Los cantones de limpieza se han convertido en uno de los grandes protagonistas del final de la legislatura en el Ayuntamiento de Madrid. Un concepto que hasta hace pocos meses era desconocido para miles de vecinos, y que de repente se ha situado en el centro de sus preocupaciones. Se trata de recintos que suelen funcionar todo el día de forma ininterrumpida, destinados a guardar maquinaria y vehículos municipales de limpieza. Es también el lugar donde los operarios y trabajadores del servicio de la limpieza se cambian de ropa y dejan sus vehículos antes de iniciar su jornada laboral. Por último, en su función más controvertida, sirven para la descarga de basura que los camiones recogen durante el día, antes de su traslado al vertedero más cercano.
La movilización ha sido notoria en la mayoría de barrios donde se ha estudiado implantar estos espacios. Han proliferado organizaciones vecinales, incluida la Plataforma de Afectados por los Cantones-Basurero, que aúna las reivindicaciones de todas las zonas afectadas. Se han multiplicado las manifestaciones y recogidas de firmas físicas o digitales. La lucha contra estos terrenos vivió uno de sus momentos álgidos el pasado sábado, cuando se produjeron hasta cuatro concentraciones simultáneas en Ciudad Lineal, Carabanchel, Latina y Fuencarral-El Pardo. Los partidos en la oposición han conseguido incluso aprobar en varias Juntas de Distrito implicadas y el propio pleno municipal distintas resoluciones políticas pidiendo la paralización de estas instalaciones, sin embargo el Ayuntamiento no tiene obligación de aplicarlas.
Los cuatro cantones que siguen adelante están en el sur
El área de Medio Ambiente y Movilidad, comandada por Borja Carabante, llegó a tener 16 proyectos sobre la mesa. Finalmente, a pocos días de que arrancase la campaña electoral, el consistorio paralizó la mayoría de ellos (sin descartarlos deinitivamente). Pero la indignación entre los afectados por aquellos que continúan, todos en el sur de la ciudad (Carabanchel, Vallecas, Latina y Vicálvaro), no ha hecho más que crecer. El Gobierno de Cibeles argumenta que estos casos no han podido frenarse por encontrarse “ya en ejecución”. Niega que estas instalaciones tengan una influencia directa en la vida de los residentes: “No afectan a las viviendas porque se encuentran separados de ellas a más de 200 metros de las más cercanas, una distancia asumible para los vecinos”.
En contraste con estas afirmaciones, las diferentes agrupaciones vecinales conformadas para luchar contra los cantones coinciden en un diagnóstico mucho menos halagüeño. Así lo han manifestado para este medio desde No al Cantón - Sí Reubicación: “Son un foco de infecciones, plagas incontroladas, ruidos y vibraciones 24 horas, contaminación y polución de bacterias. Suponen además un peligro de movilidad con vehículos de gran peso pasando continuamente por nuestras calles y viviendas, un riesgo de accidentes para mayores, niños y adultos”. A estos inconvenientes de salubridad suman “la depreciación de un barrio y unos inmuebles que con mucho esfuerzo hemos visto nacer mientras participábamos en su desarrollo”.
Es lo que sostiene María Ángeles Barrio, de No al Cantón de Islazul: “Se ha trasladado de dos puntos donde se quería poner con anterioridad por su cercanía y han terminado poniéndolo delante de nuestras casas. Exigimos que lo muevan a la zona industrial, no delante de nuestras viviendas”. La instalación se está llevando a cabo frente al centro comercial Islazul, cerca de zonas residenciales, de un colegio público y del Centro Deportivo Municipal Francisco Fernández Ochoa.
El caso de Latina llega a los juzgados
Ubicado en la calle Sinfonía del barrio de Cuatro Vientos, en el cantón de Latina la situación ha llegado incluso a los tribunales. A raíz de la denuncia contra el Ayuntamiento de Madrid de varias asociaciones de residentes que cuestionan su construcción sobre suelo catalogado como “dotacional deportivo”, la Unidad de Medio Ambiente y Urbanismo de la Fiscalía investiga los pormenores de la instalación. Las entidades personadas entienden que el Ejecutivo municipal debería haber elaborado un plan especial para el cambio de uso de la parcela, así que solicitan las investigaciones oportunas por un posible incumplimiento de la normativa.
La falta de información facilitada a las agrupaciones de residentes ha tenido también una respuesta por parte del defensor del pueblo, Ángel Gabilondo. En una misiva a la que Somos Madrid ha tenido acceso, el exministro asegura que “se ha requerido la remisión urgente” de información al consistorio ante su “tardanza” en trasladarla. “Una vez que la Administración envíe lo solicitado, se le comunicará su contenido y las actuaciones que en su caso procedan”, concluía Gabilondo en su carta.
Carabante se escuda en los trabajadores mientras otro concejal interviene
Borja Carabante ha recurrido habitualmente a la situación laboral de los trabajadores municipales de la limpieza y a una garantía de sus condiciones para justificar los emplazamientos de los cantones: “Es donde estarán los barrenderos, las taquillas, los carritos de limpieza. Hay que acercarlos a las calles que tienen que limpiar. No tiene sentido que estén alejados de las viviendas puesto que perderían mucho tiempo en sus desplazamientos”.
Ha reiterado en varias ocasiones, la última en un reciente debate electoral, que “en este asunto ha habido mucha manipulación y mucho engaño por parte de la izquierda, que no ha dicho nada de las ubicaciones hasta dos semanas antes de las elecciones”. Sin embargo, la controversia lleva meses instalada en muchos puntos de la ciudad. En la Junta Municipal del distrito de Latina, por ejemplo, todas las formaciones políticas salvo PP y Ciudadanos apoyaron una resolución contraria al cantón ya en diciembre del pasado año. Lo volvieron a hacer en enero.
Ahora la polémica da síntomas de causar división dentro del propio Gobierno de Cibeles, en una campaña electoral donde Ciudadanos busca resquicios con los que distanciarse de la gestión de José Luis Martínez-Almeida. Así, el área de Desarrollo Urbano que dirige Mariano Fuentes ha respaldado a los vecinos afectados e inspeccionará los proyectos desarrollados por Medio Ambiente y Movilidad.
En una reunión con la Plataforma de Afectados por los Cantones-Basurero y la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid (Fravm), el concejal de Urbanismo se comprometió a “revisar los permisos otorgados para los cantones que están en marcha y comprobar que tienen todos los informes favorables, después de las denuncias de los vecinos”, según fuentes de su propia concejalía. Y añaden: “Se iniciarán inspecciones de oficio mediante disciplina urbanística y, paralelamente, se van a estudiar las mejores ubicaciones para todos ellos, con el fin de encontrar soluciones”.
La Elipa, el precedente que todos temen
La Framv desliza que Fuentes habría pedido a la Dirección General de Ejecución y Control de la Edificación la apertura de un expediente de disciplina urbanística en el cantón de La Elipa, en Ciudad Lineal, ya que “una parte de la instalación se encuentra defectuosa”. Aunque se trata más bien de una planta de residuos, la estampa de este recinto en la avenida de las Trece Rosas se ha convertido en el ejemplo que todos quieren evitar. A solo 50 metros de las viviendas y 70 del colegio Gustavo Adolfo Bécquer, los residentes llevan meses soportando “ruidos y malos olores las 24 horas al día”, según los afectados.
Los ruidos que emiten los camiones no permiten dormir por las noches a los vecinos del barrio, ya que el vertedero tiene una actividad continua. “Ahora mismo con las ventanas cerradas se escucha todo, cuando llegue el verano y se abran por el calor va a ser tremendo”, detallaba a este medio un residente de la colindante calle Santa Genoveva. El terreno alberga un tránsito constante de transportes municipales que acuden a vaciar la carga de peinados por barrios de Chamberí, Tetuán, Centro y algunas zonas de Castellana.
El “ocultismo” fue mucho mayor que en los demás cantones: “No se avisó ni a vecinos ni a asociaciones, ni siquiera en las instalaciones hay un cartel que informe, todo es opaco”, contaba un vecino. El espacio donde se ubica la planta de residuos funcionaba como aparcamiento de vehículos del Área de Medio Ambiente. Un día, sin mayores explicaciones, los residentes de la zona se despertaron con el pitido de los camiones, un ruido con el que todavía perviven.
Inquietud en las zonas donde se ha detenido la instalación
En cuanto a los 12 cantones detenidos, los residentes de sus alrededores siguen pendientes de cualquier novedad, no en vano tampoco han cesado en sus movilizaciones. “Se han paralizado únicamente por las elecciones”, sostiene Juan, de la plataforma No al Cantón de Limpieza en calle Sangenjo 35. Planificado en dicha vía del barrio de La Paz, en el distrito Fuencarral-El Pardo, Juan cuenta que han sido de los últimos afectados en conocer los planes para instalar estas infraestructuras junto a sus viviendas: “No aparecía en el pliego municipal original, sino que fue añadido en una modificación posterior. A raíz de las protestas en otro cantón, un vecino accedió a ese pliego y descubrió dónde nos lo quieren colocar”.
“Está proyectado a apenas 10 metros de nuestras casas, es el más cercano a viviendas de los 16. Algunos vecinos lo tendrán prácticamente en su ventana”, critica este residente. Otro problema añadido es que supondría mermar un párking “en una zona donde hay una densidad de población muy alta y no los suficientes aparcamientos”.
Teme que después de los comicios el proyecto sea retomado sin cambios ante la falta de concreción por parte del Ayuntamiento: “De momento Carabante solo ha dicho que está abierto a escuchar”. Juan y sus vecinos han pensado ya en espacios alternativos para ubicar el cantón, que “pese a estar muy cerca nos repercutirían mucho menos”. Esperan trasladarle sus propuestas al concejal de Medio Ambiente en un encuentro fijado el próximo jueves 1 de junio. Ahí insistirán en sus reclamaciones: “Si esto sale adelante, podremos tirar la basura desde casa, pero queremos los cantones fuera de nuestros salones”.