Las directrices para utilizar lenguaje inclusivo en el Ayuntamiento de Madrid, cuyas bases puso el Gobierno de Ahora Madrid, se han relajado. La corporación de Manuela Carmena redactó una guía para eliminar de los documentos municipales el lenguaje sexista con recomendaciones para evitar el uso del masculino como neutro. Esta práctica ya se recoge desde 2007 en la ley de Igualdad. Sin embargo, ordenanzas y reglamentos aprobados durante el mandato de PP y Ciudadanos resuelven la cuestión incluyendo una disposición que da por válido el criterio de la Real Academia Española y advierte de que las palabras de género masculino “se entenderán referidas tanto a hombres como a mujeres”.
“En cumplimiento del artículo 14.11 de la Ley Orgánica 3/2007, de 22 de marzo, para la igualdad efectiva de mujeres y hombres, en aquellos casos en los que este reglamento utiliza palabras de género masculino para referirse a personas, se entenderán referidas tanto a mujeres como a hombres, de acuerdo con los criterios establecidos por la Real Academia Española”, dice la cláusula, recogida, por ejemplo en la Ordenanza de Calidad del Aire o en la modificación de la Ordenanza Reguladora del Sector del Taxi. La misma disposición aclaratoria está presente en reglamentos como el de los Consejos de Proximidad de los Distritos o la Agencia para el Empleo. Sin embargo, hay documentos que sí consideran el lenguaje inclusivo, como esta oposición para “profesor/a de Cerámica en el Ayuntamiento de Madrid.
El asunto se trató en la última comisión de Familias, Igualdad y Bienestar Social a propuesta de Más Madrid. “Lo que recomienda la guía no es para nada lo que dice la RAE, sino que se sustituirá el masculino por un genérico o se desdoblará el término en masculino y femenino. Su responsabilidad es velar por que esto se cumpla y no retroceder”, dijo la concejala Carolina Pulido. El delegado del área, Pepe Aniorte, aseguró que su departamento “trabajaba por la aplicación de la ley de Igualdad”, que incluye el uso del lenguaje no sexista, y zanjó: “Menos carácter simbólico y más medidas concretas que ayuden a las mujeres”.
El concejal recordó que su área aprobó hace un año una guía con directrices para elaborar memorias de análisis normativo. Este documento, de mayo de 2020, recoge específicamente la cuestión del lenguaje no sexista “e incluye temas aún más importantes”, según Aniorte, como la evaluación de los efectos de las normas sobre la igualdad. “Un ejemplo de esto es la nueva Ordenanza de Movilidad y Medio Ambiente, que incorpora medidas muy positivas para la igualdad, como las paradas a demanda que mejoran la seguridad de las mujeres”, explica una portavoz del área.
El debate no solo se da en el Ayuntamiento de Madrid. El Congreso rechazó esta misma semana una iniciativa de Vox, pactada con el PP, que censuraba el uso del lenguaje inclusivo en la Administración y que emplazaba al Gobierno a seguir las “normas, previsiones y directrices” de la Real Academia Española (RAE) a la hora de decidir “el lenguaje que se utilice por parte de todas las administraciones públicas” y los organismos dependientes de las mismas.
Vox proponía eliminar el lenguaje no sexista pero el PP, a cambio de su apoyo, incluyó precisamente, como está ocurriendo en el Ayuntamiento de Madrid, la referencia a la RAE. Ciudadanos también refrendó la iniciativa y el Partido Regionalista de Cantabria. El partido de Santiago Abascal ha estirado hasta el extremo esta cuestión interpelando, por ejemplo, a la presidenta del Senado, Pilar Llop, como “presidente”.
El documento fue aprobado en 2017 e incluye un glosario de recomendaciones -su incumplimiento no conlleva sanción- para extender el lenguaje inclusivo en la administración local. La guía pone ejemplos concretos: declina emplear términos como “el interesado” para pasar a usar “la persona interesada” o “los profesores” para utilizar “el profesorado”; o aconseja usar perífrasis en casos como “los administrativos” o “los portavoces”, que sustituye por “el personal administrativo” y “la portavocía”.
Las técnicas reconocen que “debe evitarse” la utilización de los dos géneros gramaticales (los/las alumnos, por ejemplo), salvo cuando “la oposición de sexos es una factor relevante” y opta por emplear fórmulas como las descritas anteriormente. Eso sí, remarca que “siempre es mejor el desdoblamiento que el uso del masculino exclusivamente” e insiste en que no se debe emplear “hombre” como sinónimo de “persona”.