Decenas de miles de personas protestan en Madrid contra el “plan oculto” de Sánchez para la “mutación constitucional”
Una multitudinaria, pero breve concentración en la Plaza de Cibeles de Madrid ha clamado este sábado por “España, la democracia y la Constitución”, un lema genérico tras el que figura el temor principal de los convocantes: el supuesto plan oculto del Gobierno para una “mutación constitucional” que vendría a suponer el fin de la nación, tras un acuerdo ilegítimo entre el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y los enemigos de la patria. En la concentración han participado 31.000 personas, según datos de la Delegación del Gobierno.
La convocatoria, auspiciada por el Foro Libertad y Alternativa, fundado por el ex político del PP y Vox Alejo Vidal-Quadras al calor de la oposición al independentismo en Cataluña, basa su sospecha en la coincidencia de decisiones políticas contrarias a los intereses de sus simpatizantes. Entre ellas destacan los ceses y nombramientos de cargos de libre designación por parte del Gobierno y el relevo en el Tribunal Constitucional, donde los juristas aupados por el PP han perdido la mayoría.
Gobernar por decreto-ley y deslizar enmiendas incongruentes en el trámite parlamentario forma parte también del “golpe de Estado”, según han explicado los lectores del manifiesto. Júlia Calvet, presidenta de S’ha acabat, plataforma contra el independentismo catalán, y Nacho Trillo, de Resiste España, organización defensiva civil ante la “debacle” que parece ser que asola el país, se han pronunciado sobre la sensación de ser víctimas de una conspiración malévola alcanzaba hasta la ubicación de la protesta.
Los organizadores de la concentración, convocada a las 12 de mediodía en la madrileña plaza de Cibeles, querrían haberla celebrado en Colón, pero los ultras de Fuerza Nueva se adelantaron. Para algunos de los presentes, como una señora mayor que llevaba la bandera como capa, este hecho encerraba otra mala jugada de los esbirros de Sánchez.
La llamada tuvo gran éxito. Los asistentes se han acumulado en Cibeles, también a este y oeste por Alcalá, por el Paseo del Prado y el Paseo de Recoletos. Han acudido políticos como Santiago Abascal, de Vox, y cargos de este partido y del PP, sin su líder, Alberto Núñez Feijóo, así como de Ciudadanos, con la presencia de Inés Arrimadas y Begoña Villacís. Como el eslogan era bastante genérico, ha sido posible ver mensajes contradictorios en las pancartas de los asistentes. Por ejemplo, la que reclamaba “unidad del centro derecha” y la que denunciaba que “estamos así por culpa del PP-PSOE”.
Sánchez ha cargado contra la manifestación de este sábado en Madrid de quienes “defienden una España uniforme y excluyente”. Al otro lado de la balanza, ha situado a la manifestación del jueves en Barcelona con manifestantes “nostálgicos”, mientras en medio está “la inmensa mayoría de españoles”.
El líder de la oposición no ha acudido a la concentración, pero sí le ha dedicado un mensaje en Twitter en el que ha defendido dos ideas: “Defensa de la democracia y la Constitución con serenidad y argumentos”, y “lejos del ruido independentista y de las comparaciones gratuitas”. Feijóo compartía así las imágenes publicadas por la cuenta del Partido Popular bajo el lema “Por la Constitución” enmarcado en dos banderas de España.
Contra la “dictadura narcisista”
En la concentración en Cibeles también se han vuelto a divisar algunas banderas franquistas, que en los últimos años han ido desapareciendo de las protestas de la derecha, aunque la mayoría, cientos, eran constitucionales. Incluso ha habido representación internacional, con banderas de Cuba o Brasil, visto que, como ha denunciado sin ir caso por caso Calvet, “la experiencia hispanoamericana nos demuestra que no es necesario un golpe militar [para establecer] populismos colectivistas”. Los “herederos del brazo político de ETA” y los “sediciosos indultados” también contribuyen a este malestar y manía persecutoria colectiva.
El potaje ideológico anterior resulta en opiniones muy tajantes sobre la situación del país. Por ejemplo, la de José, un jubilado que entiende que “los señores de Podemos son un poquillo gamberros” y Sánchez, que “a ver si es posible que diga una verdad”, los emplea como “ariete”. Guillermo Pérez, de 48 años y que se ha llevado a sus dos hijos pequeños al acto, considera que el presidente “se quiere cargar el ejemplo de la transición y volver a las dos Españas” por permitir entrar en el gobierno “a los terroristas y a los que quieren romper el país”.
Una pancarta ha denunciado que España vive sometida a una “dictadura narcisista”, mientras desde el público se han oído gritos continuos contra el “traidor” de Moncloa y otros calificativos considerados vulgares por el diccionario. El consenso ha sido que el gobierno debe dimitir sin más tardanza.
El éxito de la convocatoria se ha visto un tanto limitado por su escasa duración, apenas media hora. Se ha cerrado al grito de “viva la Constitución, viva el Rey y viva España”. Y a tiempo para llegar al aperitivo.
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