Miguel Montero, nuevo secretario general del PCE Madrid: “Sumar quiso imponer su criterio, sus normas y su pensamiento”
Miguel Montero se crio en el barrio madrileño de Moratalaz y lleva desde los 18 años ejerciendo cargos de responsabilidad en el PCE, en donde empezó militando y luego liderando la delegación madrileña de la Unión de Juventudes Comunistas de España (UJCE). Acaba de relevar en el cargo a Álvaro Aguilera, que venía dirigiendo la organización comunista madrileña desde 2014. El nuevo secretario general del PCE Madrid, que está graduado en Derecho, asegura que no cobra nada de la organización: “Como la mayor parte de los dirigentes, que no cobramos nunca nada de la militancia”. En la actualidad trabaja en un despacho de abogados dedicado a temas de extranjería. “Malvivo porque es verdad que es un salario precario”, confiesa. “En ese caso seríamos abogados de pleitos pobres, pero supongo que en algún momento, si tuviera que cobrar de la política lo haría de forma temporal y lo haría con muchas ganas de volver a mi trabajo cuanto antes”, confiesa.
En esta entrevista con elDiario.es, en la que reflexiona sobre la posibilidad de “reunificar” a la izquierda alternativa al PSOE, se muestra muy crítico con el exministro de Consumo, excoordinador general de IU y exlíder del PCE, Alberto Garzón, al que reprocha falta de “coherencia” al acudir al besamanos del rey Felipe VI el pasado 12 de octubre, día de la Fiesta Nacional: “Es algo que no había hecho nadie en 40 años de historia del movimiento comunista en España”, lamenta
Acaba de ser nombrado nuevo Secretario general del PCE Madrid. ¿Qué planes tiene para impulsar a la organización?
Una de las primeras cosas que tenemos que hacer es reconocer que en tiempos de zozobra, existe un partido como el nuestro, que apuesta por la transformación radical de la sociedad. Por lo tanto, uno de los principales planes que tenemos es visibilizar ese valor con el que contamos. Creo que muchas veces la militancia comunista trabaja en el ámbito sindical, en los movimientos sociales, en el movimiento vecinal y a veces no se nos visibiliza precisamente por hacer ese trabajo plenamente integrado en un montón de estructuras sociales, con lo cual visibilizar ese trabajo y ponerlo en valor es uno de los principales objetivos.
¿Es viable mantener hoy por hoy las siglas del Partido Comunista?
Yo creo que no solamente es viable, sino que es urgente y es necesario. Creo que una ideología como el comunismo, que implica aspirar a acabar con toda explotación y con todo tipo de opresiones, es un faro en medio de tiempos oscuros para la mayor parte de las sociedades avanzadas. En cualquiera de los casos, no solamente creo que sea viable, sino que creo que lo inviable es perderlo. Vemos como al otro lado del Mediterráneo, en Italia se disolvió en los años 90 el Partido Comunista y hoy gobiernan los herederos de Mussolini, con lo cual creemos que el hecho de que se disolviera o que dejara de ser un partido fuerte hoy en día el Partido Comunista permitiría el avance de las ideologías más reaccionarias y más contrarias a los intereses de la clase trabajadora.
¿Qué espera de la nueva etapa que ha iniciado a nivel nacional Antonio Maíllo como nuevo líder de Izquierda Unida?
De Antonio Maíllo creo que se puede destacar la recuperación de la identidad de Izquierda Unida y la recuperación del contacto con la militancia. Pero aún es pronto para valorar, porque quedan muchas incógnitas en cuanto a la estrategia, en cuanto a la política de alianzas y al trabajo que se va a hacer. Por lo tanto, por ahora cautela.
¿Y cómo valora la gestión de su antecesor, Alberto Garzón?
Para valorar la gestión, su antecesor tendría que haber hecho algún tipo de gestión. Yo creo que en Izquierda Unida hemos estado mucho tiempo huérfanos de liderazgo. Huérfanos de cariño y huérfanos de reconocimiento para la militancia que seguía haciendo su trabajo.
¿No cree entonces que Alberto Garzón haya hecho una buena gestión al frente de Izquierda Unida?
Creo que no le importó mucho Izquierda Unida en la última parte de su mandato. Creo que fue una persona más bien desapegada, no solamente de nuestra militancia, que también, sino también de nuestra propia ideología y de nuestra forma de ver el mundo que es.
¿Qué es lo que le reprocha? ¿Cree que no debió ser ministro?
No, no le reprocho para nada que aceptara ser ministro. Eso creo que fue una decisión colectiva. Lo que se le puede reprochar, y tampoco es una cosa personal ni mucho menos, es la falta de coherencia.
¿Cómo, por ejemplo...?
Bueno, yo creo que acudir al besamanos del rey es algo que no había hecho nadie en 40 años de historia del movimiento comunista en España y él decidió hacerlo por su cuenta y riesgo sin consultar a su organización.
Lo de la unidad de la izquierda parece una tarea imposible, sobre todo cuando esa misma izquierda no deja de “reconfigurarse”.
Nosotros, al menos en la izquierda española, debemos ir ya por el enésimo intento de reconfiguración de la izquierda. Yo creo que uno de los problemas es que se suele poner la carreta delante de los bueyes. Primero se dice unidad, habitualmente en torno a quién, y luego ya se piensa el cómo, en el para qué, y en qué implica la unidad. Y yo creo que eso es un problema.
¿Y cree que eso va a cambiar?
Aspiramos a que cambie, pero no creo que todo esté en nuestras manos.
¿Por qué cree que no ha cuajado lo que bautizaron como el Movimiento Sumar? ¿Cuál es el análisis que hace de ello?
Porque no sumaron a nadie. Más bien dividió como partido. Como coalición sí que integró a una serie de organizaciones políticas, pero como partido pretendió hacer lo mismo que se había criticado anteriormente, que era imponer su criterio, imponer sus normas, imponer incluso su pensamiento sobre qué había que hacer en el futuro próximo a todo el conjunto de la izquierda.
¿Yolanda Díaz fue quién se equivocó?
No creo que sea una cuestión de equivocaciones personales. Creo que el equipo de Yolanda Díaz se equivocó.
¿Qué responsabilidad tiene ella en todo ese fiasco?
Tiene la máxima responsabilidad por haberlo liderado o al menos por haber permitido que se tomaran esas decisiones que llevaron [al Movimiento Sumar] un poco a ese fiasco.
¿Cree que Izquierda Unida hizo mal en diluirse dentro de la coalición?
Yo creo que diluirse dentro de una coalición es siempre un error, porque permite o impide mantener la diversidad de ideas, de propuestas, incluso la capacidad de crítica interna que da oxígeno a las propuestas, a las organizaciones de izquierdas. Aun así, creo que concurrir en coalición no siempre es un error si se salvaguarda la pluralidad.
¿Y cree que la fórmula de conformar un frente amplio de izquierdas, como se articuló en Francia en las últimas elecciones, es viable también para España para frenar sobre todo el auge de la ultraderecha?
Bueno, nosotros confiamos en el Partido Comunista Francés a la hora de implicarse en el nuevo Frente Popular de Francia. Lo que pasa es que el sistema electoral es radicalmente distinto al nuestro. Y en ese frente amplio de izquierdas, allí estaba incluido el Partido Socialista. Nosotros lo que sí que tenemos claro es que no tenemos un programa común con el que concurrir a las elecciones con el PSOE. Por lo tanto, esa fórmula tan amplia como en Francia creo que es inviable en España. Somos una izquierda alternativa al PSOE
¿Ve posibilidad de una futura alianza electoral entre Izquierda Unida/ PCE y Podemos?
Nosotros los comunistas no construimos alianzas en torno al quién. O sea, me parece bastante importante volver a aquello de programa, programa, programa, es decir, primero pensar qué es lo que queremos hacer, porque coaligarse por coaligarse implica persistir en el desnorte o en la desorientación que actualmente tiene la izquierda. Creo que lo importante primero es ver qué es lo que queremos hacer, qué podemos hacer, para qué nos dan las fuerzas. Y si ahí nos reconocemos, un grupo de gente de distintas organizaciones, creo que sí que es posible conseguir alianzas o convergencias electorales.
¿A qué achaca el declive de Podemos? ¿Cree que remontará?
Primero, yo lo achaco a intentar pasar la apisonadora por encima de otras organizaciones de izquierdas y a la deriva que ahora critica de subordinación al PSOE. Yo creo que son los principales elementos del declive de Podemos. Si remontará o no, por ahora no lo sé.
¿De Pablo Iglesias, qué piensa?
Bueno, que es buen periodista.
¿Y cómo político?
Que es menos bueno.
En Madrid se está viendo cómo se sublevan contra el Gobierno de Ayuso las universidades públicas, los trabajadores de la sanidad pública y los educadores de la pública. Pero su partido, el PP, pese a todo, goza de mayoría absoluta en la Comunidad, igual que Almeida en el Ayuntamiento. ¿Qué falla en la izquierda para no rentabilizar ese descontento generalizado?
Es una de las grandes preguntas. Yo creo, a pesar de lo que piensa mucha gente de izquierda, es que Ayuso no es la causa, sino que es la consecuencia. Es la consecuencia de que en Madrid exista una alianza férrea entre la especulación inmobiliaria, el capital especulativo y el capital financiero internacional que necesita de líderes como muy cañí, muy chabacanos en el discurso, que mantengan una conexión con la mayor parte de la población, pero que lo que hagan siempre sea defender los intereses de quienes más acumulan, ya ni siquiera de quienes más tienen, sino quien tienen mayor capacidad exponencial de incrementar su patrimonio. Y esto mientras no consigamos atajar las causas no seremos capaces de dar la vuelta a la tortilla respecto al Partido Popular. Así llevamos 30 años. Creo que la única forma de ganar la Comunidad de Madrid al Partido Popular de Isabel Díaz Ayuso es conseguir que la gente entienda que los malestares son colectivos, que las soluciones deben ser colectivas y que se puede de verdad cambiar la sociedad. Si conseguimos organizarnos y conseguimos mantener el pulso frente a lo que parece a todas luces un Goliat infranqueable.
¿Qué papel debería tener la gente joven en esa batalla contra la derecha?
Yo creo que la gente joven tiene que ser uno de los grandes motores del cambio. Pero no el único. Creo que las personas jóvenes tenemos mucho que aportar, mucha vitalidad que dar a las alternativas, pero también tenemos que saber escuchar. Y yo creo que esto es una de las lecciones del ciclo anterior. Los proyectos liderados por personas de una misma generación acaban cometiendo errores cíclicos y sin embargo, los proyectos que yo creo, por ejemplo, como el Partido Comunista de España, tiene una perspectiva mucho más intergeneracional, son capaces de enriquecerse mucho más de las experiencias del conjunto de las militancias.
¿Madrid es recuperable para la izquierda?
Gobernar no es mantener el poder. Gobernar en el caso de Madrid ha implicado siempre, tanto en Madrid ciudad como en otros municipios de la periferia, tener el Ayuntamiento durante una o dos legislaturas. Luego se interrumpe el ciclo y se revierten esas políticas. Por lo tanto, lo que hemos hecho son pequeños experimentos que no han tenido un plan a medio y largo plazo. Yo creo que esto es uno de los grandes problemas para Madrid, que es que las élites económicas y políticas de la ciudad y de la región tienen un plan a largo plazo. Es la ciudad metropolitana europea de los 10 millones de habitantes, donde los trabajadores vivamos marginados en las periferias y alimentemos a las élites financieras que viven en el centro. Por lo tanto, para recuperarlo hace falta tener un proyecto a largo plazo.
¿Y qué propuestas tienen ustedes para intentarlo?
Nosotros hace poco hemos debatido un manifiesto programa que intenta precisamente no ser un programa electoral, sino que intenta ser un programa de amplio alcance en el que planteamos reconfigurar radicalmente el modelo productivo madrileño y construir una región que permita que quienes vivimos en ella podamos cuidar a nuestros seres queridos, podamos disfrutar del tiempo libre, podamos trabajar y podamos hacerlo todo sin perder la vida por el camino.
Pero en concreto, ¿en materia de vivienda, por ejemplo, que parece que es el principal problema no solo de la juventud, sino de muchísimos ciudadanos, qué proponen?
En Madrid, para empezar a hablar de vivienda habría que expropiar decenas de miles de viviendas a los grandes tenedores. Creo que es la única forma de recuperar el derecho a la vivienda. También creemos que el derecho a la vivienda no tiene que ser entendido como vivienda en propiedad, porque eso muchas veces ata también a la clase trabajadora a tener que seguir pagando hipotecas durante 30 o 40 años, sino que tenemos que recuperar la idea de derecho de uso para la vivienda y, por lo tanto, que la vivienda, como un servicio público, esté disponible o se organice de forma que se pueda acceder a ella y que cuando cambien tus condiciones materiales, que tengas un hijo y necesites una habitación más, o te quieres mudar de ciudad, dejes esa vivienda y pases a ocupar otra.
¿Haría falta otro 15M?
Harían falta varios, pero creo que repetir las mismas fórmulas del pasado nos va a llevar a la nostalgia al final. Creo que tendríamos que ser capaces de pensar en cómo organizar ese nuevo 15M.
Las últimas encuestas apuntan a que el auge de Vox parece que se debe en gran parte al apoyo de los jóvenes. ¿A qué cree que obedece esa penetración de la extrema derecha en ese colectivo?
Es verdad que ha penetrado más que en otras capas de la sociedad, porque yo creo que a día de hoy, precisamente por la pérdida del norte de la izquierda, el elemento antisistema en nuestra sociedad, en muchos casos puede parecer que sea la extrema derecha, cosa que es mentira, pero que sí que saben espolear con una especie de discurso de lo políticamente incorrecto, lo irreverente, y que eso conecta con las aspiraciones de cambiar las cosas o de poner patas arriba el mundo que tenemos la gente joven habitualmente.
¿Cuál es su aspiración?
¿Mi aspiración? Huy, qué pregunta más interesante. Podría decir muchas, pero que tengamos la capacidad de vivir en el mundo, donde podamos ser radicalmente felices y que todo eso dure mucho tiempo.
¿Y su ambición política?
Mi ambición política, de verdad, creo que no existe. Yo estoy temporalmente porque me lo ha pedido mi partido. En todo caso, mi ambición política es que el Partido Comunista de España siga siendo una herramienta útil al servicio de la clase trabajadora.
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