Madrid construirá menos de un kilómetro de carril bici en el año 2024. Es lo que anuncian sus presupuestos para el año que viene, presentados la semana pasada, al anunciar una reforma en la Gran Vía de San Francisco para introducir una calzada segregada ciclista desde Puerta de Toledo. Un tramo de solo 900 metros no parece demasiado para una red que debería haber crecido a 50 kilómetros por año.
La escasa previsión de vías ciclistas actual contrasta con el optimismo con el que la ciudad planificó estas infraestructuras en el año 2008, cuando se aprobó por unanimidad de todos los partidos el Plan Director de Movilidad Ciclista de Madrid (PDMC), revisado y ampliado en 2016 para alumbrar una tupida red de carriles bici para el 2025 que hoy, a dos años vista, parece una quimera. En total se proponían 430 kilómetros de nuevas vías segregadas, construidas desde cero o aprovechando para introducirlos cada vez que se reformaba una calle de las afectadas en la propuesta. El plan municipal proponía construir medio centenar de carriles bici al año para llegar al objetivo marcado.
Pero la realidad ha sido muy distinta. Las obras de reforma en las calles de la capital se siguen planificando y ejecutando sin tomar como obligatoria la Red Básica del PDMC. A veces se añaden carriles bici y en otras ocasiones no. Ha ocurrido, por ejemplo, al arreglar el pasado verano el puente de Raimundo Fernández Villaverde, que se reasfaltó sin cambiar la sección de tráfico pese a que este paso es uno de los incluidos en el diseño municipal de hace 15 años, por salvar un desnivel y conectar rápidamente los distritos de Chamberí y Salamanca.
“Cada vía que remodelan dejando fuera los carriles bici supone una oportunidad perdida de 20 años como mínimo” lamenta Mar Barberán, concejala de Más Madrid muy crítica con el modelo de movilidad propuesto por Borja Carabante, el concejal encargado planificar ahora los nuevos pasos ciclistas. “Tiene un PDMC que marca claramente que Madrid tiene que incluir en sus infraestructuras y diseño de la vía pública carriles bici seguros en las vías que están incluidas en la Red Básica Ciclista. Y no lo están haciendo”, asegura.
En el caso opuesto al de Raimundo Fernández Villaverde se encuentra el del puente de Pedro Bosch y Doctor Esquerdo, donde el equipo de Almeida planificó una reforma durante la pasada legislatura que incluyó un carril bici para conectar Retiro con Méndez Álvaro, salvando las vías y extendiéndose por el otro lado hasta el intercambiador de Conde de Casal, tal y como preveía la Red Básica. El resultado fue comentado esta semana con detalle por el colectivo En bici por Madrid. También empezó Carabante el Carril Bici Castellana, una vía llamada a ser la columna vertebral del tráfico ciclista en la capital, conectando Plaza Castilla con Atocha, aunque que de momento tiene pendiente de construir la mayoría de sus tramos. Ambos proyectos fueron financiados con fondos Next Generation de la UE para actuaciones en favor de la movilidad sostenible.
Y luego está un tercer modelo: el de las obras que incluyen carriles bici en lugares no previstos por la Red Básica o en paralelo a los lugares por los que deberían ir. Ha ocurrido, por ejemplo, en la Avenida de la Ilustración, donde se construye la primera vía ciclista del Barrio del Pilar en lugar de hacerlo por las avenidas Monforte de Lemos o Herrera Oria, que sí que estaban incluidas en los carriles bici diseñados en 2008 por el Ayuntamiento. En este caso y gracias a la inclusión del carril bici en las obras, el Ayuntamiento pudo sufragar parte de los 7,4 millones de su coste con otra partida de los citados fondos Next Generation.
Un tercio de viajes al trabajo podrían pasarse a la bicicleta
El Plan Director de Movilidad Ciclista de Madrid se aprobó en 2008, cuando Gallardón era alcalde de Madrid, y fue revisado por Carmena en 2016. Entonces se constató que la ciudad contaba con 292 kilómetros de carriles bici (67 en el Anillo Verde Ciclista, de carácter recreativo), solo 70 kilómetros más que cuando se inició el plan. ¿Qué había hecho hasta ese momento el consistorio para implantar la Red Básica? Apostar por los ciclo-carriles, es decir, pintar la señal que reduce a 30 km/h en la calzada y lanzar a los ciclistas a compartir espacio con los coches. En 2016 había 161 kilómetros de carreteras urbanas con esta señalización.
Pese al (mal) funcionamiento de estos ciclo-carriles para fomentar la movilidad ciclista (hecho que daría para otro artículo), el gobierno de Ahora Madrid los empleó en casos concretos como para la reforma de Princesa, donde se descartó ceder un carril a la vía ciclista. También sucedió en la mayor parte de la reforma de Gran Vía. Aunque durante la misma legislatura llegaron vías ciclistas que ahora son muy usadas, como la que recorre Santa Engracia.
En la revisión del PDMC de la época de Carmena se explicaba que, según un estudio reciente, el 32% de los viajes por motivos laborales (unos 170.000 de 537.000 diarios) podían trasvasarse a la bici si se dieran las condiciones adecuadas. El 64% de los encuestados en ese momento pedían más kilómetros de carriles bici para hacerlo. La misma encuesta arrojaba que el 35% reclamaba un Bicimad más barato y un porcentaje similar (el 30%) pedía extender el servicio a todos los barrios, hechos estos dos últimos que se han producido durante la última legislatura de Almeida.
Las vías ciclistas que tiene Madrid están dibujadas en este mapa del Ayuntamiento de Madrid, que incluye también los ciclo-carriles. Aunque en este otro desarrollado por Pedalibre se pueden observar mejor los actuales carriles bici y las propuestas del PDMC que están pendientes de construir:
¿Seguirá el Ayuntamiento planificando obras en las calles teniendo en cuenta el PDMC cuando le convenga? Las miradas de los colectivos ciclistas se centran ahora en López de Hoyos, una calle incluida en la revisión del plan en 2016 que el consistorio va a reformar en breve. “El Ayuntamiento tiene que buscar la solución técnica para que este carril bici esté incluido en la obra”, apunta la concejala de Más Madrid Mar Barberán.
“No podemos dejar pasar por alto esto, porque de ello depende la seguridad de los ciclistas, el fomento real de la movilidad ciclista ,y por tanto, de la salud de la ciudadanía. Hablamos de que es el modelo de transporte, junto con la movilidad peatonal, el menos contaminante y más saludable. Si no se crean infraestructuras seguras nunca llegará el impulso para que haya una demanda importante”, asegura.
Mientras se van desvelando los planes del equipo de Almeida para lo que queda de legislatura, un nutrido grupo de colectivos ciclistas quieren recordar al alcalde las medidas que ya aprobó la ciudad. Para ello ha convocado una bicifestación que se celebrará este domingo 19 de noviembre. Partirá de Cibeles a las 11.00 y recorrerá las calles de la capital bajo el lema “Movilidad sostenible: ni un paso atrás”.