Los colores flúor se han adueñado estos días de una esquina de Malasaña. En concreto de la de la calle San Bernardo con Palma, al lado del nuevo parque de bomberos. El motivo es la apertura de una franquicia de colchones de llamativo aspecto en lo que un día fue una entidad bancaria.
La irrupción del local no ha dejado indiferente a prácticamente nadie del barrio que haya pasado por allí y está teniendo su reflejo en redes sociales, con decenas de comentarios contrarios a la nueva estética propuesta. Algunos de gran enfado y otros con fina ironía.
“Es ideal para un ataque epiléptico”, bromea Pablo en un hilo de Twitter, donde la usuaria Jessica Mollá iniciaba la discusión con un tuit en el que hablaba de un “crimen en la calle San Bernardo” y publicaba la imagen de la nueva tienda recién llegada al barrio que más modernidad respira en Madrid.
La conversación giraba en torno a si se debía permitir “atentados estéticos” en las partes céntricas de la ciudad. Algunos creían que no y otros que no era de recibo en ninguna parte: “Esto no se debe hacer ni en un barrio chabolista, ni en la aldea de los pitufos. Es un atentado del mal gusto. Lo pondría dentro de una rave o un festival de verano junto los perritos calientes a 10 euros”, afirmaba NemraC.
“Es una bonita forma de revertir la gentrificación de esos barrios, ¡todos igualados por debajo! Que no todo van a ser locales con café de especialidad por 4 euros la taza” bromeaba por su parte Se Py.
Muchos tuiteros recordaban que la misma cadena ha abierto en los últimos meses tiendas similares en las calles Princesa, Viriato o Tetuán con la misma estética.
El urbanista Antonio Giraldo resumía en otra publicación que lo de San Bernardo era “un ejemplo estupendo de por qué es importante una normativa municipal que regule con efectividad la cartelería, publicidad y criterios de estética (materiales y colores) en los bajos comerciales. No sólo en los edificios protegidos (este no lo está)”.
No obstante, hay alguno que ya observa el futuro que le espera a este lugar, teniendo en cuenta en el barrio en el que se encuentra: “Esa fachada es un caramelo para los grafiteros. En una semana ya estará a la par del resto”, comenta Javier B. De hecho, una pequeña firma negra ha llegado a la pared esta misma semana.