pretende pisar todas las comunidades. El líder socialista protagonizó este lunes un paseo por el distrito de Vallecas, uno de los tradicionales bastiones del PSOE, que aprovechó para denunciar que, a su juicio, es un barrio abandonado por Carmena. Sánchez también estará el viernes en un mitin en Alcalá de Henares, una de las principales ciudades madrileñas gobernadas por el PSOE –con el apoyo de la marca de Podemos– y que aspira a revalidar. Y el cierre de campaña está previsto en el pabellón Magariños, un emblema para Sánchez y también para Hernández, el candidato al Ayuntamiento a quien conoció en su etapa en el Estudiantes antes de ser uno un político relevante y el otro, seleccionador nacional.
En el comité electoral del PSOE reconocen que Madrid es uno de los territorios en los que más énfasis hará el presidente por lo que los socialistas se juegan allí. “Le damos especial importancia”, reconocen fuentes socialistas, que aseguran, no obstante, que el propósito es que Sánchez llegue a todas las comunidades en los próximos días. Desde que el lunes retomara la agenda de partido, Sánchez ya ha hecho campaña en Madrid, Aragón, Galicia, Euskadi, Navarra y La Rioja. El jueves tiene previsto un viaje a Canarias; el sábado estará en Alicante y Murcia; y el domingo tendrá lugar el gran acto central de la campaña en Mérida.
Casado aspira a salvar los muebles
Igual que los socialistas, PP y Ciudadanos han elegido el escenario madrileño para echar el resto en una batalla decisiva, sobre todo, para Pablo Casado, que se juega además del poder territorial del PP, su propio liderazgo de cara al resto de barones. Una parte de ellos ya puso en cuestión su estrategia tras la debacle del 28A.
El líder del PP, como Albert Rivera, eligió Madrid para abrir la campaña. Ambos, además, ya han protagonizado al menos otro mitin en la Comunidad en solo seis días. Casado inició la carrera por mantener el poder territorial del PP ante un auditorio medio vacío donde los discursos optimistas destilaban un sabor inédito. El PP se enfrenta por primera vez a una posible derrota en su bastión más importante.
El objetivo principal del líder y su equipo es contener la sangría de votos del 28A convirtiendo Madrid en un muro de contención. “A quien le gusta Madrid le tiene que gustar el PP”, ha dicho Casado, que se juega perder su plaza más importante del país con una candidata novata, Isabel Díaz Ayuso, que además es su apuesta personal y que en los últimos días le ha dado más disgustos que alegrías con sus polémicas declaraciones. La situación ha obligado al partido a cerrar filas en torno a Ayuso, cuya elección frente a Ángel Garrido no fue aprobada por una parte de la formación en Madrid.
El PP ya no aspira, como en 2015, a una mayoría absoluta. Ni siquiera aspira a ser la fuerza más votada en la Comunidad. Tampoco en el Ayuntamiento. Le basta con salvar los muebles quedando por detrás del PSOE o Más Madrid, pero con la puerta abierta a liderar un gobierno a tres con Ciudadanos y Vox en ambas instituciones. El 28A anticipó escenarios que los conservadores no pueden arriesgarse a repetir. Una de las grandes obsesiones del equipo de Casado es que los de Rivera, a quienes acusan de copiar sus propuestas, les adelanten por la derecha en la Comunidad y también en muchos municipios. Por eso, Casado estuvo en Aranjuez el miércoles, en un acto modesto, como todos los que está programando el PP en esta campaña. Allí, los conservadores, acostumbrados a gobernar en el Ayuntamiento durante largos periodos en un turnismo instalado con los socialistas, se vieron por primera vez como tercera fuerza.
Ciudadanos, por su parte, intenta no abandonar la ola del buen resultado del 28A pese a que las últimas encuestas destensan el músculo exhibido por la formación naranja en la última noche electoral. Este miércoles, Albert Rivera y sus candidatos en Madrid, Begoña Villacís e Ignacio Aguado, hacían caso omiso de los últimos sondeos, que rebajan las expectativas en el Ayuntamiento, y se mostraban como futuros ganadores de una Comunidad de Madrid “pintada de naranja tras 24 años”. La formación espera “consolidar” el crecimiento del 28A en toda España pero pone a Madrid como “objetivo político de primer orden”.
El líder nacional multiplicará su presencia en la campaña madrileña con otro acto este jueves, un desayuno programado para el lunes y una “acción” aún por cerrar el miércoles. Rivera, además, tendrá que compensar la ausencia en la última semana de campaña de uno de sus grandes valores: Begoña Villacís. La candidata, embarazada de ocho meses, vaciará su agenda desde este viernes, cuando está programado su parto por anticipado. Villacís es una de las caras más reconocibles de Ciudadanos. No solo en Madrid, sino en toda España.
Iglesias y Errejón, una batalla paralela
A quien no se ha visto en San Isidro este miércoles ha sido a Pablo Iglesias. Pero la campaña de Unidas Podemos tendrá como objetivo retener y afianzar los 609.802 votos logrados en la región el pasado 28A. Después de un mal resultado en las generales, en las que el partido se ha dejado 1,3 millones de votos y 25 diputados en toda España, una derrota frente a Errejón, que concurre junto a Manuela Carmena en Más Madrid, supondría otra debilidad interna para el líder de Podemos. Esa es otra batalla que se librará el próximo 26M, la que se produce dentro de la propia izquierda entre la candidatura de Más Madrid y la de Unidas Podemos, encabezada por Isabel Serra. A las dos opciones las encuestas les dan resultados muy ajustados.
En el partido de Manuela Carmena e Íñigo Errejón, de momento, respiran aliviados después de que los resultados del 28A en Madrid arrojaran una mayoría de la derecha en la capital. Las encuestas preelectorales, tanto del CIS como de Sigma Dos, no solo pronostican una victoria holgada de Carmena en las urnas el próximo 26 de mayo, sino que vaticinan que la alcaldesa podrá revalidar el mandato cuatro años más con el apoyo del PSOE.
Errejón ha atribuido este miércoles estos pronósticos a la entrada de Más Madrid en la campaña. Para el candidato a la Comunidad, la llegada de su candidatura ha dado la vuelta a la tortilla a los resultados del 28A. “Cada encuesta nos da más arriba a Más Madrid. Vamos lanzados en una campaña que ha metido electricidad y ganas a los madrileños y madrileñas, pero hay que estar alerta porque para que esa oportunidad se convierta en una realidad, hace el falta el voto de cada madrileño”, ha advertido.
Las encuestas confirman el clima de polarización con dos bloques diferenciados y con mayorías por la mínima, de ahí que el candidato de Más Madrid a la Comunidad pida cautela. Errejón ha hecho un llamamiento a la movilización y la participación –al igual que han hecho PP, Ciudadanos y PSOE–, consciente de que la victoria de unos u otros la decidirá un puñado de votos. En Más Madrid temen que unos sondeos muy triunfalistas desmovilicen al electorado progresista.
Además, en el equipo de Carmena y Errejón también miran de reojo lo que pueda pasar el 26 de mayo con la candidatura de Madrid en Pie que encabeza el concejal Carlos Sánchez Mato. Las encuestas sitúan a Madrid en Pie lejos de la barrera del 5% de los sufragios necesarios para lograr representación, un escenario que tiene inquieto tanto al equipo de Sánchez Mato como al de Carmena. Si no logran entrar, los votos que se perderían podrían decantar la balanza a favor del bloque conservador, lamentan desde Más Madrid.
Quedan diez días para las elecciones y el tablero político queda abierto a múltiples jugadas. Los votos, probablemente apenas un puñado de ellos, serán los peones de la partida. Solo las urnas dictarán quién gana y quién pierde en Madrid. Y también, y por ende, qué siglas se acuestan victoriosas o derrotadas el próximo 26M.