La Beata Mariana de Jesús, fallecida el 17 de Abril de 1624, fue una religiosa muy querida en Madrid por su ayuda a los más desfavorecidos y sus visiones místicas.
A su muerte, su cuerpo descansó en un sepulcro en la Iglesia de las Alarconas, en la calle Valverde, esquina con la calle Puebla. Ya en su velatorio las monjas se dieron cuenta de que el cuerpo no se quedaba rígido. Desenterrada varias veces años y siglos después, continuaba flexible, con los órganos internos intactos y exudando un líquido de agradable aroma.
Finalmente se decidió exponer su cuerpo cada 17 de abril en dicha iglesia, en una caja acristalada regalada por Isabel II y custodiada por cuatro hombres vestidos de negro.
Actualmente sólo se muestran sus manos y pies, ya que el rostro fue dañado tras hacerle una máscara de cera.