Gatos, pavos y fauna callejera de Madrid

Viernes 20 de marzo 2020. Me entero por eldiario.es y por los comentarios de mi prima Marisa que los gatos del Retiro están hambrientos y en cualquier momento salen en desbandada. Resulta que con el cierre del parque el dispositivo regulado por el ayuntamiento y la sociedad protectora de las colonias felinas de las calles de Madrid no puede trabajar y por lo tanto no lleva comida ni atención veterinaria a los pobres gatos callejeros que allí habitan. Esos gatos, aunque la gente crea lo contrario, no son capaces de buscarse la vida en la naturaleza y sin la ayuda de estos colectivos no están en condiciones de sobrevivir sin sufrir un grave deterioro físico. Mucho más en estos tiempos en los que, al igual que para otros muchos animales de la ciudad, pájaros, hasta los pavos del mismo Retiro o de la Fuente del Berro, no van a disponer del soporte de los restos de comida humana o de la generosidad de muchos vecinos imposibilitados de salir a la calle.

Me dirán ustedes que esto es un problema ridículo al lado de los cientos o miles de tragedias que estamos viviendo. Tienen ustedes razón. Pero para mí que este drama también tiene que tener sus vías de salida aunque solo sea para demostrar que formamos parte de la naturaleza, que somos hijos de la naturaleza y hermanos del resto de las especies animales. Sin entender esto la sociedad podrá ser todo lo rica que quiera. Y poderosa. Pero no seremos nada. No tendremos espacio vital para sobrevivir.

Y de eso se trata. De resistir.

Al final, como en las tragedias griega,s el caso no es enfrentar guerras, pestes o hambres. El caso es formar parte de una comunidad universal de seres animados por el deseo y por el ansia de la libertad, como intuyó Nietzsche.

Espero que con estos simples comentarios no haya quedado como un misántropo antiguo y lisboeta.

Cuiden a sus gatos domésticos. Ellos estos días estarán asombrados de su constante presencia en casa y hasta alucinados por tantas atenciones familiares. No los achuchen por encima de sus necesidades. Y no les dejen salir de excursión por los tejados. Son malos días para los gatos callejeros.

A cuidarse.

Mañana hablaremos del gobierno.

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