El pasado viernes por la noche, miles de madrileños y visitantes de la ciudad fijaron una cita en su agenda: ir a la Casa de Campo para ver “el mayor espectáculo con drones aéreos que se ha organizado en España”, aseguraba el Ayuntamiento de Madrid en la nota de prensa con la que publicitó el evento.
A priori, el plan tenía todos los ingredientes para concitar a miles de personas: era gratuito, en una noche de otoño de tiempo agradable y en mitad del puente de la Hispanidad. Pero los que decidieron acudir se encontraron pronto con que otros muchos como ellos habían tenido la misma idea y que -sobre todo- nadie estaba dirigiendo a esa masa enorme de gente que tomaba el entorno del Lago de la Casa de Campo, donde estaba convocada la cita.
“Diez minutos de drones a cambio de jugarnos la vida” lamentaba Mario, uno de los asistentes, junto a imágenes de un suburbano atestado, así como el bus 500, que hace su recorrido por el cercano Paseo de Extremadura.
Las redes sociales se llenaron de vídeos y fotos de riadas de gente y un andén de Metro -el de la estación de Lago- atestado de viajeros mientras los trenes seguían circulando. Incluso la estación llegó a cerrar al no poder admitir a más viajeros al término del espectáculo.
La situación en las carreteras de acceso no era mucho mejor: la cola de coches que intentaban llegar al evento colapsó el barrio de Puerta del Ángel y una larga hilera de vehículos atascados a lo largo del Paseo de Extremadura y que se perdía al otro lado del río, subiendo por la calle Segovia.
“Al llegar al primer acceso a la Casa de Campo todo estaba colapsado y solo había dos policías municipales, que habían cortado el acceso, regulando el tráfico, y la gente seguía llegando. Al acercarnos a la parada de metro de Lago se veían como salían cientos de personas” relata Anabel, una vecina de la zona que acudió con sus hijos a intentar disfrutar del espectáculo.
Otra de las quejas más comunes fue la escasa visibilidad del evento, que solo pudieron disfrutar completamente las personas apostadas en la franja del embarcadero del Lago. La ubicación de las zonas más o menos visibles la compartió antes del evento el concejal Ángel Niño, también delegado de Innovación, el área que organizaba el evento.
Para muchos asistentes, el balance final del espectáculo fue de “decepción”, debido a su corta duración (unos diez minutos), unido a los problemas para entrar y salir de la zona. Durante la exhibición, 300 drones dibujaron elementos icónicos de Madrid y banderas de España con motivo de la fiesta de la Hispanidad. Era la mayor exhibición de este tipo que acogía la capital, ya que en otras ocasiones el mismo área había ofrecido shows con unos 50 aparatos.
Sin plan de movilidad
El evento se desarrolló sin ningún plan para distribuir grandes aglomeraciones de personas, pese a que desde hace dos años la ordenanza de Movilidad obliga a los organizadores de actos multitudinarios a presentar una planificación para la gestión de los desplazamientos de su público. El área de Innovación no consideró necesario hacerlo porque calculaba una asistencia de unas 2.500 personas, un número muy por debajo de los eventos considerados de afluencia moderada (entre 5.000 y 20.000 espectadores) o masiva (a partir de 20.000 asistentes), que son los que exigen este tipo de actuaciones previas.
A preguntas de este periódico, desde Innovación reconocen que se superaron las previsiones de afluencia, aunque no disponen de la cifra de cuántas personas acudieron a ver sus drones. “No hay cálculo concreto de asistentes totales porque el espectáculo fue seguido desde diferentes puntos de Casa de Campo, algunos con más visibilidad y otros con menos”, explican mientras hacen una valoración positiva del evento por el interés generado: “Fue acogido con gran éxito entre los ciudadanos”, añaden.
El interés que desbordó de público la Casa de Campo hizo recordar otras escenas de atascos vividas en el mismo punto durante las navidades pasadas con el Articus. Si fueron más de 5.000 o 20.000 es una incógnita, aunque por las imágenes publicadas y la llegada de viajeros registrada solo en la estación de Metro era evidente la presencia de miles de personas en el entorno. Solo en la zona definida como “óptima” por el Ayuntamiento para la visión, el frontal del embarcadero, pudieron reunirse unas 10.000 personas, según cálculos de este periódico a juzgar por la cantidad de público presente que se observan en vídeos y fotos y la superficie disponible. Estas se unirían a las otras miles que rodearon el lago buscando un hueco para disfrutar de los drones.
En el caso de los eventos de afluencia moderada (menos de 20.000 personas), el Ayuntamiento puede reclamar a los organizadores un análisis y un plan de movilidad específico, aunque no es obligatorio. Un plan de movilidad como el que sí que tuvo el fin de semana, por ejemplo, el concierto de Carlos Vives. La existencia de este plan en la Casa de Campo hubiera servido para organizar mejor los flujos de personas y dotar al evento incluso de un posible refuerzo en el transporte público, para hacer más fácil la llegada y la evacuación de las personas allí presentes.