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MUY, auténtico placer en conserva

Allá vamos M. y yo a probar este lugar del que había leído alguna cosa hace tiempo y pensaba que se había abierto hacía 1 año aproximadamente, ¡pero ya eran 3! Por suerte o por desgracia, según gustos y momentos, el tiempo pasa (esto que he dicho debéis apuntarlo, es verdaderamente profundo, juis, juis).

De fondo musical del establecimiento escuchamos el disco Raíces al viento de Juan Perro, yo me decanto por la canción Cozumel. Regreso al pasado y a esa cassette que compré con tanta emoción y ahora está olvidada sin medio donde escucharla. Me quedo con Cozumel soñando con una isla exótica donde no hay nada más que un mar precioso de aguas cristalinas, aunque la realidad me devuelva una isla turística por donde pasan enormes cruceros, se practican todo tipo de deportes acuáticos (como si no hubiera un mañana o no pudiera uno estar tranquilo disfrutando del agua, sin más) y demás horrores vinculados al turismo de masas… ¿Qué nos pasa? ¿Por qué no paramos? Bueno, mejor lo dejo y me centro en la crítica.

El local es estilo retro pero no estandarizado, ¡gracias a Dios (o a quien competa)! Es decir, no presenta la decoración emulando aires antiguos e industriales que los interioristas crean actualmente al gusto del consumidor y/o de las tendencias. Es más personal: algunas mesas de madera, otras de mármol y hierro, sillas de varios tipos, taburetes de bar de toda la vida y decoración de las paredes con bonitas esculturas de madera. ¡Me gusta! Eso sí, me falta luz para las fotos, pero ese ya es un problema mío (creo que voy a empezar a ir con una lámpara, o incluso una farola, a todas las críticas: ¡ahí está, que se note que yo he venido aquí a hablar de mi libro!).

Presenta un rincón dedicado a las conservas, algunas de las cuales se venden, que tienen muy buen aspecto, cuidadas, de calidad, se ve que disfrutan con el buen comer.

Una vez sentados nos ponen un pan que uhmmmm… ¡¡¡¡Sí he vuelto a encontrar la que llamábamos en Asturias hogaza de León: miga densa, corteza dura, pan con peso y con sabor!!!! Delicioso. Preguntamos de dónde viene y el chico que nos atiende nos comenta que es de Panic, la panadería publicitadísima por El Comidista y por la que había pasado varias veces y siempre me había quedado con ganas de comprar… Es que M. es un gran hacedor de panes y no quiero ofenderle trayendo de otras partes (creo que para él sería como una especie de traición), pero que conste que mi curiosidad gastronómica me estaba matando. Realmente el pan de Panic no defrauda, ¡es un pan de verdad! Nos ponen también un aperitivo consistente en una rebanadita de pan con chorizo ibérico, que sí, que si lo que querían era abrirnos el apetito, ¡lo han conseguido!

La idea de un sitio que solo ofrezca conservas me parece francamente atractiva, he llegado con las expectativas altas y debo decir no me ha defraudado en absoluto. La persona que atiende es competente, eficiente y tranquila, ¡un 10 para él!

La carta, bueno, la pizarra de vinos presenta una selección interesante, original y muy cuidada, bodegas pequeñas, variedades de uvas diferentes… Nosotros nos decantamos por un 1+1=3 cuya uva, Xarel·lo, desconocemos totalmente, y resulta ser un cava, que, por desgracia, no tienen. Así que decidimos ir probando copitas. De primero un Aroa (2,30 €/copa), uva garnacha blanca, delicioso, frutal, delicado pero que deja un rastro intenso en la boca. ¡Muy recomendable!

Y nos ponemos a probar cosas; elegimos, para empezar, tostas* de bacalaotostas* (2 tostas, 5,50 €). El bacalao tiene un sabor tenue, nada invasivo, y su textura es excelente, con el maravilloso pan de base, un poco de tomate fresco rallado y un buen aceite, esa tosta es lo más, ¡una ricura!

Nos ponemos con otras tostas de atún ahumadotostas (2 tostas, 5,50 €). Deliciosas igualmente, aquí el sabor del atún y el tacto delicado son los que predominan, acompañado todo ello de un buen aceite de oliva virgen y tomate rallado. Buenísimas. Por lo visto, el atún lo traen ahumado de Almería y lo conservan, en el local, en aceite. Es verdaderamente fantástico. Cualquier día les voy a encargar un poquito para darme un gusto.

Se nos acaba el vino, así que elegimos otra copita, en este caso de Viero (2,40 €/copa), de Rioja, uva macabeo, un vino equilibrado, sencillo, de gusto sutil. Y una tosta más, esta vez de jamón ibéricotosta (2 tostas, 4,50 €). El jamón, viéndolo me parece que tiene un color demasiado claro, poco curado, y es poco graso pero luego, al probarlo con el tomate y el aceite y el pan, resulta perfecto. Una vez más, una tosta de 10.

Finalmente nos decidimos por algún plato conservero diferente, y elegimos unas zamburiñas (8,50 €) que vienen con una salsa, creo, de tomate, ajo, pimentón y especias, acompañadas de patatitas fritas. Las zamburiñas son de excelente calidad, la salsa es sabrosa y no excesivamente picante, cumple perfectamente su función de realzar el sabor de los moluscos. Las patatitas, aunque realmente ricas (parecen de freiduría), yo no creo que “mariden” bien con las zamburiñas. Yo las zamburiñas las pondría solas o con alguna verdura tipo grelos o algún panecillo seco.

Después elegimos unos puerros con vinagreta y con salsa de mostaza (8,50 €). Tres grandes puerros, conservados como si fueran espárragos, con una vinagreta con pimientos verdes y rojos, mostaza en grano, vinagre balsámico y aceite de oliva. Era la primera vez que probaba los puerros en conserva, me han gustado mucho; el contraste entre el sabor tenue del puerro y la vinagreta es perfecto.

¡Y ahí están los Humberts, todos panchos en una esquinita! Les digo que les he echado de menos y me sueltan un rollo sobre la amistad y toda esa historia. Les digo que considero amigos a muy poca gente, que el resto, como ellos, son conocidos, se enfadan y se van de morros (creo directos hacia la zona de conservas, me parece que les han gustado...). ¡Qué tíos más complicaditos! ¿O seré yo…?

Las copas de vino, claramente, tienen truco, ¡se ha acabado de nuevo! Bueno, qué se le va a hacer, otra copita, ahora Godello LB (2,80 €/copa) del Bierzo. Salino, acidez adecuada, fresco y con el toquecito justo de dulce, bueno, bueno.

Vamos, pues, a por el postre. No hay nada de chocolate negro o con leche, pero hay un brownie de chocolate blanco brownie(4,50 €), así que no hay más remedio que pedirlo… ¡a por él! Templadito, suave, acompañado con una mermelada de melocotón de textura fina y con un toque de chocolate negro en modo decorativo. Un conjunto muy logrado.

Elegimos también una crema de jengibre (5,50 €) muy mona, presentada en un tarrín, que se caracteriza, igualmente, por su equilibrio y su levedad.

El concepto de “taberna conservera” me parece excelente y francamente original. Aconsejo sin duda MUY a todos aquellos que disfruten de la comida y de la bebida y sepan apreciar los matices que diferencian algo bueno de algo realmente bueno. Eso sí, no vayas buscando un plato caliente. El trato es amable, el lugar es agradable y la oferta gastronómica es novedosa, delicada y sustanciosa. ¡Eso es todo amigos!

* Véase explicación sobre el término tosta en la entrada de La Milana Bonita 

P.S. Cambiaría la vajilla. A mi modo de ver es demasiado tosca y vulgar.

  • Muy, placer en conserva. Calle Amaniel, 36; tel. 91 559 57 84. Horario: de lunes a jueves de 19.00 a 00.00, viernes y sábado de 19.00 a 2.30, domingo de 10.00 a 16.00. Facebook: https://www.facebook.com/MuyPlacerEnConserva