El Ayuntamiento quiere abrir un Centro de Inteligencia Artificial en el local cedido a la Casa de Cultura de Chamberí
El Ayuntamiento de Madrid estudia abrir un espacio dedicado a las nuevas tecnologías en el local municipal de la C/ Bravo Murillo 39. Será un “Centro de Innovación e Inteligencia Artificial”, según consta en las alegaciones presentadas en los tribunales para evitar renovar la cesión de la Casa de Cultura de Chamberí, el proyecto vecinal que actualmente ocupa este inmueble.
El equipo de Martínez-Almeida planea instalar en este local de 318,5 metros cuadrados “actividades de divulgación y formativas en el manejo de las nuevas tecnologías y en especial, en el ámbito de la Inteligencia Artificial y su impacto sobre la sociedad”, explica en su escrito de alegaciones al que ha tenido acceso el periódico Somos Chamberí. Las actividades estarían destinadas fundamentalmente a “población joven”, para lo que se “fomentará la colaboración con los colegios públicos, concertados y privados”.
El proyecto contempla eventos relacionados con la Inteligencia Artificial, sesiones de puertas abiertas, formación para alumnos, entre ellas programación Python, uso de herramientas de análisis, visualización de datos o uso de mapas y datos, según la descripción del proyecto a la que ha tenido acceso este periódico.
El espacio sobre inteligencia artificial chamberilero, que dependerá del área de Innovación y Emprendimiento, se plantea poco después de que el Ayuntamiento de Madrid haya desmantelado la sede de Medialab Prado, el lugar que solía albergar este tipo de actividades relacionadas con las nuevas tecnologías.
“No nos creemos que tengan ningún plan”
El consistorio se ha visto obligado a dar un destino a este espacio de Chamberí, situado en el interior de la Mancomunidad de San Cristóbal, para justificar el desalojo de los 24 colectivos vecinales que operan en la Casa de Cultura desde hace cuatro años, después de obtener el uso de este espacio por concurso público. El pasado mes de febrero ordenó revocar la cesión sin valorar la larga lista de actividades celebradas en su interior. Entonces tampoco anunció un uso alternativo para el lugar.
“No nos creemos que tengan ningún plan avanzado al respecto, más bien pensamos que va a pasar como con tantos otros espacios, que lo mantendrán vacío hasta que rellenen ese titular con alguna improvisación”, denuncia desde la Casa de Cultura en un comunicado publicado este miércoles.
El futuro de la Casa de Cultura de Chamberí se dirime actualmente en los tribunales después de que el 24 de marzo, fecha en la que finalizaba la cesión, sus responsables anunciaran que pedirían la renovación a la que tenían derecho en los juzgados. Los colectivos presentes en la casa consideran que la prórroga ha sido “indebidamente denegada” y por ello ha iniciado una demanda en los juzgados de lo contencioso-administrativo contra la Junta de Chamberí. De momento, las medidas cautelares (que incluían permanecer en el local) han sido denegadas, pero las asociaciones tienen un plazo de 15 días para presentar alegaciones contra esta decisión.
La Casa de Cultura defiende su “labor social” durante el periodo de cesión y su atención en los últimos meses a personas en riesgo de exclusión social. Sus portavoces creen que es “inentendible” que en este contexto de “emergencia sanitaria” el gobierno de Almeida no valore sus aportaciones y apuesten por el desalojo. También pedían al concejal de Chamberí, Javier Ramírez (PP) que “escuche al barrio y el mensaje enviado por la masiva manifestación” que reunió a cientos de personas pidiendo la continuidad de este espacio vecinal.
Entre los proyectos que corren peligro de quedarse huérfanos de espacio, el que más preocupa es la Despensa Solidaria de Chamberí, a la que los servicios sociales del Ayuntamiento han derivado muchos casos de familias a las que no pudieron atender. Cada dos semanas reparte alimentos y productos de higiene a decenas de familias del distrito. Sus miembros usaban la Casa de Cultura como almacén y centro de distribución. Ahora su futuro pende de un hilo: el Ayuntamiento no les ha facilitado otro espacio en el que desarrollar su labor, pese a las cerca de 20.000 personas que firmaron en su defensa.
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