La democracia se aprende en el cole y llega al Pleno de Madrid: “Nos harán caso porque somos como el nuevo mundo”
El 20 de noviembre es mucho más que la efeméride por excelencia para la extrema derecha española, es también el aniversario de la aprobación por parte de la ONU de la Declaración de los Derechos de la Infancia, que incluye entre sus puntos principales la participación infantil y adolescente. Por eso, es ya tradición que se celebre durante esa semana el Pleno de la Infancia. La imagen de los niños y niñas compartiendo espacios con los grupos políticos que forman nuestra cámara local es habitual en los telediarios y, sin duda, hoy volverán a encontrar su hueco en el informativo.
Sin embargo, este ejercicio democrático no nace ni se agota en la jornada –tampoco el del Pleno de la Adolescencia, que suele celebrarse en primavera–, sino que es uno de los puntos álgidos de un proceso de aprendizaje democrático que se desarrolla a lo largo del curso escolar. Por eso hemos querido hablar hoy con Roque, uno de los niños que están participando del proceso previo al Pleno de la Infancia de este lunes y que estará presente en el mismo. Si se van a sentar en la cámara municipal de representantes, ¿no debe su voz también ser la protagonista de los artículos de prensa del día?
Pero empecemos por explicar cómo funciona la cosa. Los COPIA (Comisión de Participación de la Infancia y la Adolescencia) son los órganos consultivos a nivel de distrito en los que participan niños y niñas de entre 6 y 17 años de Madrid. Existe una célula aún más pequeña de esta democracia local infantil: los Puntos de Participación –donde niños y niñas se reúnen a hacer política– . En los distritos y colegios se suele promover la participación en los procesos en estos puntos, pero, en muchas ocasiones queda un tanto sepultado dentro de la vorágine de principio de curso, por lo que es una experiencia bastante desconocida aún.
Son los propios niños los que eligen a sus representantes (vocales) para participar en la COPIA. Posteriormente, una representación de cada COPIA acude a la Comisión de Participación de Infancia y Adolescencia de la ciudad de Madrid (COPIAM). Un recorrido que dibuja un equilibrio entre la democracia directa y la representación local que ya quisieran para sí los órganos de la política institucional de los mayores. Además, también se vienen celebrando Plenos de Infancia ( 6 a 12 años) y Adolescencia (hasta los 16) en los 21 distritos de Madrid.
“Me pareció chulo, venían mis amigos y me parecía misterioso saber cómo se siente un político. Lo conocí porque nos dieron una carta a principio de curso dónde ponía: podéis sentiros como políticos”, explica Roque, que estudia 5º de Primaria en el pequeño CEIP San Cristóbal de Chamberí.
Roque detalla con sus palabras cómo es la cultura democrática que aprenden durante las reuniones, que se desarrollan durante el recreo de comedor cada dos martes. “La monitora de COPIA normalmente no interviene mucho y los temas, a veces, los elegimos nosotros”, explica refiriéndose a los dinamizadores (Técnicos de participación) del Servicio de Participación Para la Convivencia Democrática de la Infancia y la Adolescencia.
“En el colegio también debatimos algunas veces, por ejemplo, si hablamos sobre quién es mejor jugando al fútbol. En COPIA debatimos otro tipo de problemas…”, explica. El aprendizaje, trufado de juegos y dinámicas apropiadas a sus edades, los conduce por los conocimientos nada obvios del buen debate. “Normalmente, durante las sesiones una persona empieza a hablar y nadie interrumpe hasta que termine, salvo que quiera decir algo importante para la propuesta. A veces discutimos, pero no siempre”, concluye.
Los representantes, como dijimos, los eligen los propios chavales. “Hay dos debates oficiales, el del distrito y el del Ayuntamiento. A ese vamos dos personas y mis compañeros en el distrito de Chamberí nos han elegido a mí y de suplente a Arthur”, cuenta el alumno, al que se le va poniendo el tono de responsabilidad de quien sabe que defiende el interés colectivo.
Hace varios sábados hubo un encuentro preparatorio para el Pleno de la Infancia del Ayuntamiento al que fueron representantes de todos los barrios de Madrid y a Roque le tocó participar en la comisión de Espacios públicos y transportes. Empieza a ilustrarnos acerca de la actividad de la comisión con un ejemplo. “En los pasos de cebra por la noche hay poca seguridad, los conductores normalmente no ven a las personas y vamos a proponer que se pongan luces led en los pasos de cebra”.
Leyendo las actas de Plenos Infantiles anteriores sorprende la madurez de muchas de las propuestas elaboradas por los niños y niñas de Madrid, cuyas apreciaciones, en todo caso, no se diferencian demasiado de las del resto de habitantes de la ciudad. En 2022, por ejemplo, se habló de la insuficiencia de bibliotecas, de las apreturas en algunas líneas de la EMT, del cambio climático -con días sin coche-, las casas de apuestas que ven a la salida del colegio, la escasez de papeleras en los parques infantiles, la necesidad de ludotecas públicas, un bono cultural para niños, los retrasos en las citas de pediatría, la conveniencia de los recursos educativos contra el y la homofobia, o la atención a la infancia en la Cañada Real. “Mis compañeros han propuesto 'más seguridad en las calles'”, cuenta nuestro interlocutor, mostrando que los niños participan de los debates de nuestra sociedad.
Y Roque ha diseñado personalmente una propuesta. “Es como Bicimad pero para niños y se llama Bijumad (ju de junior). En mi academia de inglés hay una parada de Bicimad en la puerta, pero todos los que estamos allí somos niños y no podemos usarla”, explica con aplastante poder de convicción.
Bárbara, la madre de Roque, está presente durante la entrevista e interviene curiosa. Las familias del colegio San Cristóbal, el Sankris, mantuvieron un pulso con la Junta de Distrito durante el curso pasado para intentar que no se eliminara la pista deportiva del nuevo Centro Deportivo Municipal de Cea Bermúdez (se consiguió parcialmente, se perdió la pista que iba en el primer proyecto pero se introdujo una de mini que hoy convive con la sala de máquinas). Quiere saber si los niños y niñas del colegio, presentes en aquellas movilizaciones, han hablado sobre el tema. “¿Vais a preguntar algo sobre ello en el Pleno de distrito?”, pregunta.“No puedo decirlo ahora mismo”, responde enigmático y comprometido con el formalismo democrático Roque, que termina la conversación confiado: “Creo que los políticos sí nos van a escuchar, nos harán caso porque somos como el nuevo mundo”.
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