Los dos aparcamientos de grandes dimensiones que pidió el Real Madrid junto al estadio Santiago Bernabéu están hoy un paso más cerca de construirse. El Ayuntamiento de Madrid ha rechazado 39 alegaciones planteadas por los partidos Más Madrid o PSOE y de asociaciones como Greenpeace o Pedalibre contra el desarrollo del proyecto, como último trámite legal después de su exposición pública previo a la licitación de las obras.
Según los documentos a los que ha tenido acceso este periódico, el área de Movilidad y Medio Ambiente da por inválidos todos los argumentos detallados en los escritos de alegaciones y niega que la construcción de estos aparcamientos vayan a generar más tráfico en la zona o mayor contaminación, a la vez que defiende su necesidad por la falta de lugares para el estacionamiento, explicada en un estudio de demanda que todavía no ha hecho público.
La principal línea argumental del Ayuntamiento para defender estos dos aparcamientos, que sumarán juntos 1.667 plazas en un entorno con 8.000 ya disponibles, es la de que servirán para reducir la circulación de coches alrededor del estadio. El equipo de Almeida asegura que su construcción será buena para la atmósfera de Madrid al reducir el “tráfico de agitación” en busca de aparcamiento y cifra la rebaja de CO2 en 2.631 toneladas al año en la zona, donde admite que ya hay “mucho tráfico”.
Frente a esta postura, los escritos de alegaciones aseguran justo lo contario: la existencia de infraestructuras donde se puedan aparcar coches genera que los ciudadanos acudan a esos lugares con su vehículo personal en lugar de contemplar ir en transporte público. Especialmente cuando la mayoría de plazas disponibles serán de rotación. “La creación de nuevas bolsas de aparcamiento dentro de la ciudad consolidada supone un aumento del tráfico en la zona (...) esta propuesta va en contra de la Agenda Urbana 2030 y de los Objetivos de Desarrollo Sostenibles”, apunta Greenpeace en su escrito.
El aparcamiento más grande, calificado de macroparking por Más Madrid, estará en la Castellana, frente al Bernabéu. Contará con 621 plazas en rotación y 494 en alquiler para residentes. El segundo será lineal y discurrirá a lo largo de la calle Padre Damián, con 552 plazas de rotación, sin espacio para residentes. Incluirá, además, una plataforma logística y una zona para aparcamiento de autobuses.
El área de Movilidad cree que el aparcamiento del Bernabéu encaja en uno de los objetivos de la Agenda Urbana 2030, en concreto el que pide “ubicar aparcamientos de disuasión en la periferia urbana, facilitando la transferencia del usuario de un vehículo privado al transporte público o al vehículo compartido”. Según su argumentación, los subterráneos que acogerán los coches de los asistentes a los partidos y eventos celebrados en el estadio se podrán utilizar como un “intercambiador hacia modos de desplazamientos más sostenibles”. También considera que la existencia de puestos de recarga eléctrica bajo la calle Padre Damián, dársenas de bus o un área que conecta con centros educativos de la zona aseguran que el proyecto mejora las actuales condiciones medioambientales.
El rechazo a todas las alegaciones aparece firmado por la directora general de Planificación e Infraestructuras, Lola Ortiz Sánchez. En él, introduce varias alusiones al estudio de demanda que supuestamente justifica la pertinencia de los aparcamientos. Dicho estudio no se ha hecho público, pese a las continuas demandas por parte de la oposición para que el área de Movilidad se lo facilite. El Ayuntamiento argumenta que no es obligatorio legalmente.
Tampoco se han ofrecido datos detallados del proyecto, aunque el consistorio aporta algunos en sus respuestas, como que se ampliarán aceras frente al estadio. También argumenta que habrá “un carril bici a ambos lados de la Castellana” para justificar la mejora del transporte sostenible, aunque dicha actuación no dependa del proyecto presentado por el Real Madrid, sino de la construcción de la vía ciclista adjudicada ya por el área de Movilidad.
Un aparcamiento sin licencia ni Plan Especial
Una de las claves en el proyecto de aparcamientos junto al Bernabéu es el de saber si el Ayuntamiento de Madrid tiene que aprobar primero un Plan Especial de Control Urbanístico Ambiental de Usos (PECUAU) para ejecutar las obras o no. Varias de las alegaciones se lo han exigido, pero el área de Movilidad y Medio Ambiente rechaza hacerlo inicialmente. Si un particular -en este caso el club merengue- quisiera desarrollar la obra de forma particular debería pedir la pertinente licencia municipal, indican las fuentes consultadas por este periódico. Pero el consistorio considera que está exento de hacerlo al promoverse desde lo público.
En cualquier caso, el Ayuntamiento de Madrid deja la puerta abierta a la tramitación del Plan Especial, más larga que la inicialmente elegida: “Si durante la tramitación administrativa del expediente de contratación, los órganos competentes por razón de la materia considerasen que sí resulta preceptivo la elaboración de dicho PECUAU, se redactará el mismo”, contestan en los escritos de respuesta a las alegaciones.
Otra de las críticas de los partidos políticos de la oposición es que el Real Madrid consiguiera en 2017 aprobar la ampliación del Bernabéu alegando que la oferta de 8.000 plazas de aparcamiento ya existentes en el entorno eran suficientes para el público asistente y que el club blanco trabajaría para “mantener y favorecer la actual accesibilidad al ámbito del estadio por medios no motorizados” o en “transporte público colectivo”. Pero en 2022 el departamento dirigido por Borja Carabante cree que los estudios que se hicieron entonces no se pueden aplicar al mismo lugar, porque “considera las actuaciones presentes y futuras”, como la propia remodelación del estadio autorizada o la reforma de General Perón.
“Son actuaciones administrativas completamente diferentes y sin ninguna vinculación jurídica, que simplemente coinciden parcialmente en su ámbito de actuación”, afirma el Ayuntamiento para intentar desvincular las dos iniciativas sobre el mismo ámbito.
Todas las alegaciones incluyen críticas al exagerado beneficio previsto para la operación, de 120 millones de beneficios antes de impuestos durante sus tres décadas de concesión administrativa. El Ayuntamiento no quiere entrar en esos detalles y contesta a todos los demandantes que “el momento procesal en el que nos encontramos sólo alcanza al estudio de viabilidad que acompaña a la iniciativa privada presentada por el Real Madrid y que ha sido admitida a trámite”.
Los siguientes pasos de este proyecto pasan por la licitación de las obras y la concesión a 30 años de su explotación. La operación urbanística en torno al Bernabéu se empezó a gestar en verano pero se mantuvo oculta hasta el pasado 20 de diciembre, cuando fue publicado en la página web del Ayuntamiento de Madrid el plan de construcción y privatización de ambos parkings propuesto por el Real Madrid. Junto a los detalles constructivos de la propuesta del club se adjuntaban los números de una operación millonaria que ya tiene el visto bueno de Almeida: 79 millones de euros en una obra que permitirá tres décadas de concesión privada y el plan de beneficios: 120,7 millones para el capital privado antes de impuestos al final del periodo de explotación, más allá del año 2051, según los documentos de la operación a los que ha tenido acceso este periódico.