El choque se venía fraguando desde el verano entre los seis concejales de Podemos en el Ayuntamiento y la dirección del partido en Madrid, pero estalló con toda su virulencia este lunes y la grave crisis abierta no solo deja en el aire la lista pacificada que exigió Manuela Carmena a la vuelta de vacaciones para repetir como candidata. Amenaza la propia supervivencia del proyecto político que dio el poder en Madrid a la izquierda en 2015 tras 24 años de gobiernos ininterrumpidos del Partido Popular.
Los delicados equilibrios que llevaron al Palacio de Cibeles al Gobierno de Ahora Madrid (que logró sumar a partidos, movimientos sociales y distintos sectores de la izquierda en la capital) hace cuatro años se ven amenazados en el arranque de la precampaña hacia unos comicios trascendentales en los que tanto PP como Ciudadanos se han fijado como objetivo el Ayuntamiento de la capital de España. Todas las encuestas pronostican una votación muy ajustada en mayo, mientras Pablo Casado sigue buscando un cabeza de cartel para el Partido Popular.
Todo ha estallado cuando el Ejecutivo municipal se encuentra en un momento decisivo: a punto de poner en marcha su proyecto estrella de movilidad, Madrid Central, para combatir la contaminación y racionalizar el tráfico con drásticas restricciones en el centro, unas medidas que Ciudadanos y el PP han convertido en el principal instrumento de desgaste del Gobierno local.
Carmena había aceptado repetir, después de mantener en vilo a su Gobierno y a Podemos. Tras conseguir sacar adelante cuatros años de presupuestos, aguardaba un final de mandato apacible, pasados ya los sobresaltos vividos por el equipo de Gobierno con relevantes desmarques de los ediles situados más a la izquierda. Su equipo incluso planeaba presumir de un modelo distinto de ciudad tras años de obras que ahora tocan a su fin.
Ese es el contexto en el que ha tenido lugar el choque de trenes. Seis concejales, todas las caras visibles de Podemos en el Gobierno municipal, están suspendidos de militancia desde la noche del lunes. Oficialmente el partido de Pablo Iglesias no tiene representación en la capital de España. Y su dirección en Madrid da a entender que no hay posibilidad de marcha atrás: si los ediles no se presentan a la consulta interna de la organización no representarán a Podemos en la futura corporación municipal. Si, además, deciden optar al proceso participativo que pondrá en marcha Manuela Carmena, bautizado en su día como “participarias” serán directamente expulsados.
En la lista de expedientados está parte del núcleo duro de Carmena, empezando por la portavoz municipal, Rita Maestre, el concejal que se encarga de los Presupuestos, Jorge García Castaño, y José Manuel Calvo, el concejal de Urbanismo que ha liderado las negociaciones con el Ministerio de Fomento del PP y Distrito Castellana Norte (BBVA y la constructora San José) para sacar adelante la Operación Chamartín, un empeño personal de la alcaldesa. También los ediles Esther Gómez, Paco Pérez, y Marta Gómez.
En principio, todos tienen garantizada su inclusión en la candidatura de Manuela Carmena, que antes de conocer la decisión de Podemos de expedientarlos aseguró desde Berlín, donde estaba de viaje oficial este lunes, que piensa contar con esos concejales. La lectura de un dirigente con peso en la organización es que con el incendio de las últimas horas pierden todos: “Malo para Podemos, malo para Pablo Iglesias, malo para el Ayuntamiento y malo para Íñigo Errejón, que pretende ir en tándem a las elecciones de mayo”.
Los puentes entre los ediles y la dirección de Ramón Espinar están aparentemente rotos en medio de un estruendoso silencio: sin declaraciones públicas de sus protagonistas a la espera de que Carmena vuelva de su viaje por Europa (este martes estaba en Rumanía).
Podemos asume que la crisis en Madrid “enturbia” las negociaciones con Manuela Carmena. Lo ha admitido este martes la portavoz adjunta del grupo confederal en el Congreso, Ione Belarra, que ha insistido en que la formación sigue apostando por una candidatura que lidere Carmena. Y eso pasa por reconstruir las relaciones. Podemos quiere que el secretario general de Podemos en Madrid Ciudad, Julio Rodríguez (el ex Jefe de Estado Mayor de la Defensa, Jemad) sea una pieza relevante del futuro Gobierno, siempre que consiga revalidar el poder. Su presencia, que Podemos da por segura, y la de otros nombres del partido deberá negociarse cuando regrese la regidora de su viaje institucional. Y el clima se ha enrarecido mucho durante las últimas horas.
La cuota que quería Podemos
Desde el entorno de la alcaldesa se asegura que tiene voluntad de arreglar las cosas pero no a costa de un “trágala” ni a cualquier precio. Carmena tardó mucho en decidir si repetía como cartel electoral en Madrid y no quiere presentarse para perder frente a Ciudadanos y el PP sino para consolidar el cambio, dicen las fuentes consultadas, que recalcan que la imagen de división no ayuda y puede introducir nuevas dudas en la regidora.
Fuentes conocedoras de las conversiones entre Marta Higueras y Julio Rodríguez aseguran a este diario que la mano derecha de Carmena en el Ayuntamiento no había aceptado la propuesta de Podemos de reservarse entre 10 y 12 puestos en la candidatura a las municipales antes de conocer los nombres que propusiera la formación liderada por Pablo Iglesias. Dependerá de los concejales en el Ayuntamiento que quisieran repetir, la intención de la alcaldesa es incluir a todos en su lista después de que ya estén descartados los que se han mostrado más díscolos con la gestión municipal durante estos tres años y medio. Carmena también reserva puestos para los independientes a los que ha ofrecido incorporarse a la lista, aseguran diferentes fuentes. Los puestos para Podemos, si salen los concejales suspendidos, variarán de tres a cinco. El partido de Pablo Iglesias da por hecho que perderá cuota de candidatos en la lista de Carmena.
El detonante que hizo en la última hora de este domingo que los concejales se borrasen de las primarias se produjo cuando la dirección del exJemad decidió colocar a dos de los ediles –Castaño y Esther Gómez– en los puestos once y doce de la lista de las primarias, pese a haber pactado previamente que estarían en los diez primeros puestos. Para el entorno de los ediles era una manera de “intentar colarle” posteriormente a la alcaldesa los doce nombres que quería Podemos para la lista que competiría en las elecciones. Este martes, desde la dirección de Rodríguez han negado que incumplieran el acuerdo y señalado que todos los concejales iban en los primeros diez puestos de la lista de primarias. Se trata de una versión diferente a la que ofrecieron el lunes y que niegan todas las otras fuentes consultadas.
Una vez se han sabido los nombres de los primeros puestos de la lista, aunque no oficialmente porque la lista definitiva no se ha hecho pública, fuentes del entorno de la alcaldesa aseguran que Carmena no querrá incorporar en su candidatura a personas como Fran Verdes o Maby Cabrera, que están en el número tres y cuatro de la propuesta que había presentado para sus primarias Podemos Madrid.
Según los describen desde el entorno de los ediles de Podemos en el Ayuntamiento, se trata de personas muy cercanas a Julio Rodríguez, que son del aparato y que no encajan con los perfiles que busca Carmena. “Sería incorporar a personas con perfiles idénticos a los que Manuela ya ha descartado del actual Gobierno”.
Otras fuentes defienden que lo que tiene lugar es un pulso de Podemos con la alcaldesa para colocar a los afines a Rodríguez e Iglesias de cara a una hipotética sucesión a medio plazo de Carmena. El secretario general de Podemos quiere que sea el exJemad el que tome el relevo de la alcaldesa cuando esta decida irse, según ha manifestado Iglesias en diferentes ocasiones.
La intención de la alcaldesa no es ni mucho menos esa. La regidora quiere que Marta Higueras sea su número dos tanto en la lista como en el Ayuntamiento como lo está siendo este mandato. La propia Higueras se dejó querer durante una entrevista publicada por El País este domingo, en la que afirmó que se presentaría a alcaldesa si no estuviera Carmena.
Y mientras todo esto sucede en el Ayuntamiento de Madrid, una institución que maneja 4.800 millones de euros de presupuesto cada año y que el propio Pablo Iglesias vende como referente de los gobiernos del cambio, la oposición hace acopio de munición para una batalla electoral que se prevé cruenta. La de verdad, la que deberá afrontar el equipo de Carmena cuando acaben sus peleas internas (si algún día remiten).