Después de dos años de obras y de 17 desde que Esperanza Aguirre decidió construir un campo de golf ilegal en lugar de un parque, los chamberileros recuperaron este domingo 21 de mayo su parque prometido a principios del siglo XX. Por el camino han tenido que pasar varias sentencias judiciales y las protestas de un movimiento ciudadano que reclamó lo que los políticos les habían asegurado que harían.
Los vecinos participaron activamente en el diseño del parque, del que dieron sus líneas maestras y propusieron actuaciones concretas. Muchas de ellas se pueden ya disfrutar en este enorme espacio de 55.000 metros cuadrados que se ha convertido en la zona verde más grande de Chamberí.
La recorremos foto a foto descubriendo todos sus nuevos elementos. Lo primero es el plano del recinto, cortesía de Parque Sí en Chamberí, una de las asociaciones que más pelearon por conseguir esta zona verde. Los números corresponden a hitos que se explican al final de este texto.
Lo que quizás más llame la atención por distinto y por novedad en el centro de Madrid son los juegos de agua. Tres piscinas de muy poca profundidad, separadas por pasarelas de madera, prometen ser uno de los espacios preferidos por los niños.
Tres grandes surtidores circulares y otro vaso de agua triangular, estas de mayor profundidad (unos 50 centímetros) completan el conjunto acuático.
Está pendiente de que entren en funcionamiento unos chorros de agua sobre losas de granito al lado de todo este conjunto, similares a los existentes en las playas de Madrid Río. De momento el día de la inauguración estaban secos.
Otro de los espacios más demandados en las primeras horas de rodaje del parque fueron las zonas infantiles. Columpios, grandes estructuras para trepar o castillos con toboganes componen la oferta para los niños.
Todas las zonas son inclusivas y permiten el juego desde los 3 hasta los 12 años.
Además de los columpios clásicos, hay un divertido pentágono con cadenas metálicas para que cinco niños se balanceen hacia su centro.
Luego están las nuevas zonas deportivas, al lado de las ya existentes. La más grande es un campo de hockey hierba, destinado a los numerosos clubes existentes en Chamberí para esta disciplina. A su ancho se han dispuesto dos campos de fútbol-7.
Hay canchas de baloncesto (una de tamaño reglamentario, otra de minibasket) de momento abiertas para uso libre.
La apertura del parque no llegó a tiempo para los campos de voley. Uno de ellos será con arena, para el voley-playa.
Una pista de patinaje completa la oferta deportiva, rodeada de un pequeño circuito de atletismo con varias calles.
Seguimos con la parte más activa del parque. Al norte se encuentra una zona con aparatos de gimnasia, desde el primer día muy usados por los visitantes.
Bancos de abdominales, bicicletas estáticas o bancos de pesas forman parte de esta parte deportiva.
Al lado está la zona de street workout o calistenia, compuesto de numerosas barras paralelas.
Y por último, un rocódromo dividido en tres estructuras de escalada permite el uso para aficionados (no son demasiado altas).
Rodeando todo el parque se ha recuperado el antiguo circuito de running (rojo), de 1,1 kilómetros de extensión y cuyo tartán se ha renovado. De color azul, en su parte interior, se ha hecho uno nuevo, cuya traza corresponde al recinto que marcaban las antiguas torres que sujetaban las redes del campo de golf. Sirve para que los andarines no tengan necesidad de compartir espacio con los corredores.
También es posible ir al nuevo gran parque de Chamberí para descansar, sin necesidad de hacer ningún tipo de ejercicio. El diseño del parque preveía un buen número de zonas estanciales y de paseo, en las que relajar la mente. Están conectadas por un nuevo camino norte-sur que atraviesa todo el parque bajo unas futuras pérgolas.
Numerosas moreras jalonan este paseo:
A la mayoría de zonas todavía les faltan las sombras de los árboles, que tienen que crecer. Pero no ocurre así en el bosque de hexágonos, un espacio con bancos y una especie de sombrillas que se ha convertido en uno de los lugares más visitados cuando pica el sol.
También debería tener sombra artificial la gran pradera de 5.000 metros cuadrados dispuesta como escenario. De momento el césped está allí todavía creciendo y no se puede pisar. La parte más fresca es ahora la situada bajo las pérgolas dispuestas en sus laterales. El centro puede servir también como escenario.
Un gran jardín vertical está situado en la parte sur de esta pradera, acompañando el paseo de los viandantes.
La presencia de fuentes es habitual en las instalaciones. No en vano todo el parque está situado encima de los depósitos del Canal de Isabel II.
Otro de los sitios especiales en las nuevas instalaciones es el jardín japonés, un recorrido sobre grandes losetas que atraviesa un estanque (se supone que en él deberán crecer plantas acuáticas) y una zona de tierra, con plantas y moreras en fruto.
El jardín de los sentidos es otra de las zonas más originales. Jardines en paneles verticales con plantas aromáticas, flores... para ver, oler, tocar y sentir.
Todo el nuevo parque está tachonado de zonas con arbustos y plantas aromáticas o de vivos colores.
En la parte de espacios poco clasificables está el laberinto de ¿arizónicas? en la zona este, que hará las delicias de grandes y pequeños que puedan perderse en él. Tiene dos entradas-salidas.
Por último, recordamos el plano del parque y la explicación (a continuación) de cada elemento, cortesía de la asociación Parque Sí en Chamberí.