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La casa abandonada de Vicente Aleixandre reclamada como casa-museo saldrá a subasta

La calle de Vicente Aleixandre está más tranquila de lo que ya acostumbra durante los días de verano. Sin los chavales del instituto San Isidoro y de los colegios mayores de la Ciudad Universitaria, la maleza desbocada sobre la valla de Velintonia –la mítica residencia del Nobel, en el número 3 de la calle– hace que parezca el caserón idóneo para rodar versiones hispanas de Stranger Things o albergar fiestas clandestinas de litrona y altavoz bluetooth.

Tampoco se ve ya casi, entre la hojarasca, el cartel de Se vende. Da igual, tras fracasar el intento de venta, el inmueble saldrá próximamente a subasta, según ha publicado El Español. El precio de salida será de 4,6 millones de euros y a partir de ese día habrá veinte para presentar ofertas.

En junio de 2022 la casa del poeta fue declarada Bien de Interés Patrimonial (BIP) por la Comunidad de Madrid. La protección condicionará a los nuevos propietarios con las obligaciones de conservación pertinentes, pero hay que tener en cuenta que BIP es una protección menor que Bien de Interés Cultural (BIC), el rango que varios colectivos proponían para asegurar su protección. La casa conserva varias estancias tal y como estaban en su momento y el BIP, presumiblemente, no obligaría a conservarlas.

El trágico destino de la morada de Aleixandre comenzó cuando murió Conchita, hermana del poeta y dueña, a finales de los años ochenta. Una herencia compartida por varios familiares ha hecho encallar los distintos intentos de convertir el lugar en una casa museo o espacio cultural vinculado con el poeta, algo planteado desde hace décadas por varios colectivos de la sociedad civil. Distintas administraciones han propuesto sin éxito adquirir el inmueble e, incluso, se quiso expropiar en 2018, durante la legislatura de Ahora Madrid.

El valor simbólico de Velintonia es grande, no solo por haber sido el lugar de vida y escritura de Aleixandre, sino por la gran cantidad de figuras de la Generación del 27 y la cultura universal que pasaron por sus estancias. A los Dámaso Alonso, Gerardo Diego o Rafael Alberti, les siguieron tras la guerra Carlos Bousoño, José Luis Cano, José Hierro o los llamados Novísimos.

Velintonia cuenta con 630 metros cuadrados de casa -divididos en tres plantas- y 750 de solar. En el patio hay un gran cedro libanés que fue plantado por el propio Vicente Aleixandre. La Asociación de Amigos de Vicente Aleixandre lleva desde 1995 tratando de salvar, poner en valor y convertir el inmueble en la Casa de la poesía. La subasta que ahora se conoce añade un elemento de incertidumbre a un lugar al que todo el mundo parece reconocer su importancia pero nadie ha sido capaz, hasta el momento, de salvar de la deriva.