Serigne Mbaye, español de origen senegalés, exportavoz del Sindicato de manteros y ahora diputado de Unidas Podemos en la Asamblea de Madrid, se convirtió este viernes sin quererlo en el protagonista del debate de investidura de Isabel Díaz Ayuso por los ataques de la extrema derecha a su persona. Vox, que se ha convertido en el único socio de gobierno de Ayuso marcando la agenda de la presidenta desde el primer día, le señalaba de forma directa en la sesión del viernes para acusarle de “saltarse la cola” de los extranjeros que quieren llegar a España de manera regular. La potavoz de la formación, Rocío Monasterio, también destacaba su paso por el sindicato de manteros, un trabajo que practicó tras llegar a España en 2006 subido en una patera arriesgando su vida en el mar mediterráneo.
Para Mbaye es necesario aplicar la ley vigente contra los discursos de odio para terminar con el racismo y relaciona la escalada de violencia contra los migrantes a la llegada de Vox a las instituciones. “Los discursos racistas de Vox alimentan a los violentos en la calle”. Para el diputado de Unidas Podemos, Ayuso “es cómplice” al pactar y abrazar los postulados de la extrema derecha.
Cuando llegó el viernes a la Asamblea de Madrid, ¿se imaginaba que iba a ser el protagonista de la investidura de Ayuso?
En ningún caso. Mucha gente dice que no hay racismo y se demostró claramente el viernes que existe. La investidura tenía que ser lo más visible del día, pero al final vimos lo que siempre denunciamos y que sale por todas partes. El racismo es un tema que está en la sociedad, del que hay que hablar, guste o no guste, para erradicarlo.
¿Cómo se sintió al ser interpelado directamente por la portavoz de Vox, Rocío Monasterio, en la Asamblea de Madrid?
Me esperaba que iba a ver algo así por parte de Monasterio, pero no hasta ese punto que se vivió en el debate de investidura. Porque estamos para trabajar, y no para decirnos cosas como 'ha entrado de forma ilegal'. Son cuestiones que vamos a tener que apartar para trabajar realmente para los madrileños y las madrileñas. Preocuparnos de otras cuestiones que no son nuestra vida personal.
¿Se sintió señalado por la extrema derecha?
Siempre, esto no es nuevo. Ha sido una constante durante toda mi etapa de activismo [al frente de la portavocía del sindicato de manteros]. Empezó sobre todo cuando empezamos a aparecer en los medios de comunicación para denunciar ciertas cosas. Recientemente, durante la campaña electoral y cuando se anunció mi candidatura, la cuenta oficial de Vox dijo directamente que me iban a deportar.
¿Qué le parecen que ese tipo de comentarios racistas y discursos de odio se produzcan en un parlamento?
Las instituciones están para combatir el racismo y estos comportamientos que son una falta de respeto. Son discursos que alimentan después a la gente que actúa con violencia en la calle, como hemos visto que ha ocurrido hace unos días en Murcia o el apuñalamiento a otra persona que se produjo el mismo día.
¿Diría que ha aumentado la violencia contra las personas migrantes desde la llegada de Vox a las instituciones?
Lo que se dice en las instituciones, se traduce en la violencia que se practica después en la calle. Sus simpatizantes aceptan esos discursos y al final creen que son verdad. Verdaderamente hay que luchar contra el racismo y esos discursos. Y para eso la ley tiene que aplicarse. Desde que Vox empezó sus discursos, hay más gente que les está creyendo. Por eso tiene que aplicarse ya la ley. Si se aplicara con toda su firmeza, esto podría desaparecer.
Se refiere a la ley contra los delitos de odio.
Muchas veces cuando se practica violencia física contra nosotros se dice que ha sido loco. No es comparable, pero como reflexión, cuando alguien mata a otra persona en nombre de Allah [el dios de la religión musulmana], se le califica de terrorista y se investiga a qué grupo pertenece. Y lo de Murcia el otro día, se hizo diciendo “no queremos moros aquí”. ¿Esto es un loco?, ¿es un solitario?, ¿qué es lo que está detrás de todo eso? Son cosas que si se investigaran de la misma manera que lo otro, creo que tendrían de dónde cortar, y es empezar por esos discursos.
Cree entonces que esos discursos de odio en los parlamentos que proclama Vox que están estipulados en el código penal que son un delito, ¿deberían ser investigados por la Justicia?
Investigados, castigados y prohibidos. No tienen que tener barra libre para decir lo que quieran sobre una persona, un diputado sobre el que se fomenta ese odio.
¿Cómo vio la actuación de la presidenta de la Asamblea de Madrid, María Eugenia Carballero, cuando pidió a Rocío Monasterio que retirase esas palabras, como había pedido usted previamente?
Hizo lo normal. Carballedo no le frenó, le dejó decir lo que quisiera y solo cuando yo pedí a Monasterio que lo retirase, como es su deber o pidió Lo que no me parece normal es que deje a Rocío Monasterio para decir todo lo que quiera, y luego, cuando Alejandra Jacinto le cortase cuando dijo cosas de Ayuso que no gustaron. No debe haber tratos de favor. Todo debe ser justo y no me lo ha parecido.
Usted pidió que Monasterio retirase en esas palabras para que no queden en el diario de sesiones, pero la portavoz de Vox no quiso ¿Lo va a pedir formalmente?
Haré lo que haga falta contra este discurso racista. Yo lo expresé allí claramente. Y la Presidenta y la gente que tiene que tomar esta decisión tendrá que valorarlo, y creo que harán lo adecuado. Si no lo hacen, volveré a pedir que se quite porque no tiene que estar.
Con ese discurso racista y de odio contra usted, ¿esperaba algún apoyo de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que finalmente se puso del lado de la extrema derecha?
La verdad es que sí. Lo primero, es vergonzoso que el Gobierno de la Comunidad de Madrid esté sostenido por un partido abiertamente racista. El silencio de la señora Ayuso es cómplice de todo lo que está pasando. Es cómplice de esos discursos de odio y de que aumente la violencia en las calles.
¿Cree que Ayuso se va a entregar más a ese discurso de la extrema derecha, porque depende de ellos esta legislatura?
Se notó claramente el viernes. En ningún momento condenó las palabras de Vox, y se identificó con lo que dijo Monasterio, así lo expresó claramente. Directa o indirectamente. Ayuso acoge el discurso de odio de Vox.
¿Qué medidas se pueden tomar desde la Asamblea de Madrid para erradicar ese discurso de odio?
No permitirlo. Está claro. No permitirlo. Y Actuar cada vez que haya el mínimo discurso racista. Si alguien está rebasando los límites, llamarle la atención y cortarlo, y decir que eso no puede pasar aquí. Es que la ley se tiene que aplicar en lo que es el discurso racista.
¿Cuál va a ser su papel entonces estos dos años en la Asamblea de Madrid?
Mi papel es como el de cualquier diputado. No solo vengo a defender el antirracismo, que es un tema también especial y esencial en el que tengo que estar para que esto no siga pasando y que se reconozca la diversidad que hay en Madrid y que se erradique racismo que pasa en las calles todos los días. Las redadas, los controles policiales étnico-raciales, tienen que desaparecer porque dan una muy mala imagen de las personas migrantes.
Pero también vengo a defender el empleo, porque yo también soy de la clase trabajadora, como todo el mundo. Para que haya empleos públicos de calidad, servicios públicos, transporte público... Los madrileños somos nosotros, todos somos madrileños y ese es nuestro papel. Trabajar para solucionar esto, no es venir a discutir a la Asamblea si has entrado ilegal, o no has entrado ilegal. Si nos han elegido para estar aquí, nuestro trabajo fundamental es el bienestar de los madrileños y las madrileñas.
¿Qué les diría a los que le llaman ilegal o que ha llegado a España ilegalmente?
Lo primero es que ilegal no hay ninguna persona. Llegar a España sin papeles es una falta administrativa, no un delito. Le diría a Monasterio que firmar proyectos de arquitectura sin título, sí que es un delito penal. Pero lo que yo he hecho para entrar aquí no lo es. Que revisen las políticas de España, las políticas de la Unión Europea hacia los países de donde hemos venido y que vean cómo las multinacionales están provocando que la gente tenga que dejar todo lo que tienen para entrar a España de esta manera.
¿Y a los que demonizan por haber sido el portavoz del sindicato de manteros?
El mantero es una persona como cualquier otra. Condenados a esta situación porque no hay políticas de inclusión. El sindicato de manteros no se forma para apoyar que los chicos vendan, sino para defender sus derechos, porque están intentando sobrevivir y poder así salir de esa situación. Nadie vende porque le guste vender. Todo el mundo quiere tener los papeles para poder trabajar como hice yo o cualquiera. Y para eso está el sindicato de manteros: para rescatar, apoyar y ayudar a los compañeros a que dejen de vender y tengan un trabajo digno. Hay quienes tienen estudios, pero lo que les condena por el tema de los papeles.
¿Cómo ha sido su vida desde que llegó a España hasta ahora?
Ya sabía cuando llegué a España que no tendría derechos porque no iba a poder tener los papeles hasta los tres años. Tenía que buscarme la vida como fuera, pero no podía trabajar y me dediqué a vender en la calle. Y estando ahí, empecé a darme cuenta cómo mucha gente, no digo que toda, me trataba diferente por ser de fuera y era racista conmigo y mis compañeros. Eso me motivó más para estar en esta lucha por demostrar que es injusto ese trato y contar las cosas que pasan en nuestros países para que tengamos que venir. Venimos y se nos condena a esa situación. Eso me ha hecho lo que soy hoy y lo que voy a ser en el futuro. Esta decisión de luchar porque bastantes cosas tienen que cambiar respecto a nuestras vidas.