Cristina Cifuentes no solo ha dejado claro el poder interno que tiene en el Partido Popular de Madrid con la presentación el pasado viernes de 3.706 avales para su candidatura a la presidencia regional de la formación que se decidirá en el congreso del 17, 18 y 19 de marzo. También ha dado muestras de mantener una estrategia clara en pos de este objetivo desde que fue nombrada presidenta de la gestora del PP madrileño tras la dimisión de Esperanza Aguirre por sus vinculaciones con la corrupción.
Enfrente, el aguirrismo, que lo fue todo en la Comunidad de Madrid, se desmorona entre la falta de apoyo, la desbandada y los nuevos aires que soplan en el partido. El único candidato que hasta ahora ha anunciado públicamente que se enfrentará por la presidencia, Luis Asúa, ha admitido que “el aguirrismo ya ni existe, cuando se pierde el poder es muy difícil despegar”.
Acerados aguirristas ya se han olido por dónde soplan los nuevos vientos y se han posicionado avalando la candidatura de Cifuentes. Entre ellos están Borja Gutiérrez, alcalde de Brunete, o Antonio González Terol, alcalde de Boadilla del Monte y diputado en el Congreso por Madrid, al que en los inicios se le colocó como posible contrincante de la presidenta de la Comunidad.
“La práctica totalidad de Nuevas Generaciones (las juventudes del PP) respalda a Cifuentes, ha habido gente que no ha sabido leer que ya estamos en un nuevo tiempo. Ni España es la misma que hace años ni el PP es el mismo”, asegura un diputado del PP de la Asamblea de Madrid.
Aguantar la presión frente a corrupción
Cifuentes ha hecho suya la táctica de Mariano Rajoy por la que resistir es ganar. La presidenta de la Comunidad de Madrid ha aguantado la presión a la hora de mantener a algunos de sus colaboradores para que no se le escapara el control del partido. Ni el caso Gürtel ni las investigaciones por el caso Púnica han doblegado a está política con más de 25 años de experiencia cuando se arriesgaba a perder parte de la influencia en el partido.
De este manera, ha mantenido la confianza en Jaime González Taboada, consejero de Medio Ambiente, Administración Local y Ordenación del Territorio, su mano izquierda en la Comunidad y profundo conocedor de las interioridades de un partido donde lo ha sido casi todo a nivel local y regional.
Este político, al que se le involucró en la Púnica, ya era alcalde del PP en Berzosa de Lozoya en 1991, con solo 21 años. Entre sus múltiples cargos públicos ha sido director general de Relaciones con la Administración Local en la Comunidad de Madrid y gestionó durante 13 años a través de Arpegio las inversiones del Gobierno autonómico en los 179 municipios de la Comunidad. Si hay alguien que conoce al PP de los pueblos madrileños es González Taboada, un conocimiento que le ha abierto las puertas de las sedes en más de una localidad reticente ante la llegada de la sucesora accidental de Esperanza Aguirre.
No han sido los únicos que han seguido con su puesto de diputado regional a pesar de estar señalados por David Marjaliza, el cerebro de la Púnica. Cifuentes mantiene la confianza en Juan Soler, exalcalde de Getafe, que mantiene la ascendencia sobre el partido en esta localidad madrileña, y en el también parlamentario en la Asamblea de Madrid Bartolomé González, exalcalde de Alcalá de Henares, relacionado con contratos presuntamente irregulares de Cofely.
Otro sapo que ha aceptado tragar ha sido el alcalde de Alcorcón, David Pérez, cuyas declaraciones machistas pusieron en una posición complicada a Cifuentes. Sin embargo, Pérez, reconocido aguirrista, ha presentado ya el aval para la candidatura de la presidenta de la Comunidad de Madrid.
Aval de González-Moñux
La estrategia que siguió Esperanza Aguirre por la que los alcaldes son también diputados de la Asamblea de Madrid, le ha servido también a Cifuentes para tener más controlado al partido. Aquí han jugado un papel importante su número dos, Ángel Garrido, consejero de Presidencia, Justicia y portavoz. Garrido es el responsable de desatascar el entuerto con la diputada regional Ángeles González-Moñux y el portavoz del PP en la Cámara autonómica, Enrique Ossorio, que permitirá al PP sacar adelante los presupuestos tras el acuerdo con Ciudadanos que posiblemente se cerrará el próximo lunes. González-Moñux presentó el pasado viernes su aval de apoyo a Cifuentes.
La entrada de González Taboada y Garrido en el Comité Ejecutivo Nacional ha sido un mensaje de consolidación de Cifuentes por parte de la dirección, que internamente ha ayudado a convencer a los últimos dudosos. Otras organizaciones locales que ya han dado su apoyo a Cifuentes son Alcobendas, Móstoles, Majadahonda, Las Rozas o Fuenlabrada, con lo que las principales localidades de la región se han posicionado ya a favor de la presidenta.
En Madrid ciudad, 16 de los 21 presidentes de distritos, además de los secretarios generales de estas organizaciones locales, avalan a Cifuentes, a los que hay que sumar figuras con peso en el partido como el presidente del Senado y presidente de honor del PP de Madrid, Pío García Escudero, además de tres ministros del Gobierno de Mariano Rajoy: Cristóbal Montoro, Álvaro Nadal e Íñigo Méndez de Vigo. Con este golpe en la mesa prácticamente se asegura ser la líder del partido para los próximos años. Acaba la era Aguirre y empieza la de Cifuentes.