Desde el arranque del año, Madrid amanece cada nueva semana con una estampa insalubre. La de contenedores que desbordan desperdicios y que nadie ha recogido la noche anterior, emitiendo malos olores durante todo el lunes y atrayendo diferentes faunas madrileñas, que acuden al detectar comida en descomposición. Era lo que hacían esta semana, por ejemplo, en la plaza del Rastrillo de Malasaña, donde un grupo de palomas picoteaban restos de un muslo de pollo proveniente de una esquina atestada de bolsas.
La recogida de la basura del cubo gris de tapa naranja (dirigido a residuos no reciclables en general) dejó de pasar los domingos y festivos desde el pasado 1 de enero de 2023. No obstante, muchos ciudadanos o comunidades de propietarios todavía no son conscientes de este cambio en la normativa. Piensan que el camión sigue llevándose su contenido en esas jornadas y continúan sacando el contenedor a diario. El resultado es que los lunes muchas calles de la ciudad se llenan de bolsas y desperdicios.
El Ayuntamiento de Madrid defiende el cambio y su campaña para trasladarlo a la población. “La decisión se adoptó para favorecer la recogida selectiva de residuos y ajustarnos a las diferentes normativas estatales y comunitarias. Hemos situado carteles informativos en las 53.000 comunidades de toda la ciudad que se ven afectadas”, aseguran fuentes del Área de Medio Ambiente y Movilidad en declaraciones a Somos Madrid.
“Las incidencias que se detecten se notificarán colocando un cartel informativo en el cubo mal presentado y mediante la instrucción presencial de educadores ambientales a residentes y conserjes”, puntualizan desde el consistorio. “El Ayuntamiento informa constantemente acerca de la forma correcta de separar los residuos (portal municipal, redes sociales, iniciativa conerrede.es…). Estos mismos canales se pueden emplear para solicitar cubos adicionales en caso de que fuera necesario, de forma gratuita”.
A pesar de la labor de concienciación de la que presume el Ejecutivo local, algunos vecinos no comparten la supresión de esa jornada de recogida los domingos y festivos. La protesta ha llegado a sectores sociales, caso del sindicato CCOO, que en las primeras semanas de aplicación de la medida criticó a través de un comunicado en su web cómo “las calles de Madrid han aparecido llenas de bolsas de basura por falta de recogida del cubo naranja los domingos y la desastrosa campaña informativa”.
Refuerzo en la recogida del resto de contenedores
El Gobierno de Cibeles justifica que estas basuras no se recojan a diario ya que “con una correcta separación, los residuos que van a parar a este cubo han de ser muy minoritarios”. Y añaden: “La mayoría deben depositarse en los contenedores de las distintas fracciones, donde se ha potenciado la frecuencia. Hay un 30% de incremento global del esfuerzo de la recogida”.
De esta manera, el contenedor amarillo (plástico, metal y brik) ha experimentado un aumento en su recogida desde los cuatro a siete días por semana, al igual que el marrón (orgánico). En cuanto a los contenedores de uso colectivo, el azul (papel y cartón) establece ahora un mínimo de seis recogidas semanales y hasta cuatro veces diarias en las zonas de mayor demanda, así como la implantación de sensores de llenado y recogida según necesidades. Estos sensores se proyectaron igualmente en los contenedores verdes, dirigidos al vidrio. Los recipientes fijos para desprenderse de ropa (negros con un círculo burdeos en el que aparece dibujado una camiseta) y aceite vegetal usado (completamente naranjas, no solo la cubierta) se han duplicado hasta alcanzar las 1.600 unidades.
Los nuevos contratos para la limpieza y recogida de las basuras entraron en vigor el 1 de noviembre de 2022 y contemplan este aumento de frecuencias para la eliminación de residuos. Con vigencia hasta 2028, supone una partida de 1.458 millones de euros adicionales de las arcas municipales para renovar al alza cuatro contratos de gestión de las basuras en la capital. En total el consistorio ha comprometido a este respecto el empleo de 3.525.517.985,97 euros (sin IVA) del presupuesto de la ciudad durante los próximos seis años, cifra un 70,5% superior al gasto anterior.