La zona especial que el Ayuntamiento de Madrid creó en 2017 para reducir la contaminación acústica en extremo oeste del distrito de Chamberí, junto a Moncloa, no está sirviendo para reducir el ruido. Al menos es lo que sucede en las tres calles en las que los servicios municipales se han puesto a medir los niveles sonoros, obligados por una sentencia judicial: el consistorio ha detectado más molestias en todos los puntos auditados de la Zona de Protección Acústica Especial (ZPAE) de Gaztambide, lo que le obliga a aprobar un endurecimiento de las restricciones.
Los tramos afectados son el final de la calle Fernández de los Ríos hasta su cruce con Hilarión Eslava y el giro de esta calle hacia Fernando el Católico, además de la plaza central del complejo residencial Galaxia y la zona baja de la calle Gaztambide, entre los cruces con Meléndez Valdés y Rodríguez San Pedro. Las mediciones constatan que estas cuatro áreas superan los objetivos fijados por el Ayuntamiento de Madrid en más de cinco decibelios y, por lo tanto, deben elevarse las medidas para controlar el ruido.
“La zona de Galaxia, actualmente clasificada como zona de contaminación acústica baja, ha de ser reclasificada como zona de contaminación acústica moderada”, reza el texto municipal al que ha tenido acceso Somos Chamberí, que el Ayuntamiento aprobó el pasado 10 de febrero en Junta de Gobierno pero del que no se había informado a los medios. La modificación se encuentra publicada desde esta semana en la página web municipal y puede recibir alegaciones hasta el 21 de marzo.
Una sentencia judicial de la que se ha tenido ahora constancia ha forzado este cambio normativo. En el año 2017, recién aprobada la ZPAE de Gaztambide, la comunidad de propietarios del Edificio Galaxia denunció al Ayuntamiento de Madrid por haber calificado su entorno como zona de contaminación acústica baja. Los tribunales acabaron dando la razón a los vecinos en el año 2020, por lo que el consistorio se vio obligado a repetir las mediciones, aunque estas se efectuaron recientemente, cuando acabaron las restricciones a la hostelería por la pandemia.
“Las mediciones realizadas han puesto de manifiesto que en la zona de Galaxia se cumplen los objetivos de calidad acústica durante el periodo diurno y se incumplen durante el periodo nocturno y vespertino”, explica un informe municipal sobre el ruido en la zona. “La situación acústica se ha visto deteriorada” -sigue el texto- porque “gran parte del ocio, que antes tenía lugar en el interior de los locales se ha desplazado al medio ambiente exterior, con el inevitable incremento de los niveles sonoros ambientales”, asegura el informe que también cita el “incremento del número de terrazas” como fuentes del las molestias sonoras.
En el lugar se han multiplicado los veladores, llenos cualquier día de la semana de muchos jóvenes universitarios -la Complutense, la Politénica, el CEU y la Nebrija están muy cerca- que acuden al lugar atraídos por sus precios baratos, tanto en comida como a la hora de beber. La ruta se completa con varios pubs y discotecas que permiten alargar la fiesta hasta altas horas de la madrugada.
Desde hace tres años duermo con tapones para los oídos
“Desde hace tres años duermo todos los fines de semana con tapones para los oídos”, cuenta a este periódico Jaime, un vecino cuya ventana da a uno de estos lugares, en el cruce de las calles Fernández de los Ríos e Hilarión Eslava. Es el punto más caliente de la fiesta nocturna en esta zona de Moncloa-Argüelles (conocida con estos nombres, aunque se encuentre en el distrito de Chamberí). “Aquí se juntan miles de personas todos los fines de semana, se da una tormenta perfecta porque hay varias discotecas y muchas tiendas de comida low cost que abren las 24 horas”, lamenta el vecino en referencia a los comercios de comida rápida italiana, turca o argentina que pueblan el lugar.
Gritos, cánticos y a veces peleas relatan los residentes de esta zona de Madrid en la que denuncian una excesiva apertura de terrazas y cierta permisividad de la Policía Local con incumplimientos de la normativa. Los bares -relatan los vecinos- colocan más mesas de las que figuran en su licencia, ponen música con las ventanas y puertas abiertas o venden alcohol más allá del horario permitido.
Los cambios legales que prepara el Ayuntamiento afectarán a los horarios de funcionamiento de locales y terrazas en los cuatro espacios de la ZPAE de Gaztambide antes citados. Subir de la categoría verde a la naranja implica cerrar media hora antes de lo que indica su licencia a los locales de ocio nocturno. También los veladores se ven afectados por esta normativa en sus horarios de temporada de domingo a jueves, cuando tendrán que levantar sus mesas y sillas a las 23.30 horas en lugar de a medianoche. De octubre a marzo esta hora será de obligado cumplimiento también durante los fines de semana.
Además de las restricciones en los horarios, el Ayuntamiento prevé recortar los cambios de licencia en el tipo de local (siempre que sea para ampliar el rango horario de funcionamiento). Las novedades legislativas también incluyen explícitamente la reducción en el horario de distribución de bebidas alcohólicas en todos los locales de la ZPAE de Gaztambide donde no esté autorizado su consumo. En la Comunidad de Madrid se prohíbe entre las 23.00 y las 7.00, pero en la ZPAE de Chamberí se impide hacerlo entre las 22.00 y las 8.00 horas.
El Ayuntamiento de Madrid no tiene previsto efectuar más mediciones en la ZPAE de Gaztambide, donde su mapa sonoro, efectuado en 2017, caduca este año. La asociación de vecinos de El Organillo se lo ha pedido al área de Medio Ambiente, pero de momento no parece que los sonómetros vayan a volver a esta zona de Chamberí, pese a la constatación de que el ruido ha aumentado allí donde se ha medido.
No es la única zona del distrito pendiente de los niveles sonoros. Los vecinos de la calle Ponzano esperan desde hace meses la aprobación de otra ZPAE en esta calle para limitar la extensión de una hostelería que, unido a la concesión de terrazas durante la pandemia, ha hecho aumentar los niveles de contaminación acústica. El Ayuntamiento midió allí el ruido hace unos meses pero aún no tiene fecha definitiva para decretar las restricciones. Fuentes vecinales indican a Somos Chamberí que, si se cumplen los plazos burocráticos, el texto podría estar listo para aprobado en el pleno antes del verano.