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El plan estrella de vivienda de Ayuso hace aguas en Alcorcón

Imágenes de los desperfectos en las viviendas del Plan VIVE.

Víctor Honorato

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El proyecto insignia de Isabel Díaz Ayuso en materia de vivienda, el plan Vive de alquiler asequible, lleva meses acumulando vicisitudes en las primeras promociones entregadas a los inquilinos en Alcorcón. Desde que los adjudicatarios empezaron a recoger las llaves, los desperfectos y averías por defectos en la construcción se vienen acumulando para desazón de los nuevos vecinos, a los que se les habían prometido viviendas de primera calidad. El último suceso ha sido la ruptura de una tubería en el interior de uno de los bloques, que resultó en la inundación de pasillos y de filtraciones entre las plantas, de forma que parecía que lloviese de un piso a otro.

La ruptura de la canalización no se debió a las lluvias, según declara una portavoz de la Consejería de Vivienda y confirman vecinos de la finca. “La avería quedó resuelta en el mismo día y el suministro restablecido”, añade Vivienda, que indica que los desperfectos ocasionados se arreglarán y explica que el problema estuvo en “una junta de empalme de la tubería de agua caliente justo antes del contador de una vivienda”. 

Los vecinos se vienen organizando a través de un grupo de WhatsApp en el que refieren, desde la entrada de los primeros inquilinos en marzo, las numerosas incidencias que se producen. La lista es larga y reiterativa: ascensores que no funcionan, suelos desnivelados, mobiliario mal rematado o problemas de drenaje en los garajes que obligan a sacar los coches a la calle para evitar que se dañe la chapa. Incluso alguno más grave, como fue en verano la caída de un muro en el exterior de uno de los bajos, un suceso que se explicó por un supuesto “efecto vela” por el excesivo viento. Menos peligroso, pero igualmente molesto, es el encharcamiento constante del terreno cada vez que llueve fuerte, como sucedió puntualmente en agosto y septiembre, según relatan igualmente los vecinos y se aprecia en los vídeos subidos a las redes sociales.

Ante cada suceso, los afectados deben dar de alta una incidencia en una aplicación de teléfono móvil para que sea atendida, pero la acumulación de problemas ocasiona retrasos que irritan a los residentes. “Nos decían que íbamos a tener una atención pronta y humanizada”, protesta uno de los inquilinos, que indica que muchos de los problemas no son cuestiones menores, sino estructurales como que, cuando llueve, el agua del balcón del vecino del piso de arriba cae directamente al suyo.

Cifras y promesas

La presidenta de la Comunidad de Madrid llegó a prometer la construcción de 25.000 viviendas en 2019, cuando aún era candidata. La cifra se fue reduciendo progresivamente, conforme iban pasando los años y los pisos seguían sin entregarse. El compromiso actual del Gobierno regional es de tener listas 10.500 para el final de la legislatura. Pero de momento solo van 581, según los datos que dio el miércoles el portavoz del Ejecutivo, Miguel Ángel García. Ayuso dice que no se trata de vivienda social, sino asequible, y la Comunidad de Madrid saca pecho de su calidad. En el caso de Alcorcón, las casas “han sido construidas siguiendo el modelo de edificación industrializada, una técnica que aporta importantes avances al introducir procesos de automatización, disminuyendo el consumo de agua y energía, generando menos emisiones y residuos, y posibilitando la incorporación de técnicas de robotización y digitalización que mejoran los tiempos de ejecución”, presumía el comunicado que se publicó cuando se otorgaron los primeros inmuebles. 

La Consejería de Vivienda destacó también, con la entrega de llaves, las “amplias zonas comunes con piscina, gimnasio, vestuarios, pista multideporte, sala ‘coworking’ y espacios verdes y de ocio infantil”. La realidad es menos aparente; la piscina, de una profundidad máxima señalada de 1,40 metros, es más bien pequeña; el ‘coworking’, una exigua estancia que de inicio no tenía puertas ni ventanas. Cuando estas se instalaron, el moho ya había hecho acto de presencia. La calidad de “asequible” de los precios también es objeto de debate. Algunos inquilinos están pagando más de 1.000 euros, prácticamente los del mercado libre, porque al alquiler se le están sumando en los recibos los gastos de la comunidad de vecinos y el Impuesto de Bienes Inmuebles.

De Madrid a EEUU, vía Islas Caimán

La construcción de las dos promociones de Alcorcón —274 pisos— corrió a cargo de la empresa Culmia, ganadora del lote ofrecido por la Comunidad de Madrid y cuya propiedad remite en última instancia, previo paso por las Islas Caimán, al fondo estadounidense Oaktree. En total se le ha adjudicado la construcción de 2.900 viviendas, según detalla Culmia en su página web.

“No nos podíamos imaginar defectos constructivos como los que está habiendo”, protesta la alcaldesa de Alcorcón, Candelaria Testa (PSOE), que recuerda que los terrenos sobre los que se levantan las promociones, en el ensanche sur de la localidad, se cedieron al Gobierno regional hace ya 15 años, en tiempos de Esperanza Aguirre. La regidora critica también que Ayuso se niegue a declarar zona tensionada el municipio, como defiende el gobierno local. Alcorcón amenaza con llevar a los tribunales el que se repercuta el IBI a los inquilinos y reclama una “evaluación integral del estado de la finca”.

Los socialistas gobiernan en Alcorcón en coalición con Ganar Alcorcón y Más Madrid, todos contrarios al modelo aplicado para el plan Vive. “Esto no va de construir por construir, va de hacerlo bien garantizando derechos”, protestó en X la edil de Ganar Alcorcón Raquel Rodríguez. “Es la crónica de un despropósito anunciado”, censura Trinidad Castillo, de Más Madrid. La portavoz de la formación en la Asamblea de Madrid, Manuela Bergerot, resume: “Ayuso no ha hecho absolutamente nada por el derecho a la vivienda en cinco años y el Plan VIVE es el emblema de ello: lo vendieron como el plan de vivienda asequible más ambicioso de Europa y la única innovación es traer los pisos inundables a Madrid”. 

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