Ayuso autoriza un colegio de lujo en un edificio protegido donde la Comunidad de Madrid invirtió tres millones de euros públicos
La historia del Instituto Homeopático y Hospital de San José, en el número 3 de la calle Eloy Gonzalo, es la de un edificio nacido de la iniciativa popular que ha acabado convirtiéndose en patrimonio comunitario de Chamberí. Por su valor histórico y arquitectónico, por un huerto interior con encanto pese a la desatención de las administraciones, por un jardín modesto pero que se siente pequeño pulmón en el distrito con menos zonas verdes de la ciudad.
Pero esta condición no le salva de la amenaza de la especulación. Tampoco las obras que la Comunidad de Madrid desarrolló entre el 2006 y finales del 2009 para restaurar el inmueble con dinero público, por un importe cercano a tres millones de euros. Pese a ello, la Dirección General de Patrimonio Cultural de la Comunidad de Madrid ha dado el visto bueno a una modificación de su uso que facilita su venta a manos privadas, concretamente un colegio estadounidense de lujo. A este espaldarazo del Ejecutivo que lidera Isabel Díaz Ayuso hay que sumar el del Ayuntamiento de Madrid, una vez ha decidido no ejercer su derecho preferente de tanteo ante la oferta de alquiler con opción de compra de una inmobiliaria para ocupar el espacio.
Así, parece no haber sido suficiente su declaración como Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de Monumento en 1997. De hecho, el propio alcalde de la capital, José Luis Martínez-Almeida, mostró un enorme interés por su protección en su etapa como director general de Patrimonio de la Comunidad de Madrid (allá por 2010). Llegó a decir que “no se podía dejar perder un edificio como este”, como recuerda Diego Cruz, diputado del PSOE en la Asamblea de Madrid. Unas declaraciones que se produjeron justo cuando se efectuaban los trabajos de rehabilitación en el edificio financiados por el Gobierno que entonces presidía Esperanza Aguirre.
El Hospitalillo de Chamberí, como lo llaman coloquialmente muchos residentes de la zona, fue construido entre 1873 y 1878 gracias a una importante suscripción popular de los vecinos de la capital, encabezada eso sí por el Dr. José Núñez Pernía, primer Marqués de Núñez. Un hospital de beneficencia que contribuyó a salvar un cuantioso número de enfermos cuando, a finales del siglo XIX, epidemias de tuberculosis o cólera causaban estragos entre la población de Madrid. Diego Cruz matiza que, con independencia de la opinión que cada uno pueda tener acerca de la homeopatía, el edificio constituye un bien cultural e histórico “en sí mismo”. Mantuvo su actividad hasta el inicio de la Guerra Civil en 1936 y su cierre definitivo se produjo en 1980.
Reconversión en un colegio privado estadounidense para ricos
Pero ¿qué va ser ahora de este antiguo centro de salud? La propietaria, María José Fernández Rodríguez (actual Marquesa de Núñez), parece cerca de lograr la que según Cruz es su meta. Se trataría, dice, de vender el inmueble al mejor postor: “La propiedad ha solicitado un cambio de uso, de privado-sanitario a educativo. La empresa a la que se hace el contrato de alquiler con opción a compra ha pedido ya una licencia de actividad para una serie de obras e intervenciones importantes”.
Al ser un BIC, la modificación de uso que Cruz menciona debe ser autorizada por la Dirección General de Patrimonio Cultural, previo dictamen de la Comisión Local de Patrimonio Histórico. “Siguiendo ese procedimiento legalmente establecido, esta comisión dio el ok al cambio y, en base a ese criterio técnico, ya se ha autorizado el uso educativo”, confirman a Somos Madrid fuentes del área de Patrimonio del Gobierno regional. Matizan que “evidentemente el nuevo uso que se le va a dar al edificio debe ser respetuoso con los valores que justificaron su protección”.
Pero el giro definitivo llega cuando un vecino contacta a Diego Cruz para comunicarle que, leyendo una noticia sobre este mismo asunto, casualmente ha dado con una publicidad de una escuela privada estadounidense llamada Brewster Academy, que abre convocatoria para su nueva sede en Madrid el curso que viene. El lugar en el que anuncia su ubicación no es otro que el Homeopático.
La matrícula de este centro educativo tiene un prohibitivo precio que varía entre los 38.000€ y los 66.000€, de acuerdo a su propia web. Tal es el perfil de alumnado que su próximo colegio planificado en Madrid se ubicará en La Moraleja, con objeto de arrancar sus clases en otoño de 2024.
En el portal de la institución ya presumen del lugar que servirá de campus, acorde a su apuesta por “espacios acogedores y estéticamente agradables”. Afirman incluso que su intención es “revitalizar y transformar edificios históricos para recuperar su antigua gloria a través de un cuidado diseño y la colaboración con arquitectos locales”. De forma colateral exponen además la reconfiguración urbana, cada vez más alejada de la vida vecinal, que está experimentando el distrito: “El campus se ubica en Chamberí, en el corazón del centro de Madrid y cercano a universidades de entidad mundial”.
Gran inversión pública apadrinada por Almeida y olvidada por Ayuso
La propiedad del Hospitalillo se inscribió originalmente a título de la Fundación Instituto Homeopático y Hospital de San José, sujeto a un derecho de reversión reservado para José Núñez y para los sucesores de su título de Marqués de Núñez. Posibilidad que se ejercería si por fuerza mayor o cualquier circunstancia la institución dejase de destinarse a fines eminentemente sanitarios.
Más de un siglo después, el consistorio madrileño que entonces dirigía José María Álvarez del Manzano solicitó unas obras de conservación de emergencia en el inmueble ante patologías que podían provocar el colapso de la estructura, que la Comunidad de Madrid llevó a cabo con un importe de 404.644 euros entre 1999 y 2000. Fue la primera vez en la que se invirtió una importante cantidad de dinero público en el recinto, pero no la última ni la mayor. Y desde luego tampoco la más controvertida.
El Gobierno regional de Esperanza Aguirre, a través de la Dirección General de Patrimonio Histórico, desarrolló entre el 2006 y finales del 2009 unas obras de rehabilitación y restauración integral del edificio por un importe total cercano a los tres millones de euros. Por situar, es una cantidad superior a la que se va a destinar para la restauración de la Puerta de Alcalá. Unas mejoras financiadas con la participación de la Fundación Cultural de Caja de Madrid, por aquel entonces gestionada por la Comunidad de Madrid mediante un convenio. En 2010 Aguirre, Ignacio González y el propio Almeida inauguraban el edificio reformado.
Hay no obstante una diferencia sustancial entre la primera y esta otra intervención, más allá de la cantidad destinada. El inmueble sobre el que se estaba actuando pasó a ser una propiedad litigiosa el 11 de junio de 2001, mucho antes de que se iniciasen estos segundos trabajos, a raíz de una sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Madrid (TSJM). Dicha decisión judicial comprometía su futuro si adquiría firmeza en manos de los reversionistas: “Pasaba de ser un edificio en ruinas de una Fundación sin ánimo de lucro a un revalorizado producto inmobiliario en manos particulares y de uso privado”, explica Diego Cruz.
La pérdida sería enorme a muchos niveles: visual, de zonas verdes, de barrio y como posible equipamiento
La titularidad del marquesado, que “conlleva la del Homeopático” como apunta Cruz, queda definitivamente en manos de María José Fernández Rodríguez en 2017, después de una larga batalla en los despachos y los juzgados. Una mujer que “desde el primer momento no oculta su intención de vender esta propiedad”.
Así que se pusieron manos a la obra para garantizar la defensa del Hospital lo máximo posible: “Pedimos al Gobierno regional que inscribiera en el registro su condición de BIC para corroborar su protección, además de que se anotara esa cantidad invertida por la Comunidad en la rehabilitación del sitio”. Consiguieron que ambos puntos se aprobaran en la Asamblea de Madrid, aunque de momento el Ejecutivo de Ayuso solo ha cumplido el primero de ellos.
Su sorpresa llegó cuando desde el equipo socialista comprobaron que la Marquesa “ha intentado inscribir en el registro un contrato de alquiler con opción a compra del inmueble suscrito con un particular, una empresa recién constituida el año pasado”. Sin embargo, al tratarse de un BIC, Fernández Rodríguez debe ofrecer primero derecho de tanteo a las administraciones públicas. Pero el consistorio comunicó “con una celeridad absoluta” que no va a ejercer esa potestad.
Espacio “innecesario” para el Ayuntamiento, “pérdida” para los vecinos
La portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, Mar Espinar, reprochó al Gobierno de Almeida esta decisión el pasado 13 de diciembre en la última Comisión municipal del Área de Cultura, Turismo y Deporte. Luis Lafuente, Director General de Patrimonio Cultural del Ejecutivo local, se mostró preocupado por el gasto que supondría acometer la adquisición del antiguo Homeopático.
No pareció inquietarle, por contra, que el dispendio de tres millones de euros por parte del Gobierno regional en 2010 vaya a terminar en manos privadas. “Este equipo no es responsable de lo que hiciese la Comunidad de Madrid hace 12 años”, aseguró, pese a que dicha decisión fue tomada por el actual alcalde cuando ostentaba un cargo similar al que Lafuente ocupa hoy, solo que en la administración autonómica en lugar de la municipal.
El responsable de Patrimonio justificó esta decisión amparándose en que “no es necesario implantar allí ningún servicio público municipal”. Lafuente considera que hubiese sido “un posible abuso de poder” emplear esa potestad que otorgaba la declaración de BIC “sin tener claro el uso que se le daría”. Pero esta opinión choca diametralmente con la de muchos vecinos de la zona.
Es el caso de Mercedes Arce Chiqui, de la Plataforma Parque Sí en Chamberí. “Aquí hay una tremenda falta de dotaciones. Una de las propuestas que planteamos es que en el edificio se monte una escuela de música o baile. Acabo de estar con una amiga que tiene que llevar a su nieta, que hace danza, al otro lado del río. Muchas personas mayores también piden una residencia que les sea más cercana”, expone en declaraciones a Somos Madrid. Esta vecina activista de Chamberí reivindica asimismo el papel que tiene el Hospital dentro del paisaje del barrio: “Es un edificio con mucho encanto. La pérdida sería enorme a muchos niveles: visual, de zonas verdes, de barrio y como posible equipamiento”.
Un Hospital amordazado por una intriga nobiliaria
Pero el destino del Homeopático lleva años ligado no a estas necesidades dotacionales, sino a los intereses de María José Fernández Rodríguez. Aquí entra en juego el elemento más telenovelesco de esta historia. Se trata de la sobrina nieta de José Guillermo Fano García, a quien José Núñez y Pernía (que murió supuestamente sin descendencia) nombró segundo Marqués de Núñez aunque era tan solo su ahijado (de nuevo supuestamente). Sin embargo, como recogen en sendos artículos El País y El Periódico de España, Núñez y Pernía habría tenido cuatro hijos no reconocidos y José Guillermo sería el mayor de ellos.
Los lazos de sangre de este médico de profesión, que murió sin hijos (esta vez parece que de verdad), marcan la disputa que ahora pone en jaque el Hospitalillo de Chamberí. Los vástagos de dos de sus hermanas, Carmen y Josefa, se inmiscuyeron en un enfrentamiento legal que luego continuaron sus nietos.
Por línea sucesoria el título debería haber correspondido a Guillermo García Alix, el mayor de los descendientes de Carmen, pero es Jaime Fernández Fano quien consigue el nombramiento gracias a la intervención del Duque de Tovar. El conflicto acabó llegando pues a los hijos de Carlos Román García Alix (hermano de Guillermo) y a la hija de Fernández Fano, la mencionada María José Fernández Rodríguez. Ahora sus intereses pueden provocar que el edificio que un Marqués contribuyó a acercar al barrio, a todo aquel que lo necesitase, se aleje de la comunidad para caer en manos de la élite contemporánea.
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